Portada » Música » Música del Renacimiento y Barroco: Evolución y Contexto
En el siglo XVI, la polifonía clásica se desarrolla en Roma, fusionando la técnica flamenca con las necesidades del catolicismo reformista, liderada por Josquin Desprez. La expansión de la polifonía hacia comunidades modestas adopta formas vernáculas homofónicas y silábicas, como la lauda spirituali en Italia y los villancicos en España.
El cisma con la Iglesia de Roma impulsa la reforma litúrgica de Lutero, promoviendo el coral luterano y un estilo polifónico accesible. El Concilio de Trento depura el canto gregoriano y adopta una edición medicea en 1614. En Italia, movimientos herederos de los flagelantes abogan por formas alternativas de culto y música sencilla.
La música sacra se enfoca en la inteligibilidad del texto y la expresividad, desplazando la importancia de consideraciones matemáticas y alegóricas hacia un discurso musical más cercano al hablado. Teóricos como Gioseffo Zarlino y compositores adoptan un paradigma retórico que relaciona la música con el lenguaje hablado, marcando el final del paradigma pitagórico y enfocando la música sacra en la representación emocional del texto.
Durante el siglo XVI, la música profana alcanzó un importante desarrollo gracias a una nueva modalidad de mecenazgo aristocrático que utilizó las artes como escaparate de su magnificencia y herramienta propagandística. La polifonía profana se sitúa en una posición de vanguardia con respecto a la sacra.
La música instrumental emergió con fuerza gracias a la creciente difusión de la música impresa, aunque siguió exhibiendo una notable dependencia de la vocal. Durante este siglo alcanzó un notable impulso gracias a la figura del compositor-instrumentista y al desarrollo de sistemas de notación musical.
El siglo XVI arrancó musicalmente influenciada por diversos géneros con raíces populares y estilo homofónico (como la frottola o la villanella en Italia o el villancico en España), otros de estilo descriptivo y onomatopéyico como el madrigal, la chanson y las ensaladas.
En el nacimiento del Barroco musical confluyen tres factores:
Hacia finales del siglo XVI, compositores e intelectuales florentinos (conocidos como camerata Bardi) convirtieron la restitución del teatro griego antiguo en uno de sus principales objetivos, y así nacerá la ópera.
Durante el siglo XVII, la ópera veneciana se expandió por Europa, convirtiendo a Italia en el epicentro musical del continente. Además, surgieron formas autóctonas de teatro musical en otros países europeos como Francia, Inglaterra y España. Tanto la ópera italiana como estos nuevos géneros desempeñaron un papel importante en la expresión del poder de las monarquías, especialmente en asuntos diplomáticos fuera de Italia.
A lo largo del siglo XVII, compañías itinerantes italianas difundieron exitosas óperas por Europa. Polonia fue uno de los primeros destinos en 1613, seguido por Salzburgo en 1614, Viena en 1626 y Praga en 1627. Heinrich Schütz presentó la primera ópera alemana, Dafne, en Dresde en 1627. En décadas posteriores, óperas como Egisto y Jasón de Francesco Cavalli llegaron a Viena y París, estableciendo el camino para producciones destacadas como Hércules amante en París en 1662 y La manzana de oro en Viena en 1668, vinculadas a operaciones diplomáticas.
La presencia constante de músicos italianos en las cortes europeas en los siglos XVII y XVIII explica en gran medida el predominio del lenguaje musical italiano en la actualidad.
La invención del bajo continuo y el desarrollo de la ópera tuvieron una gran influencia en las formas instrumentales durante la era barroca. El bajo continuo permitió a instrumentos melódicos como el violín desarrollar un repertorio solista basado en la monodia acompañada, liberándolos del paradigma polifónico. La sonata, liderada por violinistas italianos, se extendió por Europa gracias a un mercado editorial en crecimiento desde finales del siglo XVII.
La música instrumental barroca estuvo estrechamente ligada a la ópera, buscando expresar una variedad de emociones humanas a través de una estética de los afectos, inspirada en el teatro musical.
La amplitud de líneas de desarrollo de la música instrumental barroca nos obliga a distribuirlo a lo largo de cuatro unidades, incluyendo la presente: