Portada » Medicina y Salud » Inmunodeficiencias Primarias y Secundarias: Causas, Tipos y Tratamientos
Las inmunodeficiencias son trastornos del sistema inmunitario que lo hacen incapaz de defender eficazmente al cuerpo contra infecciones y enfermedades. Se clasifican en dos categorías principales: primarias y secundarias.
Las inmunodeficiencias primarias son causadas por defectos genéticos que afectan el desarrollo y la función de las células del sistema inmunitario. Son enfermedades raras, a menudo hereditarias, que se manifiestan desde el nacimiento o la infancia.
Las células madre hematopoyéticas, precursoras de todas las células sanguíneas, incluyendo las del sistema inmunitario, pueden verse afectadas por mutaciones genéticas. Dependiendo del tipo de célula madre afectada, se verán afectadas diferentes líneas celulares. Por ejemplo, si la mutación afecta a la célula madre linfoide, se verán afectados los linfocitos T y B, lo que puede resultar en una Inmunodeficiencia Combinada Grave (SCID). La SCID es causada por anomalías en las enzimas RAG-1 y RAG-2, esenciales para la reordenación del ADN en las regiones variables de las inmunoglobulinas y el receptor del linfocito T.
Las mutaciones que afectan a los linfocitos T pueden afectar tanto su número como su función. Estas mutaciones pueden afectar indirectamente al número de linfocitos B activos y a la producción de inmunoglobulinas por las células plasmáticas. Clínicamente, las anomalías en los linfocitos T se manifiestan con infecciones fúngicas recurrentes y una respuesta de hipersensibilidad retardada disminuida. Algunos ejemplos de inmunodeficiencias por anomalías en linfocitos T son:
Las anomalías en los linfocitos B representan más del 80% de las inmunodeficiencias primarias. Estas anomalías pueden ser genéticas y heredables, y provocan alteraciones en uno o varios isotipos de inmunoglobulinas producidas. Algunos ejemplos de inmunodeficiencias por anomalías en linfocitos B son:
Las anomalías en fagocitos y linfocitos citotóxicos (Tc) pueden ser el resultado de deficiencias en otras células del sistema inmunitario, como los neutrófilos y los linfocitos citolíticos naturales (NK). Estas anomalías afectan la capacidad de destruir microorganismos y la capacidad de interactuar con otras células del sistema inmunitario. Se pueden clasificar en dos grupos:
El sistema del complemento es una parte esencial de la respuesta inmunitaria innata. Las deficiencias en este sistema pueden afectar tanto a la respuesta innata como a la adaptativa. Existen muchas anomalías en los genes que codifican los componentes del complemento o las enzimas reguladoras, lo que aumenta la sensibilidad a las infecciones y el riesgo de padecer enfermedades inmunitarias. Se pueden clasificar en dos grupos:
C3 es una proteína central en las tres vías del complemento. Su deficiencia provoca diversos problemas, como infecciones recurrentes y enfermedades por la formación de inmunocomplejos.
El angioedema hereditario es un ejemplo de deficiencia en un componente regulador del complemento. La baja concentración del inhibidor de C1 hace imposible controlar la vía clásica de activación del complemento, lo que resulta en episodios inflamatorios incontrolados graves que pueden afectar al sistema respiratorio, gastrointestinal o vascular.
Las inmunodeficiencias secundarias son causadas por factores ambientales que afectan al sistema inmunitario. Pueden ocurrir en cualquier etapa de la vida, cuando se produce la interacción con el agente causal. Algunos factores que inducen inmunodeficiencias secundarias son:
Factores que afectan a la salud general y pueden afectar a la respuesta inmunitaria:
Numerosos fármacos disminuyen o suprimen de forma intencional o como un daño colateral la respuesta inmunitaria. Algunos ejemplos son:
Muchos microorganismos evaden la respuesta inmunitaria y algunos producen inmunosupresión. Algunos mecanismos por los que las infecciones pueden causar inmunodeficiencia son:
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) destruye los linfocitos T CD4+, produciendo el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). El VIH también puede infectar y matar a los linfocitos T CD8+ y a los monocitos a medida que progresa la infección. La pérdida de los linfocitos T CD4+ produce una disminución gradual de la respuesta humoral y celular, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones oportunistas. El VIH/SIDA es un problema de salud pública mundial, con millones de personas infectadas y fallecidas a causa de la enfermedad. Existen fármacos antirretrovirales que pueden controlar la infección y mejorar la calidad de vida de las personas con VIH.
El cáncer puede ser consecuencia de un fallo en el sistema inmunitario, ya que las células cancerosas no son propias del organismo y no expresan tanto MHC I como las células normales. La proliferación y diferenciación celular están reguladas por un programa genético controlado por estímulos extracelulares. La alteración de este sistema de control es la base genética del cáncer. El cáncer se produce por la acumulación de mutaciones que afectan a las células somáticas durante la vida de un organismo, haciendo que éstas proliferen de forma incontrolada. La mayoría de los cánceres comienzan en una sola célula que ha acumulado mutaciones en varios genes diferentes. El que una célula se convierta en cancerosa dependerá de varios factores, como agentes químicos e ionizantes, errores durante la duplicación celular del ADN e interacción de ciertos agentes virales con el genoma. Existe evidencia de que el sistema inmune identifica y destruye células tumorales, previniendo la aparición de tumores. Un fallo en este sistema puede llevar a la malignización del tumor.
Los genes relacionados con el cáncer pueden ser de tres tipos:
La teoría de la vigilancia inmunológica postula que existe un mecanismo que permite evitar el cáncer. Esta teoría, propuesta por Burnet, afirma que las células tumorales expresan antígenos que no están presentes en las células normales, lo que permite al sistema inmune reconocerlas como extrañas y destruirlas. Existen evidencias que apoyan esta teoría, como la estrecha relación entre la aparición y desarrollo de cánceres y el estado funcional del sistema inmune, la mayor incidencia de cánceres en personas con inmunodeficiencias, la eficacia de la inmunoterapia en el tratamiento del cáncer y la presencia de infiltración celular, principalmente linfocitos y macrófagos, en tumores.
El sistema inmune utiliza varios mecanismos para combatir el cáncer:
Algunos mecanismos de oncogénesis conllevan la alteración estructural de genes implicados en la diferenciación y/o proliferación celular, lo que da lugar a la aparición de proteínas alteradas que actúan como antígenos. Los antígenos tumorales se dividen en dos grandes grupos:
Las células neoplásicas son capaces de crecer a pesar de los mecanismos de control inmunológico. Utilizan diversos mecanismos para evitar el reconocimiento y destrucción por parte del sistema inmune:
Capacidad metastatizante y heterogeneidad -> principales problemas
La invasión y metastatización tumoral se considera un proceso multifásico.
Dentro de la masa tumoral aparece una célula modificada, con capacidad para penetrar la membrana basal, entrar en el torrente vascular, y migrar para implantarse en un nuevo órgano.
Posibilidades:
1) Que la metástasis se desarrolle concomitantemente con una respuesta inadecuada efectora.
2) Que las células que originan las metástasis poseen características diferentes a las del tumor del que proceden.
Inmunoterapia
Las nuevas estrategias en la inmunoterapia tienen como objetivo potenciar la respuesta inmune frente al tumor.
Activación inespecífica del sistema inmune
Utilización de citocinas (IL-2)
Utilización de anticuerpos monoclonales
Mediante vacunas utilizando virus oncogénicos a partir de células tumorales modificadas o alteradas genéticamente.
Mediante terapia génica introduciendo genes capaces de modular la actividad de la célula tumoral.
Estimulando células dendríticas cargadas con péptidos del propio tumor y administradas de nuevo al individuo.