Portada » Filosofía » Glosario de Términos Filosóficos de Kant y Marx
En filosofía, se refiere al conocimiento adquirido tras la experiencia empírica. Este tipo de conocimiento formula juicios sintéticos a posteriori, donde el predicado añade información al sujeto, permitiéndonos conocer y describir el mundo que nos rodea. Si bien no se considera científico, es fundamental para la vida cotidiana.
En filosofía, se refiere al conocimiento que se adquiere antes de toda experiencia empírica. Kant lo utiliza para referirse a los juicios previos a la experiencia, como los de las ciencias formales (matemáticas y lógica). La filosofía kantiana propone la existencia de juicios sintéticos a priori. También se consideran a priori las formas puras de la sensibilidad (espacio y tiempo) y las categorías, que posibilitan la experiencia y el conocimiento. En ética, Kant busca un imperativo categórico a priori, previo a toda acción empírica.
Un rasgo distintivo de la ética kantiana, influenciado por la Ilustración. Consiste en la capacidad del sujeto para determinar sus propias leyes morales mediante la razón. En «Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?», Kant lo representa como la salida del ser humano de su «autoculpable minoría de edad».
Herramienta principal del entendimiento para pensar el fenómeno. Las categorías kantianas son conceptos a priori: puros, vacíos de contenido y necesarios para comprender el mundo. Sin embargo, deben aplicarse siempre a la experiencia sensible captada por la sensibilidad.
Facultad del conocimiento que, siendo activa, permite unificar las impresiones recibidas, formando conceptos y formulando juicios. En otras palabras, permite pensar el fenómeno aplicando categorías o conceptos a priori. Kant aborda su estudio en la segunda parte de la Crítica de la razón pura (analítica transcendental). El entendimiento analiza los fenómenos tratando de aplicarles categorías para comprenderlos.
Objeto del conocimiento sensible. Es el conjunto de impresiones sensibles situadas en las formas a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo). El fenómeno resulta de la interacción entre la sensibilidad y la naturaleza, sirviendo como punto de partida para que el entendimiento pueda comprender. Todo conocimiento humano alcanzable se limita al fenómeno, no pudiendo establecer otro tipo de realidades como la razón intenta en la metafísica tradicional o dogmática.
Mandato o regla fundamental de la ética kantiana donde la razón expresa el deber de la acción. El imperativo categórico es: formal, vacío de contenido; a priori; universalmente válido; y permite la autonomía del sujeto al ser este quien debe dotarlo de contenido. Se opone a los imperativos hipotéticos de las éticas materiales, que Kant llama «éticas de la felicidad» o «éticas del bien».
También llamada «cosa en sí», es aquello que se conoce a través del conocimiento puro. Se corresponde con lo incondicionado y aquello que está fuera del alcance del conocimiento humano.
Tercera facultad del conocimiento según Kant, caracterizada por ser activa. Kant la analiza en la tercera parte de su Crítica de la razón pura (dialéctica transcendental). La razón unifica juicios para crear razonamientos, buscando explicaciones generales del fenómeno. Sin embargo, estos razonamientos deben surgir de la conexión de los juicios del entendimiento. De lo contrario, la razón se alejaría ilegítimamente de la experiencia. Los límites de la razón solo pueden ser dictados por ella misma, por lo que también es función de la razón criticarse a sí misma.
En la Crítica de la razón pura, Kant la define como «la capacidad (receptividad) de recibir representaciones, al ser afectados por los objetos». Es una facultad del conocimiento que se analiza en la primera parte de la Crítica de la razón pura (estética transcendental). Se caracteriza por su receptividad (pasiva), pero posee dos estructuras a priori para «encajar» o «filtrar» el caos de las impresiones sensibles: el espacio y el tiempo, las formas a priori de la sensibilidad. Las sensaciones ubicadas por la sensibilidad en el espacio y el tiempo se denominan fenómenos.
Concepto retomado de Hegel que implica una evolución a través de la superación de contradicciones, siguiendo el patrón de afirmación (tesis), contradicción (antítesis) y superación (síntesis). Marx aplica la dialéctica al desarrollo de la historia a través del materialismo histórico.
Teoría formulada por Marx para explicar científicamente la historia y la sociedad. Supone una inversión de la filosofía hegeliana y no debe confundirse con el «materialismo dialéctico» de Engels, una teoría más amplia.
En el pensamiento de Marx, se refiere a la diferencia entre el valor real de un objeto o mercancía y su valor de cambio en el mercado, que suele ser mucho mayor. La plusvalía beneficia siempre a la burguesía, constituyendo el beneficio capitalista que mantiene el sistema.
Término griego que se refiere a la acción humana. Para Marx, la actividad humana determina la realidad, ya que el hombre transforma la naturaleza a través de su acción práctica. También representa la orientación que debe tomar la filosofía en contraposición al idealismo hegeliano.
Término con connotación negativa que indica algo que se vuelve ajeno al separarse de nosotros. En la sociedad capitalista, el hombre está alienado, deshumanizado o cosificado en varios sentidos (religioso, laboral, político, social…). Según Marx, solo en una sociedad comunista el hombre dejaría de estar alienado.
Conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia de una sociedad, incluyendo sus estructuras jurídico-políticas. Se construye sobre la base de la infraestructura y, junto a ella, configura la totalidad social.
Actividad inherentemente humana a través de la cual el hombre se autorrealiza. Mediante el trabajo, el ser humano transforma la naturaleza, produce bienes para su subsistencia y se relaciona con otros, lo que demuestra su sociabilidad. Es a través del trabajo que el hombre construye su propia historia. Sin embargo, a lo largo de la historia, diversas circunstancias han llevado al hombre a percibir el trabajo como algo ajeno, en lugar de comprenderlo como algo natural a su existencia.
Capacidad de producción o trabajo real de un grupo de hombres. Incluye: materias primas disponibles, medios de producción, fuerza de trabajo y conocimientos de los trabajadores. Las fricciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción generan convulsiones y crisis que conducen a revoluciones sociales, dando paso a nuevos modos de producción y haciendo evolucionar la historia.
Relaciones sociales y económicas que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores de los bienes. Se basan en la propiedad y dan lugar a las clases sociales. Históricamente, las relaciones de producción han sido amo/esclavo, señor feudal/campesino, burgués/proletario. Son relaciones basadas en la explotación y, por lo tanto, no voluntarias para quienes resultan perjudicados. Además, determinan la superestructura de una sociedad: el explotador se asegura de que la ideología y las instituciones jurídico-políticas lo protejan y mantengan su posición de privilegio.
«La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases», escribe Marx en el Manifiesto Comunista. Este concepto se refiere al enfrentamiento entre grupos sociales antagónicos por el control de los medios de producción, que según Marx, es el motor de la historia.
El análisis filosófico de Marx destaca su concepción del hombre en relación con su entorno material y social, así como su teoría de la alienación, que revela las distorsiones inherentes al sistema capitalista.
Marx propone una visión del hombre basada en su materialidad y actividad productiva, en contraste con las corrientes anteriores que tendían a idealizarlo. Para Marx, el hombre se distingue por su capacidad de transformar la naturaleza a través del trabajo, lo que le permite satisfacer sus necesidades y desarrollarse. El trabajo no solo lo relaciona con la naturaleza, sino también con otros seres humanos, evidenciando su carácter social. A lo largo de la historia, las condiciones han variado, pero en la sociedad capitalista, el hombre se ve alienado de su verdadera naturaleza.
La alienación, heredada de Feuerbach, se refiere a la situación en la que el hombre se convierte en algo distinto a lo que debería ser. Marx identifica varios tipos de alienación:
Karl Marx nos introduce en su teoría bajo el paradigma del materialismo, una clara contraposición al idealismo hegeliano. En este enfoque, Marx sitúa a la materia como el elemento clave para entender la totalidad de la realidad, en oposición al «espíritu» o la conciencia propuesta por Hegel. Dentro del materialismo, se distinguen dos ramas: el dialéctico y el histórico.
El materialismo dialéctico busca aplicar el esquema materialista para explicar la totalidad de la naturaleza. En este sentido, Marx argumenta que la materia es eterna, mientras que el mundo espiritual es transitorio. Además, este enfoque permite entender la evolución de la vida y la aparición del ser humano a través de transformaciones dialécticas.
Por otro lado, el materialismo histórico se enfoca en explicar la historia desde una perspectiva materialista, donde las condiciones económicas son el motor principal. Marx sustenta esta rama con varias tesis fundamentales:
En resumen, el materialismo histórico de Marx ofrece una visión crítica y dialéctica de la historia, enfatizando el papel de las condiciones materiales y económicas en la evolución de la sociedad hacia el comunismo, a través de un proceso de lucha de clases y revolución social.