Portada » Filosofía » Análisis de la Realidad en la Filosofía de Descartes
Para hablar del problema de la realidad en Descartes es necesario explicar primero que fue (establecido por Hegel) el primer autor modernista, que en su continua búsqueda de la verdad no se estancó en sus dos primeras navegaciones (los estudios monacales y lo que aprendió recorriendo el mundo) sino que fue más allá y se quedó con la tercera, con el viaje por su conciencia, con la filosofía. Con su famoso método basado en el racionalismo (“cogito ergo sum”) trata de crear una explicación clara y distinta de la realidad, pero debido al absolutismo dominante y a su objetivo de defender la libertad del hombre frente a la concepción mecanicista del mundo que triunfaba en la Francia del siglo XVII, se ve obligado a rebajar su ontología a argumentos inciertos, imprecisos y mediocres.
Descartes establece que a partir del cogito se deduce la sustancia (res) y las tres realidades o sustancias son:
De este modo, el pensamiento (alma) existe independientemente del cuerpo, es libre y anterior a la extensión, “existo porque pienso y no puedo dudar de que pienso”. Este argumento es el que utiliza Descartes para liberar al hombre del determinismo de la época, que establecía que todo estaba predestinado y obliga a las personas a someterse a reyes despóticos.
Asimismo, esta afirmación trae el problema de la comunicación de las sustancias. Extensión y pensamiento existen por separado, sin embargo, se encuentran unidas accidentalmente por un “yo”, un “yo” que es el que sufre, habla, crece y muere. Para explicar esta unidad Descartes recurre a la glándula pineal, la cual está situada en el cerebro, y es gracias a ella que se origina una doble circulación hacia el alma y hacia el cuerpo que los acaba por unir. Con esta débil teoría nuestro autor vuelve a conseguir defender la autonomía del alma (libre) frente a la corrupción del cuerpo (determinado).
Autores racionalistas posteriores intentaron dar una mejor respuesta al problema de la comunicación de las sustancias.
Como ya hemos dicho, además de la res cogitans, en el mundo también se encuentra la res extensa. Descartes estableció en su obra “Tratado del mundo”, que este es como una máquina y todo lo que se encuentra en él está formado por materia (extensión) y movimiento. Esta sustancia es la que se encuentra sometida al determinismo, al movimiento cuya primera causa incausada es Dios y es de la misma inmutabilidad divina de quien se derivan las tres leyes de la naturaleza (a priori):
Partiendo de esto afirma además que la existencia de alma vegetativa y sensitiva es prescindible, solo existe alma racional ya que los animales, plantas y cosas funcionan como máquinas perfectas, creadas por Dios. A este es al que también atribuye Descartes la veracidad de sus teorías, la salida del solipsismo ya que Dios existe y como este es perfecto no me puede engañar, por tanto, el mundo existe y no es solo un producto del cogito.
Siguiendo con el tema de la res infinita, Descartes nos dice que para conocer esta idea de perfección necesitamos de un ser superior a nosotros que la coloque en nuestra mente, ya que nosotros somos seres finitos e imperfectos, de esta manera y siguiendo el argumento nosológico de San Agustín, este autor da su primera explicación a la existencia de Dios. Otro de sus razonamientos se corresponde con el argumento ontológico de San Anselmo, que afirma que todos tenemos la idea de ser perfecto en nuestra mente y por tanto para que algo sea perfecto no le puede faltar la cualidad de la existencia. El último de todos sus argumentos es la 3º vía tomista, la realidad contingente de nuestra existencia requiere de un fundamento necesario, Dios.
Con esto y por todo, para terminar con la realidad de Descartes es necesario establecer que en una época dominada por la Inquisición y el determinismo Descartes se ve obligado a recurrir a Dios y constituirle gran creador de la máquina perfecta que es el mundo, para evitar el rechazo de su teoría y garantizar la libertad del hombre frente a tiranos y demagogos.