Portada » Geografía » Relieve y Clima de la Península Ibérica
Está integrada por rocas antiguas de las eras precámbrica y primaria. Se localiza sobre todo en el oeste peninsular, con ramificaciones hacia la parte occidental de la cordillera Cantábrica, el sistema Central, los montes de Toledo y Sierra Morena. También se localiza en áreas donde quedan restos de macizos antiguos: el eje de los Pirineos; algunos sectores del sistema Ibérico y de la cordillera Costero-Catalana; y en la Penibética. La roca predominante de esta área es el granito, una roca, cristalina y rígida. Su alteración origina distintos tipos de relieve granítico:
El agua se filtra por las fracturas de las rocas y, al helarse, aumenta de volumen y las rompe. El resultado es la formación de crestas agudas, escarpadas y dentadas (galayos) y de canchales o acumulaciones de fragmentos de rocas rotas al pie de las montañas.
Las formas dependen de la disposición de las fracturas. Si las diaclasas son paralelas a la superficie, el granito se descama y origina montículos de formas suaves y redondeadas, llamados domos. Si las diaclasas son perpendiculares, se forman bolas. En unos casos se amontonan unas sobre otras formando berrocales, donde son típicos los tores -apilamientos de bolas- y las rocas caballeras -bolas situadas en equilibrio sobre una de sus superficies menores-. En otros casos, las bolas se disponen caprichosamente en las laderas o al pie de las montañas, constituyendo un caos granítico.
Está integrada por rocas de la era secundaria plegadas en el Terciario. Su localización forma una «
La Meseta es una elevada llanura situada a unos 600-800 metros de altitud media. Se formó en la era primaria por la erosión del antiguo macizo Hespérico, surgido en la orogénesis herciniana. En el Terciario, la Meseta fue deformada y destruida en gran parte durante la orogénesis alpina, de modo que dentro de ella pueden diferenciarse tres unidades: el antiguo zócalo paleozoico, las sierras interiores y las cuencas sedimentarias interiores.
Solo aflora hoy al oeste peninsular (penillanuras zamorano-salmantina y extremeña). Aquí la erosión ha eliminado los materiales terciarios que recubrían el zócalo, dejando al descubierto los materiales silíceos primarios: granito, pizarra y cuarcita.
Se formaron en el Terciario por el hundimiento de bloques del zócalo la Meseta como resultado de la orogénesis alpina. Las cuencas constituyeron primero lagos. Luego se rellenaron con materiales terciarios, dispuestos horizontalmente en estratos blandos en la parte inferior (arcillas, arenas, yesos y margas) y duros en la parte superior (calizas). El resultado fue un relieve de páramos, campiñas y cuestas.
Es una cordillera intermedia, formada en el Terciario por el plegamiento de materiales secundarios depositados por el mar en el borde oriental del zócalo de la Meseta. Por tanto, sus materiales son principalmente calizos, aunque existen sectores de roquedo paleozoico donde aflora el zócalo de la Meseta y sectores de roquedo arcilloso rellenando fosas internas. La estructura del sistema Ibérico consta de dos partes:
No es propiamente una cordillera sino un brusco escalón que separa la Meseta del valle del Guadalquivir. Se ha interpretado como una gigantesca falla, pero parece que se trata de una gran flexión fracturada en muchos puntos. Se formó en el Terciario por el empuje desde el sur al levantarse las cordilleras Béticas. El roquedo es paleozoico, de color oscuro, al igual que su vegetación (jara). Ambas características le dan su nombre. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena.
El área de clima oceánico ocupa el norte de la península ibérica: la cornisa cantábrica y Galicia. Las precipitaciones son abundantes, regulares y suaves. El total anual supera los 800 mm y los días de lluvia son más de 150 al año. Su distribución a lo largo del año es bastante regular, ya que esta área se encuentra bajo la continua acción de las borrascas del frente polar. No obstante, suele darse un máximo de precipitación en invierno o en otoño-invierno, debido a la mayor frecuencia de paso de las borrascas atlánticas; y un mínimo relativo en verano causado por la influencia del anticiclón de las Azores, desplazado al norte. Este mínimo puede dar lugar a un máximo de dos meses secos, que marca la transición al clima mediterráneo continentalizado. La forma en la que caen las precipitaciones es suave, lo que favorece su filtración en el suelo.
El área del clima mediterráneo marítimo comprende la costa mediterránea peninsular -menos el SE-, la costa suratlántica, las islas Baleares Ceuta y Melilla. Las precipitaciones son moderadas o escasas, entre los 800 y los 300 mm al año. En la costa suratlántica, las precipitaciones son más abundantes, por la mayor influencia de las borrascas atlánticas, sobre todo de las formadas en el SO peninsular y en el golfo de Cádiz. De ahí el nombre de mediterráneo suboceánico que designa también a esta variedad climática. Su máximo principal es en invierno o en otoño-invierno. En la costa mediterránea, las precipitaciones son menores porque las borrascas atlánticas pierden su humedad al atravesar la Península y las barreras montañosas paralelas a la costa mediterránea. Su máximo principal es en otoño, debido a las tormentas ocasionadas por el contraste entre las aguas cálidas del Mediterráneo y la tierra, que se enfría más deprisa. También pueden producirse por la llegada de masas de aire del este procedentes del continente europeo que ascienden por las cordilleras litorales. O por gotas frías e irrupciones de aire frío en altura motivadas por el inicio del descenso en latitud de la corriente en chorro. Las temperaturas se caracterizan por una amplitud térmica moderada (12 °C-15°/16°C) debido a la calidez del Mediterráneo. El verano es caluroso (iguala o supera los 22 °C) y el invierno es suave (el mes más frío no baja de 10 °C).
El área del clima mediterráneo seco, subdesértico o estepario comprende el SE peninsular y la zona media del valle del Ebro. Las precipitaciones son muy escasas, situándose entre 300 y 150 mm al año. En el SE la aridez obedece a tres causas. La zona se encuentra protegida de las borrascas atlánticas por los relieves de las cordilleras Béticas. Llegan con dificultad las borrascas mediterráneas. Y son frecuentes las masas de aire secas procedentes de África. Solo las borrascas que penetran por el Estrecho o las formadas ocasionalmente en el mar de Alborán provocan precipitaciones. En el cabo de Gata se llega al clima desértico (menos de 150 mm de precipitación anual). En la zona media del valle del Ebro, la aridez se debe al encajamiento entre montañas. Estas montañas hacen que desciendan secas hacia el valle del Ebro las masas de aire del norte que ascienden por los Pirineos; las borrascas atlánticas que alcanzan el sistema Ibérico; y las masas de aire del Mediterráneo que ascienden por la cordillera Costero-Catalana. Las temperaturas varían con la latitud y la distancia al mar. En función de ambas se distinguen: