Portada » Filosofía » Razón y Fe: Explorando la Filosofía Tomista y la Existencia de Dios
San Agustín no se había preocupado por trazar fronteras entre la fe y la razón por diversos motivos.
Según Santo Tomás, el entendimiento es inmaterial y tiene por objeto lo real sin limitación alguna, pero en cuanto entendimiento humano, su objeto adecuado es la realidad sensible.
Esta concepción aristotélica trae consigo una doble consecuencia: en primer lugar, que el edificio de la filosofía se ha de construir a partir del conocimiento de las realidades sensibles hasta Dios; en segundo lugar, que la información que es posible alcanzar acerca de Dios es imperfecta y analógica. Sin embargo, la fe cristiana proporciona noticias, más allá de esos límites, sobre la naturaleza de Dios y el destino del hombre. Estas noticias reveladas al hombre no vienen a suprimir la razón sino a perfeccionarla, porque razón y fe no tienen por qué entrar en conflicto.
Fe y razón delimitan dos conjuntos con una zona de intersección, por ejemplo, a esta zona de intersección pertenece la afirmación de que el mundo es creado y de que el alma humana es inmortal, tanto la razón como la fe pueden conocer estas dos verdades.
La existencia de contenidos comunes plantea algunas cuestiones importantes. 1. Circunstancialmente es conveniente que ciertas verdades asequibles a la razón sean impuestas por la fe porque muchos hombres carecen de tiempo y preparación filosófica y si no es por la fe no accederían a ellas: 2. estructuralmente es conveniente por la posibilidad de error que amenaza a la razón humana. 3. La existencia de verdades comunes manifiesta la distinción entre dos fuentes de conocimiento.
La teología toma sus principios de la fe, pero toma de la razón sus procedimientos de ordenación científica, sus armas dialécticas y todos los actos o aportaciones de la filosofía que puedan ser útiles para aclarar los artículos de la fe.
En el caso de que la razón llegue a conclusiones incompatibles con la fe, estas serían necesariamente falsas y el filósofo tendría que revisar sus razonamientos. Por lo tanto, la autonomía de la razón está limitada por la fe.
Aquino opina que la ciencia debe partir de lo que es más cognoscible para el hombre hasta llegar a lo que cuesta más dificultad conocer. Así considera que el procedimiento adecuado consiste en partir de los seres del mundo, considerados como efectos, hasta llegar a Dios como causa suya.
Este tipo de demostración que va del efecto a la causa se denomina a posteriori («después de»). Santo Tomás propone 5 vías cuyo recorrido lleva a la afirmación de que Dios existe. Además, Santo Tomás, confiando en las capacidades de la razón humana, pensó que a través de ella podemos demostrar que Dios existe y para ello sigue un esquema previo:
Nombre de la vía: Primera: del movimiento; Punto de partida: en el mundo hay cosas que se mueven; Aplicación del principio de causalidad: todo lo que se mueve es movido por otro; Imposibilidad de buscar las causas hasta el infinito: no es posible remontarse al infinito en la serie de los motores movidos; Término: Dios alcanzado como..: motor inmóvil (seres que son movidos); Precedente: Aristóteles y Averroes.
Segunda: de la causalidad; en el mundo sensible nada es causa de sí mismo; las series causales no quedan suficientemente explicadas por las causas intermedias; no es posible remontarse al infinito en la serie de las causas causadas; causa incausada (seres que causan, que mueven o producen efectos); Aristóteles.
Tercera: de la contingencia (no es posible que exista); hay seres contingentes; si todo lo que es pudiera no haber sido, el mundo no quedaría suficientemente explicado; no es posible que todos los seres sean meramente posibles; ser necesario; Avicena.
Cuarta: de los grados de perfección (grado de ser); los seres naturales tienen cualidades en diferentes grados; toda perfección pura limitada es participada; no es posible que todas las perfecciones sean participadas; ser por esencia; Platón y Plotino;
Quinta: del orden del mundo; los seres naturales, incluso los que carecen de conocimiento, obran por un fin; lo que ocurre de una manera ordenada responde a un plan; no es posible que el azar sea causa del orden del universo; inteligencia ordenadora; Anaxágoras, Platón y Aristóteles.
Tomás de Aquino acepta del aristotelismo que la felicidad es el fin último del hombre y que el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural. Tomás de Aquino se adhiere a una concepción finalista, teleológica, de la naturaleza.
Aquino afirma que el ser humano sigue una línea de conducta orientada a un fin específico. El hombre se distingue de los otros seres naturales por su racionalidad. De este modo se demuestra la existencia de la ley natural: como ser racional que es, el hombre puede formular ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.
El contenido de la ley natural es deducido por Aquino en tres órdenes: 1. En tanto que sustancia el ser humano tiende a conservar su propia existencia. El cumplimiento de esta tendencia impone procurar la conservación de la existencia. 2. En tanto que animal el ser humano tiende a procrear. De esta tendencia cabe deducir el fin de la procreación y del cuidado de los hijos. 3. En tanto que ser racional, el hombre tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. De estas tendencias surgen las obligaciones morales de buscar la verdad y respetar las exigencias de la justicia.
La ley moral natural, su contenido es evidente, universal e inmutable. La evidencia, sus preceptos han de ser fácilmente cognoscibles. En cuanto a la universalidad y inmutabilidad, vienen dadas por el concepto de naturaleza, entendida como lo común a todos los seres humanos y como lo que permanece constante.
Tomás de Aquino formula las relaciones entre la ley natural y la ley positiva de un modo sistemático y preciso: 1. en primer lugar, la ley positiva es una exigencia de la ley natural. La ley natural impone la vida en sociedad, algo exigido por la naturaleza del hombre en cuanto ser social. 2. en segundo lugar, la ley positiva constituye una prolongación de la ley natural. 3. por último, las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva.
El derecho se halla incardinado en la moral y el punto de incardinación no es otro que la idea de justicia. En efecto, la justicia, como exigencia de dar a cada uno lo suyo, es una exigencia moral y es también el fundamento del derecho.
La ley natural, en cuanto principio ordenador, no es algo desconectado del orden general. Esta ordenación divina del universo recibe el nombre de ley eterna. Esta ordenación no regula del mismo modo el comportamiento humano y el de otros seres naturales. El comportamiento de estos es regulado a través de leyes físicas. La ley natural es aquella que parte de la ley eterna que se refiere específicamente a la conducta humana.
La teoría de la ley natural ha constituido y sigue constituyendo el eje fundamental de la doctrina moral católica. Dicha teoría ha sido criticada en el pensamiento contemporáneo por el historicismo y por el existencialismo.
Aquino recoge las siguientes tesis aristotélicas: a) la teoría del movimiento: definición del movimiento en términos de potencia y acto, clasificación del movimiento en cambio sustancial y cambios accidentales. b) la composición hilemórfica de las sustancias naturales, la teoría de que las sustancias naturales son compuestas de materia y forma. c) la distinción entre sustancias y accidentes: las sustancias naturales -compuestas de materia y forma- son sujeto de otras formas accidentales. d) la teoría de las 4 causas, con la consiguiente interpretación teleológica de la naturaleza.
a) Santo Tomás de Aquino acepta la demostración aristotélica de la existencia de Dios basada en el movimiento. Aquino considera mejor partir del conocimiento que nos proporciona la experiencia sensible acerca del universo. b) En cuanto a la manera de concebir a Dios, acepta la teoría aristotélica que lo define como acto puro. Aquino acepta igualmente la concepción aristotélica de Dios como acto de pensamiento, como pensamiento cuyo objeto es él mismo, como pensamiento autopensante. Según Aquino, Dios creó el mundo y si lo creó lo conoce.
Aquino acepta la definición aristotélica del alma como principio de vida, como forma y acto del cuerpo. Aquino afirma que el ser humano es una única sustancia cuyos principios constitutivos son el alma y el cuerpo. Santo Tomás de Aquino en este punto se acerca a Platón intentando una difícil síntesis de platonismo y aristotelismo.
Aquino acepta los principios aristotélicos de que el fin último del ser humano es la felicidad y de que la felicidad perfecta consiste en la contemplación. Santo Tomás de Aquino recoge la idea de que las normas se basan en la naturaleza humana y que el conocimiento de esta es el punto de partida para la formulación de la ley moral natural.
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