Portada » Español » La cocina de la escritura: Un manual sorprendente
Podría asegurar, casi con plena certeza, que la obra de Daniel Cassany no forma parte del catálogo de la mayoría acerca de libros que leer. Confieso que ni yo misma hubiera elegido iniciarme en su lectura por voluntad propia si no me la hubieran adjudicado como tarea. No obstante, La cocina de la escritura ha resultado una obra más sorprendente de lo que había imaginado en los momentos de prejuicios previos.
La cocina de la escritura se trata de un completo manual de redacción, orientado hacia todo aquel relacionado con la escritura, ya sea un principiante deseoso de iniciarse en la tarea, un principiante no tan emocionado con esa idea, o incluso escritores ya expertos y veteranos que deseen perfeccionar o pulir sus habilidades, o recordar ciertas pautas sin duda necesarias.
Lo que puede parecer en una primera impresión como un libro tedioso, para nada atractivo o semejante a una lectura amena y entretenida, se transforma en una obra útil que capta el interés del lector. Esto se debe al ingenio del autor, que ha sabido abordar temas teóricos, académicos, sin caer en el hastío o la monotonía, evitando el consecuente aburrimiento y rechazo por parte del lector. Para ello, en su obra, Cassany cita y toma ejemplos de otros autores, factor que me ha resultado extremadamente favorable para la comprensión de la lectura, así como para mantener la atención sin dificultad. Del mismo modo, el autor propone ejercicios a realizar por el lector, lo cual motiva a la persona que lee y, de alguna manera, contribuye a que preste una mayor atención al texto, puesto que posteriormente podrá evaluar el nivel de conocimiento que ha adquirido sobre la materia. Cassany, además, ilustra muchos de sus ejemplos con imágenes y extractos reales de diferentes medios de comunicación – libros, periódicos, cartas, etc. –, factor que resta monotonía a la obra y que resulta de agrado para la visión del lector.
Ya en el propio título del manual, podemos ver las referencias, esos símiles que el autor emplea para relacionar la materia que aborda con una cocina. La cocina de la escritura resulta curiosa porque toda ella es una gran metáfora de una verdadera cocina, con sus diferentes ingredientes, su primer y segundo plato, y su postre final. De esta manera, la obra de Cassany queda organizada en dieciséis capítulos, junto con el prólogo y el epílogo. El manual podría reorganizarse de la siguiente manera, relacionándolo, tal y como lo hace Cassany en la propia obra, con esos platos de cocina:
El primer plato se correspondería con la primera parte del libro, la cual se refiere a lo que podría relacionarse con el proceso previo a la acción de escribir en sí misma. En este primer plato el autor quiere asegurarse de que el lector posea unos conocimientos previos básicos pero imprescindibles, tales como la legibilidad, una estructura correcta, el medio escogido para escribir, los tipos de escritura, la motivación para escribir, etc. Otro punto de este primer plato que considero relevante es cómo el autor hace alusión a la ética a la hora de escribir. La importancia de asegurarse de que el escrito sea respetuoso y concordante con todo tipo de lector que se pueda encontrar, para lo cual hace referencia al lenguaje sexista y da pautas para evitarlo.
El segundo plato se correspondería con la segunda parte de la obra y se centra ya en el proceso de la escritura. Comienza con el crecimiento de las ideas – título del cuarto capítulo de la obra –, proponiendo diferentes tácticas para contribuir al desarrollo de las mismas, aquí hace referencia al famoso “torbellino” de ideas, y señala métodos tales como “el cubo” o “la estrella”. Se centra en la organización de estas ideas y en cómo estructurarlas en el texto. Aquí es donde alude a las distintas unidades de organización – párrafos, enunciados, etc. – y su correcto empleo. Apela a la prosa disminuida, a sus faltas – solecismos, cacofonías, tics personales, etc. – y propone soluciones para evitarlos y corregirlos. Asimismo, hace hincapié en la relevancia de una correcta puntuación.
El tercer y último plato, también conocido como postre o parte final del libro, se centra en el estilo, el tono, la formalidad del escrito. Alude, también, a la imagen visual de la página escrita y cómo simplemente con eso el lector ya recibe información valiosa sobre el significado del texto. Por último, el autor quiere destacar la importancia de la revisión del escrito, en la que establece la diferencia entre “aprendices” y “expertos”, para finalizar con una conclusión que resume la obra en general.
Analizada la obra, y tal y como he mencionado al inicio, la obra de Cassany me ha sorprendido en el sentido de que una obra que puede prejuzgarse como aburrida o tediosa debido a su contenido o la materia que aborda, me ha resultado interesante y he podido realizar una lectura fácil, sin complicaciones ni entresijos, gracias a la habilidad de redacción del autor. La obra aporta información relevante y útil para la práctica de la escritura, que puede estar dirigida a todo aquel interesado en la escritura o relacionado con la misma.