Portada » Historia » El Siglo XVI en España: El Imperio de los Austrias
Carlos V de Alemania y I de España, hijo de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo, heredó a los 17 años extensos territorios de sus padres y abuelos:
Con él se inaugura la casa de los Austrias al frente de los reinos hispánicos. También heredó distintos problemas:
Educado en Flandes, llegó a España sin saber castellano. Pronto juró los fueros de las Cortes de Castilla, Aragón y Cataluña. En la península, existía una oposición a la presencia de autoridades flamencas y a las nuevas imposiciones fiscales, que se manifestaron en dos conflictos:
Se oponía a las pretensiones reales que elevaban los impuestos, incorporaban a la corte a personales no castellanas (flamencos) y habían confinado a la reina legítima (Juana de Castilla) en Tordesillas, habiendo impuesto como regente a Adriano de Utrecht. Se activó aún más cuando se aprobaron los gastos derivados de su coronación imperial en las Cortes de Santiago. Los principales cabecillas fueron Juan Padilla y Juan Bravo. El conflicto se extendió a otras ciudades castellanas, emprendiendo un levantamiento en Villalar.
Iniciada en Valencia, se extendió a Mallorca. Su origen se encontraba en el aumento de la presión fiscal, el abandono de la ciudad por la nobleza ante un brote epidémico y la amenaza de piratas turcos en las costas levantinas. Protagonizada por gremios valencianos y mallorquines, se conoce como las Germanías y adquirió un carácter antinobiliario, radicalizando las protestas dirigidas por Vicent Peris.
Felipe II: En 1556, sucedió a su padre Carlos I. De carácter taciturno y actitud distante, se distanció entre protestantes y católicos. No se ausentó de la corte de Madrid y construyó el Escorial. Heredó un enorme imperio y una situación política conflictiva.
Felipe II hizo frente a:
Los Austrias perfeccionaron los instrumentos políticos ya creados por los reyes católicos, creando nuevos órganos de gobierno y justicia, un ejército permanente, un cuerpo de funcionarios y una hacienda capaz de sostener la burocracia.
Tanto Carlos I como Felipe II llevaron una política personalista. Sin embargo:
Principales gastos: El mantenimiento de todo el aparato burocrático y la amplia política imperial.
Principales ingresos: Tenían un doble carácter:
No varió mucho respecto a periodos anteriores. Presentó algunas novedades: en la agricultura, se continuó con el desarrollo de cereales y vid; en la ganadería, la lana castellana, controlada por la Mesta, se dedicaba en gran parte a la exportación; y en la artesanía, se enviaban productos a América que se cobraban con oro y plata.
En la segunda mitad del siglo XVI, se produjo una debilidad de la economía española, provocando una fuerte subida de precios que coincidió con una gran demanda interna. Esta crisis provocó una mayor dependencia española de la producción exterior. Castilla acabó teniendo un papel de suministrador de materias primas (lana y mineral de hierro). La riqueza proporcionada por los territorios no benefició al estado y al pueblo español porque no fue utilizada para desarrollar la economía del país. Por eso, España entró en una crisis económica. A finales de siglo, hubo una recuperación en Cataluña, Andalucía y el País Vasco.
Respondía a las pautas del Antiguo Régimen: una población diferenciada legalmente por su pertenencia a estamentos:
La población creció durante los reinados de Carlos I y Felipe II, a pesar de la expulsión de los judíos, la marcha de los moriscos, las guerras y las epidemias. A finales del siglo XVI, la natalidad y la mortalidad eran muy elevadas.
El siglo XVI se denomina el Siglo de Oro. Durante esta época, llegaron a su culminación importantes tratados y obras literarias. Destaca Miguel de Cervantes con El Quijote. También destacaron en la ciencia Miguel Servet y en el derecho Francisco de Vitoria.
Llegó a España el Renacimiento, procedente de Italia.
Tribunal eclesiástico encargado de mantener la ortodoxia católica ante cualquier herejía. Se produjeron notables disputas religiosas entre católicos y protestantes. Su origen se encuentra en la doctrina de Erasmo de Rotterdam, que reaccionaba contra la Iglesia a la que acusaba de impedirle pensar libremente en materia espiritual. Ante esta nueva situación, la Inquisición condenó el erasmismo y persiguió a quienes trataban de difundir estas ideas. Sus componentes eran nombrados por el rey, que amplió sus funciones. Publicó un listado de libros prohibidos, estableciendo una fuerte censura. La detención de acusados solía finalizar con el espectáculo de autos de fe. Fue poderosa con los Austrias. Será abolida definitivamente en 1820 por el régimen liberal.