Portada » Filosofía » San Agustín de Hipona: Filosofía, Teología e Influencia
Agustín de Hipona nació en el año 354 en Tagaste, durante la época de decadencia del Imperio Romano. Su padre era pagano y su madre cristiana. No fue bautizado, pero recibió educación cristiana por parte de su madre. Abandonó la fe cristiana hasta la madurez. Estudió latín y gramática en Madaura y retórica en Cartago. Más tarde, leyó a Cicerón, lo que despertó su interés filosófico-teológico, iniciando una búsqueda espiritual basada en el maniqueísmo (que pretendía explicar por qué la gente actúa con maldad). Entre los 21 y 29 años, enseñó en una escuela de retórica en Cartago y después en Roma, donde, por influencias religiosas, abandonó el maniqueísmo y se inclinó hacia el escepticismo. Viajó a Milán, donde se entregó a los festejos y placeres, y donde, por influencia del obispo Ambrosio, retomó la fe cristiana. Tras una experiencia en el bosque, dejó a su mujer e ingresó en un monasterio en Hipona, donde comenzó como sacerdote y llegó a ser obispo. Escribió «Confesiones» y obras sobre la Trinidad, además de «La Ciudad de Dios». Murió en el año 430 durante el saqueo de Hipona por los vándalos. Agustín fue un pensador impulsivo, político y social.
San Agustín distingue entre los seres contingentes y Dios, el creador, basándose en la ontología.
Dios es el ser absoluto, eterno, perfecto, bueno, justo e inmutable. Aunque la razón no pueda probar la existencia de Dios, sí lo hace el alma creyente, pues conoce al Dios verdadero. El conocimiento sería imposible sin la existencia de Dios, y su existencia se muestra mediante:
San Agustín indica que el ser humano es un ser contingente, inmutable y carece de estabilidad, oponiéndose así a Platón e indicando que el ser humano viene dado por Dios, el cual ha dado lugar a todo aquello que nos rodea, incluso al universo, que anteriormente no existía. Dios acompaña al ser humano en el día a día y da lugar a todo lo que lo rodea.
La filosofía agustiniana se basa en un modelo dualista en el que se indica que Dios hace al ser humano a su imagen y semejanza. El ser humano está formado por un cuerpo (mortal) y un alma (inmortal). El alma es el principio inmaterial que fortalece al cuerpo material. Siguiendo a Platón, Agustín indica que el alma es un principio vital inmortal. Agustín dice que el alma es parte de la vida y, al tomar esencia en esa vida, no desaparece. En lo referente al origen del alma, Agustín contrasta con Platón, pues defiende dos etapas:
El ser humano es pecador por naturaleza, pues tiene inclinación natural al pecado por un mal uso de la libertad. Agustín proclama que el cuerpo somete al alma al pecado original, y que solo se puede salvar del pecado por medio de la gracia de Dios.
Se da de dos formas:
En lo referente a encontrar la verdad que satisfaga al corazón humano, San Agustín indica que la felicidad se encuentra en la posesión de la verdad completa, y que esta felicidad solo se adquiere si se conoce esa verdad absoluta, contrastando con los escépticos (lo de «sabemos que no sabemos todo»).
Según San Agustín, el pensamiento es la unión de fe y razón. Intenta describir el camino a la verdad e indica que la sabiduría no lo es todo, pues se debe seguir un camino espiritual lleno de prácticas que den lugar a la verdad. Indica que la búsqueda de la verdad no es contemplativa, sino activa, no implicando solo conocer, sino también voluntad, fe y amor. A esto añade que la fe debe ir acompañada de la razón, no pudiendo ser únicamente guiada por los sentidos, pero sí absoluta por el uso de nuestros conocimientos. Indica que el creyente debe comprender lo que cree («creo para entender, entiendo para creer»).
En conclusión, para él la fe y la razón colaboran así:
Tomás de Aquino diferencia entre filosofía (conocer la razón) y teología (conocer hechos sobrenaturales) e indica que existe una armonía entre ambas (punto de intersección). Añade que la fe no es equivocada, y sí la razón. Santo Tomás dice que la fe y la razón buscan la concordancia, se complementan y se ayudan, rompiendo la idea de que la razón por sí sola alcance la verdad: necesita la fe.
La escolástica es el movimiento filosófico-teológico que utiliza la filosofía griega para entender el cristianismo. Tiene cuatro etapas:
San Agustín relaciona de forma dualista (cuerpo y alma) las formas de adquirir conocimiento:
Platón dice que el bien (el sol) ilumina la razón, y San Agustín que el bien (el sol) es Dios, siendo la iluminación divina la que hace visibles las ideas eternas a la inteligencia. Añade que la razón del ser humano por sí sola es incapaz de recibir sabiduría, que necesita la iluminación divina (fe). Dice que nuestra inteligencia es mutable, temporal y contingente, siendo incapaz de comprender al mundo sin Dios. Finalmente, indica que la huella de Dios está en nuestro interior (verdad interior).
San Agustín indica que la verdad es concedida por Dios y que nuestros sentidos, al ser inestables, necesitan ser ayudados por la contemplación, la conciencia, la voluntad… Por ello, Dios ilumina al ser humano para conocer las verdades eternas, y las encontrará en su interior, en la conciencia.
Podríamos considerar a San Agustín como el primer filósofo-historiador, ya que defendía una historia lineal y consecutiva en el tiempo, dando razón a cada suceso. Escribe «La Ciudad de Dios» para dar cuenta del declive de Roma y sus causas.
Tras la entrada del ejército de Alarico en Roma, esta cae en crisis, y los paganos acusan a Dios de blando y de debilitarles, siendo incapaz de hacer frente a la invasión. Por ello, San Agustín escribe «La Ciudad de Dios», donde defiende a la Iglesia y al cristianismo, e indica que la caída del Imperio es la etapa final de un momento plagado de placeres y lujos de los paganos que debilitaron el Imperio, no fue culpa del cristianismo. (En su obra se busca la verdad).
La filosofía de «La Ciudad de Dios» es cristiana, y en este relato se indica la pugna continua entre la ciudad del bien y la del mal, donde encontramos seres que se aman a sí mismos (ciudadanos del mundo) y los que aman a Dios (ciudadanos de la tierra). Ambas ciudades se ven entremezcladas, aunque llegará un día de separación, venciendo la ciudad de Dios. Por lo tanto, el relato habla de una lucha entre el amor a Dios y el amor personal. La comunidad de los buenos y elegidos es la ciudad de Dios, y esta está oculta. Dios puede que haga pasar por un proceso de salvación a los seres. No se puede relacionar a Dios con la Iglesia, ni a la tierra con el Estado, pues no son equivalentes. Finalmente, decir que, para San Agustín, fe y razón, religión y política se ven relacionados. (Cristiano-neoplatónico).
Para San Agustín, es una búsqueda interior en la que, gracias a la iluminación de Dios y la razón humana, podremos comprender una idea.
El alma, para Platón, existe desde siempre, y se accede a ella mediante la mayéutica. Para San Agustín, el alma es dada por Dios, es hereditaria, y Dios ilumina nuestro conocimiento.
El cristianismo, de raíces judías, pasó por una época de integración, y tras un descontento social por las diferencias entre el cristianismo y la filosofía, surgen herejías como el arrianismo, el donatismo, el pelagianismo y el maniqueísmo (que busca el porqué del mal).
Planteaban el origen del mundo en la emanación (Dios/Uno: todo lo que sucede es su realidad) y el creacionismo (origen de la nada).
La patrística es una teología elaborada por filósofos teológicos cristianos. Su labor es defender la visión cristiana frente a los paganos, dando verdad al cristianismo.
:-Ontologia, da el origen de todo a dios e indica que el sh es su consecuiencia. -Antropologia, dios nos ama tanto que manda a jesus para nuestra salvacion y todos somos iguales a imagen y seme. -Conocimiento, la fe y no la razon da la sabiduria y la fe=voluntad+espiritu. Indica que la sabiduria absoluta es incalcanzable pues la da dios. -Escatologia, indica que la vida evoluciona de forma que reencarnemos, princ.y fin o la resurreccion.
segun S.A eramos pecadores y necesitavamos la salvacion.