Portada » Filosofía » La existencia de Dios y la inmaterialidad del alma
La propia definición de materia (pues hemos supuesto una entre muchas válidas) y que las circunstancias no pueden ser nunca las mismas.
No, no es mejor que otras definiciones pero sí es útil para lo que queremos demostrar. Por esta razón, escogemos esta definición y dejamos de lado otras.
Pues bien, el ser humano es capaz de actuar de forma distinta en las mismas circunstancias. Por esta razón, debe concluirse la existencia de un principio que esté más allá de la materia, y a esto le llamamos voluntad, libertad o alma.
No, puesto que puedo tener pruebas de la inmaterialidad pero no de la inmortalidad. La inmortalidad puedo suponerla tras concluir que no es algo que contradiga a la razón: porque se corrompa el cuerpo material no tiene porqué sucederle lo mismo a algo que es de otra naturaleza.
La metafísica es la parte de la filosofía que se ocupa de las cuestiones que van más allá de la física.
La nada no tiene existencia física, pues su propia definición -lo que no es- lo impide. Tan solo tiene una existencia conceptual, fonética o gráfica.
La nada es solo un concepto, ya que si la nada existiese físicamente ya sería algo y, por tanto, iría en contra del principio de no contradicción (según el cual una cosa no puede ser y no ser a la vez y en el mismo sentido).
La pregunta no tiene mucho sentido, aunque desde un punto de vista lingüístico está formulada correctamente. No tiene sentido porque la nada no puede ser (es la ausencia de ser), es impensable pensar que exista.
Se han dado distintos argumentos a favor, aunque algunos de ellos son endebles. Los principales argumentos a favor de la existencia de Dios son el ontológico, el de la causalidad o el del deseo de felicidad infinito inscrito en el corazón del hombre. La concepción y las pruebas de la existencia y naturaleza de Dios que aquí se discuten se refieren a los argumentos planteados desde la cultura occidental.
El argumento ontológico fue enunciado por San Anselmo. Este argumento parte del concepto de Dios como lo máximo pensable. Si Dios es lo máximo pensable ha de tener todas las perfecciones: bondad, omnipotencia, infinitud, etc.
Gaunilo sostuvo que el concepto de Dios es como el de isla perfecta, así pues, si lo pienso, necesariamente tienen que existir esas islas.
La posible crítica a este argumento es que, si partes de un concepto, lo que concluyas acerca de el también será conceptual. Así pues, la auténtica conclusión del argumento ontológico debería ser que el concepto de Dios incluye unas características perfectas. Esta crítica es de Santo Tomás.
Parto de que en la realidad física todo efecto tiene una causa. Por ejemplo: una persona tira un vaso (causa) y se rompe (efecto).
Hay un argumento muy bueno: la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Así pues, es lógico suponer que la materia es temporalmente infinita.
Como siempr, para responder a esta pregunta necesito establecer analogías (comparaciones en las que hay una parte igual y otra diferente).
Sin duda es mejor la analogía de los alumnos copiones. Un profesor vigila un examen y se da cuenta de que dos alumnos están escribiendo a la vez y van por la misma pregunta.
Porque explica que la causa primera no es la primera causa del orden temporal, sino la causa primera de todas las causas secundarias. Y esto es así porque Dios es eterno, está fuera del tiempo.
No, es imposible encontrar una analogía perfecta que demuestre la existencia de Dios puesto que no se puede comparar las cosas materiales con algo que no es material
Lo más parecido es la luz, pues si desaparece la fuente de luz (por ejemplo una bombilla o el sol) sus efectos (los rayos de luz que rebotan en el espacio) también desaparecen.
Todos los deseos del hombre, como por ejemplo, el deseo sexual, el hambre, etc, se pueden saciar. Sin embargo, hay uno que no se puede saciar: el deseo de felicidad. Si el deseo de felicidad no se puede saciar en este mundo, quiere decir que tiene que haber otra vida con Dios en la que sí se sacie.
Pascal propone el argumento de la apuesta, que dice: “Si Dios existe y cumplimos sus leyes perdemos poco y ganamos mucho. En cambio, si Dios existe y no vives según sus leyes ganarás poco en comparación con lo que pierdes.