Portada » Español » La Generación del 98: influencias, características y legado literario
En el desastre de 1898 España perdió sus últimas colonias: Cuba y Filipinas dando paso a un siglo de decadencia a la vez que agitación política, en la que derivaron diversos regímenes empezando por la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII, a la que seguiría unas revueltas sociales a causa de la guerra de Marruecos que propició en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda república proclamada en abril del 1931 que finalizó con una guerra civil en el 36. Fue Azorín quién propuso el sobrenombre de “Generación del 98” en unos artículos de 1913 en el que según él se integraban autores como Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Rubén Darío… Azorín destaca como rasgos predilectos el espíritu de protesta y un profundo amor al arte y determina que las influencias son los parnasianos y simbolistas.
A la vez, fija unos requisitos característicos del 98. Por un lado, les une el “desastre del 98” por lo que nacen en fechas similares. Por otro, la similitud docente que propicia relaciones personales. Asimismo, colaboran en actos propios. Además, comparten una guía inspirativa. Por último, son creadores del “lenguaje generacional” sin olvidar la anterior generación.
Pese a la propuesta de Azorín, existe lo que se llama el “estado actual de la cuestión” en el que la crítica a este tema se divide en dos: por una lado quienes niegan dicha existencia de la Generación del 98, y por otro lado, quienes afirman su existencia pese a sus matices. Siguiendo dicha tesis, se constató una conclusión: los noventayochistas y los modernistas les une unas mismas situaciones generacionales que permiten que compartan muchos puntos en común. Sin embargo, ello no supone definir firmemente la unión de dicho grupo pese a poseer una clara evolución y progreso en la autoría y sus ideales.
Así, Unamuno pertenece durante unos años al PSOE lo que le vincula a Maeztu de ideario revolucionario que expone en “Hacia otra España”. Y, a partir de Jose Martinez Ruiz, se desvela que Azorin poseía ideario anarquista al igual que Baroja, es por ello que se concluye que en su ideario político se refleja la unión a causa de “la crisis de la conciencia pequeño-burguesa” (Mainer) y el vínculo de orígenes de clase media que comparten los noventayochistas.
Junto a esto, surge el “grupo de los tres” que firman con el seudónimo de “los tres”. En 1901 publican un Manifiesto en el que desean cooperar para la creación de un nuevo modelo social y político en España. Dicha campaña fracasó y les llevó a un desengaño que años antes tuvo Unamuno, derivando a los noventayochistas a un alma fracasada en el que no se cumplen los proyectos y sueños juveniles que mantenían.
De aquí surge la “nómina del 98” que la componen “Los Tres” junto a Unamuno. Sin embargo, no se incluyen a Machado y a Valle-Inclan.
Las características del Grupo del 98 son: la “mentalidad del 98” que corresponde a la madurez de los autores con una evolución ideológica; la oposición a los ideales irracionalistas de autores como Nietzsche hablando así de neoromanticismo; las preocupaciones religiosas y existenciales y la preocupación por España y su situación.
Asimismo, el estilo de los noventayochistas contribuye a la renovación literaria en el que se opusieron a la retórica y el prosaísmo. Por ello hablamos de un “sentido de la sobriedad” opuesto a la retórica y el prosaísmo; junto a ello destaca el uso por el léxico tradicional y terruñero el cual, se une al subjetivismo esencial del grupo del 98. Además, se destacan las innovaciones en los géneros literarios como el ensayo moderno, la novela y el teatro. Todo esto, ha llevado a denominar esta etapa literaria como la “Edad de Plata” de la literatura española.
Cabe subrayar a estos autores en su espectro novelista: Así, Unamuno destaca por sus inquietudes acompañadas de una gran carga intelectual que le lleva a buscar la renovación narrativa en su “nivola” en la novela “Niebla”. Niebla sigue a Augusto, el cual, tras varios desengaños amorosos acude a Salamanca a ver a Unamuno. Este, al tener libertad total decide matar a su personaje, el cual se opone reivindicando su derecho a vivir. Pese a ello, Unamuno lo sentencia a muerte y este se suicida atiborrándose a comida.
En Azorín se destacan sus novelas “La voluntad y Antonio Azorín” y “Doña Inés”. La primera es autobiográfica y va a caballo entre la novela y el ensayo que lo escribe a través de la levedad argumental que da paso a un pensamiento detallista y subjetivo. La segunda, evoca una sencillez argumental con la premisa de unir dos historias de amor.
Pio Baroja es un novelista por excelencia. Divide sus obras en varias trilogías. Destacan tres: “La lucha por la vida” en la que nos ofrece el ambiente madrileño de principios del XIX en la que empapa sus ideales “darwinianos” de la cruel y dramática lucha vital. “Zalacain el aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía” retratan el ambiente vasco junto con la guerra carlista y el mundo del mar para situar el hombre de acción. “El árbol de la ciencia” es una novela filosófica y existencial en la que critica la vida intelectual, cultural, política y social de España.
Valle-Inclan escribe “Las Sonatas” en la que narra en primera persona las andanzas del Marqués de Bradomín. “La guerra Carlista” está formada por novelas históricas sobre la guerra y la simpatía por los ideales carlistas. “Tirano Banderas” está escrita mediante el “esperpento” que lo acompaña diversos personajes (destaca el despótico dictadorzuelo) a la vez que se ofrece una deformación grotesca de la sociedad hispana.