Portada » Historia » La Baja Edad Media: Auge de la Corona de Castilla y Crisis en la Corona de Aragón
Desde el siglo X hasta finales del siglo XV, la supremacía en la Península Ibérica fue de los reinos cristianos. A partir del siglo XIII, la situación política estuvo dominada por dos grandes entidades: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.
Los siglos XIV y XV, denominados Baja Edad Media, fueron una etapa de crisis en toda Europa. Esta crisis fue causada por diversos factores, como las crisis alimentarias producidas por malas cosechas y la crisis demográfica ocasionada por la Peste Negra de 1348. La evolución de los reinos durante este período fue desigual: mientras Castilla consiguió superar las dificultades y fortalecer el poder real, la Corona de Aragón no logró superar muchas de las dificultades del siglo XIV.
El origen del Reino de Castilla se encuentra en Fernando I, quien unió el Condado de Castilla y el Reino de León. Sin embargo, sería Fernando III el Santo quien los uniría definitivamente. Además, permitió la expansión del reino por Extremadura, el Valle Bajo del Guadalquivir y Murcia (Tratado de Alcaraz, 1243). De esta manera, el único territorio musulmán que pervivía era el Reino de Granada, hasta que los Reyes Católicos consiguieron su conquista en 1492.
Durante los siglos XIV y XV, los rasgos más sobresalientes en Castilla son la creación del Estado territorial, el fortalecimiento de la autoridad del monarca y la centralización del aparato político-administrativo.
La difusión de ideas políticas basadas en el Derecho romano, que defendían la supremacía absoluta del poder del rey (un poder de origen divino), supuso un reforzamiento del poder real con el Ordenamiento de Alcalá. Esto permitió un desarrollo institucional que favoreció el poder real y su centralización:
Los regidores serían, junto a los oficiales, quienes administrarían el ayuntamiento. El desarrollo de la Hacienda se convertía en la clave del reforzamiento de los poderes del monarca.
Alfonso X tuvo un inicio de reinado esplendoroso en cuanto a conquistas militares y avance cultural, pero todo se vino abajo por querer llegar al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más esfuerzos que a su propio reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su primogénito y la minoridad de sus hijos, lo que terminó en una rebelión entre tío y sobrinos. Su hijo Sancho IV el Bravo se haría con el poder.
Durante la Baja Edad Media y tras Alfonso X, se pueden distinguir tres etapas diferentes en la evolución político-social de la Corona de Castilla:
El reino de Aragón surgió igualmente de la herencia de Sancho III el Mayor. Su hijo Ramiro I lo convirtió en un reino independiente de Navarra. En el año 1137, el acuerdo matrimonial entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, y la heredera de Aragón, Petronila, supuso la unión entre el reino de Aragón y los condados catalanes y, de esta manera, nacía la Corona de Aragón.
La estructura política de la Corona de Aragón era muy diferente a la castellana. En la Corona de Aragón se impone el pactismo, según el cual el monarca ejerce el poder en virtud de un acuerdo entre el soberano y los súbditos. La Corona de Aragón estaba formada por una unión de territorios con leyes e instituciones propias.