Portada » Historia » La Dictadura de Primo de Rivera y la Transición a la Segunda República Española
Para poner fin a la guerra de Marruecos, el ejército español se coordinó con el francés en el desembarco de Alhucemas y derrotó a las tribus rifeñas, consiguiendo devolver la paz al Protectorado. La victoria hizo que aumentase el prestigio de los militares del Protectorado y que Primo de Rivera decidiese devolver el poder a los civiles.
El directorio civil (1925-1930) pretendió institucionalizar el régimen, inspirándose en el fascismo italiano pero sin buscar establecer un totalitarismo, y convocó una Asamblea Nacional Consultiva para redactar una ley fundamental que finalmente no entró en vigor. Para favorecer a la industria, se creó un sistema económico en el que el Estado intervenía para proporcionar ayudas a empresas del sector y crear monopolios estatales (Telefónica). Con la aplicación de medidas proteccionistas y la inversión en obras públicas se favoreció a la industria nacional hasta la Gran Depresión (1929).
Para eliminar los conflictos laborales y sociales, el Estado creó la Organización Corporativa Nacional, que contó con la representación de obreros y empresarios para negociar las condiciones laborales dentro de las sociedades corporativas. El régimen sufrió una fuerte oposición de los republicanos, que se unieron en una Alianza Republicana, los nacionalistas catalanes y los intelectuales, que iniciaron campañas de rechazo a la dictadura. Tampoco contaron con apoyo sindical, ya que la UGT dejó de apoyar al régimen en 1929 y los anarquistas más radicales de la CNT se opusieron con violencia.
Primo de Rivera dimitió en 1930 tras haber perdido el apoyo del rey y los militares y haber sufrido pronunciamientos en su contra como la Sanjurjada, dando lugar a la dictablanda. Berenguer fue nombrado Jefe del Gobierno y trató de volver al régimen monárquico de 1876, pero la falta de apoyos y el crecimiento de la oposición republicana no lo permitió.
Los partidos republicanos firmaron el Pacto de San Sebastián (1930) para presentar una candidatura conjunta a las elecciones y crearon un Comité Revolucionario, presidido por Alcalá Zamora. Las sublevaciones militares republicanas fracasaron, haciendo que los miembros del comité fueran detenidos. Esto generó huelgas y protestas por todo el país, por lo que Berenguer fue sustituido por Aznar. Su convocatoria de elecciones municipales mostró un apoyo generalizado a la república en las zonas urbanas, por lo que muchos ayuntamientos incluso proclamaron la República. El 13 de abril de 1931, Alfonso XIII presentó una carta comunicando su abdicación, y al día siguiente se proclamó la 2ª República.
El Gobierno Provisional, presidido por Alcalá Zamora, incluyó a las clases medias y trató de lidiar con las exigencias del sector obrero y la oposición religiosa antirrepublicana. Las elecciones a Cortes Constituyentes tuvieron una alta participación y otorgaron el triunfo a las fuerzas republicanas y socialistas, frente a una derecha muy desunida. Las Cortes crearon la Constitución de 1931, una ley fundamental de corte democrático con avances de carácter republicano y socialista.
Se estableció la soberanía popular, que pretendía incluir a todas las clases sociales en las elecciones mediante el sufragio universal. También se concedieron más derechos individuales y colectivos y se aprobó el sufragio femenino por primera vez. Se estableció la separación de poderes y el Presidente de la República pasó a ser elegido a través de las Cortes cada 6 años. Para la organización territorial se aplicó una fórmula entre el Estado federal y unitario, donde se reconocía las regiones autónomas pero manteniendo la unidad política nacional, el Estado Integral. Por último, se estableció en el Estado el laicismo con libertad de culto.
El feminismo fue un movimiento modernizador que surgió a principios del S.XX por la sociedad de masas. Durante la restauración se desarrollaron algunas asociaciones y publicaciones de ideología católica y burguesa que mostraron el movimiento como humanitario y caritativo. La Asociación Nacional de Mujeres Españolas luchó para defender los derechos de la mujer y la igualdad, pero tuvo una influencia que se redujo al aumento de asociaciones partidarias a la causa.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera se dieron concesiones paternalistas a los derechos laborales y políticos de las mujeres y se les permitió participar en elecciones municipales a las mayores de 23 años. Durante la República se ideó un anteproyecto para garantizar igualdad jurídica y de derechos entre hombre y mujeres, aunque los radicales de izquierdas se opusieron porque consideraban que la mujer no tenía la capacidad de reflexión y su voto podría estar influenciado por la Iglesia y traería problemas domésticos. Tras permitir la posibilidad de que las mujeres pudiesen ser elegidas como diputadas, salieron Clara Campoamor y Victoria Kent. Mientras que Kent se oponía al sufragio femenino, ya que decía que la mujer no estaba preparada para valorar a la República, Campoamor defendió el sufragio femenino porque creía en la responsabilidad social de la mujer y en su derecho al voto como ser humano. Tras ser aprobado el derecho a voto de ciudadanos mayores de 23 años por 161 a 121, se intentó hacer una enmienda para permitir a las mujeres votar solo en elecciones municipales, pero fracasó. En sus primeras elecciones, las de 1933, ganó la derecha frente a una izquierda muy dividida que intentó echar la culpa a las mujeres de su derrota.
La historiografía de la Guerra Civil es tan amplia que hoy en día es uno de los acontecimientos históricos más estudiados. Durante el franquismo estuvo asociado a la ideología del régimen para justificar la guerra como una medida para poner fin a la revolución comunista. En los 60 surgieron obras de autores hispanistas y europeos que relataron los hechos de forma externa. El fin de la censura en la transición permitió la afloración de nuevos estudios históricos y documentación oficial, que en los años 80 evolucionaron a análisis regionales y testimonios más precisos. En los 90, se trataron aspectos más políticos en las biografías de los principales líderes (Franco, Azaña). En el S.XXI se crearon obras divulgativas que utilizaban nuevas técnicas para retratar las consecuencias de la guerra en el mundo actual, permitiendo su ‘instrumentalización política’.
La radicalización política llevó a la violencia en las calles entre los bandos de distinta ideología y a las conspiraciones contra el Estado de los militares africanistas. Tras el golpe de Sanjurjo y otros movimientos golpistas, el general Mola llevó a cabo el Golpe de Estado que culminaría con la Guerra Civil. La muerte de Calvo Sotelo y del General Castillo dieron comienzo al levantamiento militar ejecutado por Yagüe en Melilla y por Franco en Canarias en 17 de julio de 1936. Su objetivo fue coordinar sublevaciones rápidas en distintos puntos del país para derribar al débil gobierno republicano y nombrar un directorio militar que restableciera el orden en el país, pero no fue exitosa en Madrid, en la costa cantábrica y en la zona levantina, a pesar de la pasividad de Casares Quiroga por la aparente resistencia popular.
Inicialmente, el bando sublevado estaba situado en las islas baleares y canarias y en dos amplias zonas del norte y sur de la península en las que se desarrollaban actividades agrícolas y mineras. El bando nacional, fiel a la república, ocupaba Cataluña, País Vasco, la zona de levante, Andalucía oriental y la capital Madrid, donde se desarrollaban actividades más de carácter industrial. La disolución del ejército debido a su carácter insurreccionista hizo que se creasen ejércitos milicianos para defender la República. Mientras que los obreros, los campesinos y las clases medias apoyaron a la república, los sublevados contaron con el apoyo de los propietarios de tierras y de las clases altas, aunque hubo lealtad según la zona geográfica en la que se encontraba cada uno. En ambas zonas se llevó a cabo una represión radical para controlar a sus enemigos, aunque fue sistemática en la zona nacional y espontánea en la zona republicana. El fracaso parcial de la revolución fue el causante de una Guerra Civil en la que el bando republicano desorganizado fracasó ante la eficiencia del bando nacional organizado.
Hasta mitad del 37, los militares y civiles nacionales se unieron en una Guerra de columnas para unificar la zona norte y la sur, mientras que Franco y Mola intentaron dirigirse con sus tropas hacia Madrid, pero fueron detenidos por la resistencia madrileña. Tras intentar rodear Madrid infructuosamente, los militares decidieron aplicar una guerra de desgaste contra el Ejército Popular creado como refuerzo para el bando republicano.
Los nacionales llevaron a cabo una campaña militar con la colaboración de fuerzas extranjeras fascistas para dominar la zona cantábrica, aislada del resto de territorio republicano, y bombardearon Guernica para controlar el País Vasco. La muerte de Mola en un accidente hizo que Franco se hiciese con el mando de los sublevados, que terminó de conquistar la zona norte para centrar sus fuerzas en el sur. A pesar de algunas victorias militares de los republicanos como la de Teruel, la contraofensiva del Ebro de los nacionales terminó por conquistar la zona de Aragón y frenar el avance republicano. La conquista de una Cataluña aislada del resto de las zonas republicanas supuso prácticamente el fin de la guerra en 1939. El presidente del gobierno Negrín trató de aguantar el conflicto para que estallara la 2ªGuerra Mundial y pudiesen ser ayudados por las fuerzas antifascistas, pero el coronel Casado dio un Golpe de Estado para intentar negociar la paz con Franco, que se negó y exigió una rendición incondicional. A finales de Marzo del 39, las tropas nacionales entraron en Madrid y el 1 de abril se publicó el último parte de guerra.
El conflicto provocó la muerte de aproximadamente medio millón de personas y otro medio millón de exiliados, además de la destrucción generalizada de infraestructura agrícola e industrial, generando un retroceso económico, científico y cultural. La pobreza causada por la falta de productos y servicios básicos obligó a establecer el racionamiento para el reparto de provisiones. Franco impuso una dictadura militar que duró casi 40 años en la que aplicó una dura represión para mantener el orden y centró parte de la actividad económica en el financiamiento de la guerra. Finalmente, el conflicto generó una división social que derivó en un enfrentamiento entre vencedores y vencidos durante generaciones.
La sublevación provocó una ausencia inicial de poder civil organizado, aunque en cada zona el desarrollo político y económico fue muy distinto. En la zona republicana, Casares Quiroga se opuso a armar a la sociedad obrera por miedo a la revolución social y dimitió, por lo que José Giral fue nombrado en su lugar. Las Juntas y Comités Revolucionarios que rechazaron al Estado se unió a la revolución social que puso la colectivización de la propiedad por encima de la gestión de la guerra, dando lugar a episodios de violencia contra la Iglesia, los propietarios y las fuerzas de derechas. El Gobierno de Coalición de Largo Caballero fue una unión entre socialistas, republicanos y comunistas que intentaron recomponer el Estado mediante la supresión de las Juntas y Comités y la creación de un Ejército Popular Miliciano. Dentro del gobierno hubo una división entre los anarquistas, que buscaban ganar la guerra e impulsar la revolución social al mismo tiempo, y el resto de grupos de la coalición, que intentaron priorizar primero el conflicto bélico. Esto generó un enfrentamiento en Barcelona (1937), que acabó con la influencia de los anarquistas y la sustitución de Largo Caballero por Negrín. Este priorizó la organización militar y el fortalecimiento de la estructura económica para poder abastecer las necesidades de la guerra y asegurar el poder centralizado. Negrín intentó resistir los ataques nacionales en la guerra para que comenzase la 2ª Guerra Mundial y pudiesen recibir apoyo antifascista, pero la Conferencia de Munich lo impidió. Se intentó negociar una rendición sin represalias, pero Franco lo rechazó. Tras la caída de Barcelona el presidente Azaña dimitió y Casado ejecutó un golpe de Estado para negociar la Paz con Franco.
En la zona sublevada, el poder militar centralizado se encargó de organizar el Estado sin un proyecto político definido. La Junta Nacional de Defensa se creó como órgano provisional para coordinar las acciones dentro del territorio, pero tras la muerte de Mola y el nombramiento de Franco como Jefe del Gobierno y del Ejército, pasó a ser un gabinete de gobierno llamado Junta Técnica del Estado. Con el Decreto de Unificación (1937) se estableció un partido único para asegurar el control, la FET de las JONS, que además contó con la legitimación de la Iglesia, dando lugar al nacionalcatolicismo. El primer gobierno de Franco, de influencia fascistoide, intentó institucionalizar el régimen mediante la imposición de un estado autoritario y centralizado. Este aplicó una contrarrevolución social en la que suprimió la legislación republicana anterior, se anularon los estatutos de autonomía y se prohibieron las huelgas en un intento de recortar libertades para mantener el orden. Por último se aplicó la Ley de Responsabilidades para reprimir sistemáticamente a dirigentes obreros y favorables a la izquierda.
A nivel internacional se estableció un Comité de No Intervención para evitar la internacionalización del conflicto, pero ambos bandos fueron abastecidos por las potencias Europeas, que utilizaron la Guerra Civil como una preparación de la 2ª Guerra Mundial. La república compró armamento de la URSS con el oro del Banco de España y obtuvo la ayuda de las Brigadas Internacionales, 60.000 voluntarios que buscaban acabar con el fascismo, para defender Madrid hasta 1938. El Gobierno mejicano prestó algo de ayuda diplomática, pero no fue muy efectiva. Los sublevados recibieron la ayuda de Alemania, que facilitó la llegada del ejército africano a la península y proporcionó a su unidad de aviación, la Legión Cóndor, y de Italia, que proporcionó material militar y reforzó el ejército nacional con más divisiones, técnicos y asesores militares. Estados Unidos y Portugal también mandaron productos básicos para el abastecimiento de la zona sublevada.
El régimen dictatorial establecido por Franco tras la Guerra Civil fue evolucionando en función del contexto internacional para asegurarse el poder político. Su pertenencia al cuerpo militar desde muy joven le hizo rechazar a la democracia, al liberalismo y al comunismo debido a su poca formación intelectual. Influenciado por el nacionalcatolicismo, Franco creía que contaba con la aprobación de Dios y se convirtió en Caudillo tras la guerra porque pensaba que había sido llamado por la Providencia. Todo ello hizo que no contase con un proyecto político definido y que fuese adaptando la dictadura a las circunstancias históricas. En su dictadura personalista, Franco ostentaba el título de Caudillo o Generalísimo como Jefe del Estado, del Gobierno y de las Fuerzas Armadas. Su partido FET de las JONS fue un partido único con orientación nacional-sindicalista que tras la 2ª Guerra Mundial pasó a llamarse Movimiento Nacional. También hubo enfrentamientos entre coaliciones de gobierno, familias, por la falta de ideas políticas, aunque no tuvieron mucho poder debido al control de Franco. Los monárquicos apoyaban al régimen pero se alejaron de él tras no conseguir restaurar la monarquía constitucional mientras que los Franquistas Puros siempre mostraron su apoyo incondicional a la sólida dictadura. Los tecnócratas del Opus Dei buscaron un desarrollo económico que modernizara el Estado para generar bienestar.
La ideología franquista, que se apoyaba fundamentalmente en el nacionalismo español, defendió el nacionalcatolicismo, la unión Iglesia-Estado que sustentaba al régimen imponiendo sus ideas, aunque el Concilio del Vaticano II hizo que la Iglesia pasase de servir a la sociedad española. El nacionalcatolicismo se alzó contra el comunismo y el capitalismo para imponer una ideología económica fascista corporativa, aunque en España el sistema acabó siendo capitalista en la práctica. Desde 1942, Franco adoptó una democracia orgánica en la que existían órganos políticos pero no representaban al pueblo y mantuvo el modelo ideológico con la Ley de Responsabilidades, que aplicó represión y censura sobre los medios de comunicación.
La dictadura evolucionó políticamente en función del contexto internacional, a través de la creación progresiva de leyes fundamentales que en su conjunto pasaron a regir el Estado y a modernizar la economía y la sociedad. La etapa nacional sindicalista bajo Serrano Suñer fue militar y falangista, destacando el Fuero del Trabajo (1938) para establecer un sistema sindicalista vertical corporativo. La Ley Constitutiva de Cortes (1942) creó una cámara consultiva dominada por el Movimiento Nacional, manteniendo una apariencia de democracia parlamentaria. Tras la caída del fascismo (1942), surgió una etapa nacionalcatolicista con influencia política de la Iglesia a través de la ACNP, con la aprobación de la democracia orgánica y el Fuero de los Españoles, junto con la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado. Franco enfrentó conspiraciones internacionales judeo-masónicas y marxistas. Inicialmente neutral en la Segunda Guerra Mundial, apoyó a Alemania con la División Azul, pero tras su derrota en 1942, España recuperó la neutralidad. El aislamiento internacional debido a la dictadura impidió su ingreso a la ONU y el Plan Marshall. En los años 50, España ganó importancia estratégica en la Guerra Fría, permitiendo acuerdos con EE. UU. para bases militares a cambio de ayuda económica. El Concordato con la Santa Sede legitimó al régimen internacionalmente. Admitida en la ONU en 1955, España se unió a organismos como el Banco Mundial, pero no pudo ingresar a la OTAN debido a su dictadura. La descolonización mal gestionada generó conflictos en el Sahara y Guinea. La ejecución de miembros de ETA y FRAP causó controversia internacional en la crisis de los 70, mientras que la Marcha Verde marroquí llevó a España a abandonar el Sahara.