Portada » Historia » La Guerra de la Independencia Española y sus Consecuencias
Varios factores clave llevaron a la invasión de España por parte de Napoleón:
La Guerra de la Independencia Española enfrentó a España y Francia durante seis años. La invasión napoleónica desencadenó una resistencia popular sin precedentes, marcando la primera gran derrota del ejército de Napoleón.
Ante la superioridad militar francesa, el pueblo español opuso una férrea resistencia en varios frentes:
En el ámbito político, se formaron las Juntas, órganos de gobierno popular que organizaron la resistencia y coordinaron la lucha contra la ocupación francesa.
La Batalla de Trafalgar, librada en el Golfo de Cádiz, fue una victoria decisiva de la flota británica sobre la flota combinada franco-española. Esta batalla aseguró el dominio británico de los mares y frustró los planes de Napoleón de invadir Inglaterra.
El Bloqueo Continental fue un intento de Napoleón de debilitar a Inglaterra mediante el cierre de todos los puertos europeos al comercio británico. Esta medida tuvo un impacto significativo en la economía europea, pero no logró su objetivo principal.
Las Juntas estaban compuestas por intelectuales, nobles, clérigos, comerciantes y militares, todos ellos apoyados por el pueblo en su lucha contra la ocupación francesa.
Las guerrillas eran pequeñas unidades de combatientes, principalmente campesinos y soldados dispersos del ejército regular, que hostigaban a las tropas francesas mediante tácticas de guerra de guerrillas.
Cádiz, una ciudad portuaria en el sur de España, se convirtió en un bastión de la resistencia española y sede de las Cortes de Cádiz.
La Batalla de Bailén, liderada por el general Castaños, fue la primera gran derrota del ejército francés en la Guerra de la Independencia Española.
Tras la Batalla de Bailén, el ejército español logró otras victorias importantes, como las Batallas de Arapiles, Vitoria y San Marcial.
Las Cortes de Cádiz, reunidas durante la guerra, elaboraron la Constitución de 1812, un documento fundamental que sentó las bases del liberalismo español. La Constitución establecía la soberanía nacional, la monarquía constitucional y la división de poderes.
Fernando VII, apodado «El Deseado», regresó al trono español tras la derrota de Napoleón. Sin embargo, lejos de cumplir con las expectativas, abolió la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo, dando inicio a un período de represión política.
A la muerte de Fernando VII, su hija Isabel II heredó el trono. Sin embargo, su tío Carlos María Isidro reclamó sus derechos al trono, dando inicio a las Guerras Carlistas, un conflicto entre absolutistas (carlistas) y liberales (isabelinos).
La Década Ominosa fue el período de represión absolutista bajo el reinado de Fernando VII, marcado por la persecución de liberales y la abolición de las reformas liberales.
Durante la Guerra de la Independencia Española, muchas colonias americanas aprovecharon la debilidad de España para declarar su independencia. Líderes como Simón Bolívar y José de San Martín jugaron un papel crucial en este proceso.
El reinado de Isabel II estuvo marcado por la inestabilidad política y las guerras carlistas. Durante su minoría de edad, se establecieron regencias que gobernaron en su nombre.
Tras el destronamiento de Isabel II, se inició un período de inestabilidad política conocido como el Sexenio Democrático, que incluyó el breve reinado de Amadeo I de Saboya y la Primera República Española.
La Restauración Borbónica, con la vuelta al trono de los Borbones en la figura de Alfonso XII, trajo consigo un sistema político conocido como el «turno de partidos», donde los partidos Conservador y Liberal se alternaban en el poder.
En 1898, España perdió sus últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) tras la Guerra Hispanoamericana. Esta derrota provocó una profunda crisis nacional conocida como la «Crisis del 98».
El Modernismo fue un movimiento artístico y cultural que floreció en España a finales del siglo XIX y principios del XX. Antoni Gaudí, uno de los máximos exponentes del modernismo catalán, dejó un legado arquitectónico único, con obras como la Sagrada Familia y el Parque Güell.