Portada » Historia » Mineros de Bizkaia en el siglo XX
Tipo de texto: según la fuente es un texto histórico primario; según la forma es un fragmento de una novela y según el tema es un texto de índole socio-cultural.
Autor: individual (Vicente Blasco Ibáñez. Novelista valenciano : 1867-1928). Combinó su faceta de novelista con la de orador y político. Algunas de sus obras han sido llevadas a la pantalla).
Destino: está dirigido a un colectivo y su finalidad es pública.
í‰poca: Valencia, 1904.
El tema central del texto es mostrar la situación en la que vivían los mineros de Vizcaya en los inicios del siglo XX y las principales ideas hacen referencia al lamentable estado de la vivienda, la escasa alimentación y la forma de trabajo. Ampliaremos brevemente cada una de estas ideas.
El texto tiene dos párrafos. El primero (muy corto) nos centra el espacio que se va a describir: la vivienda minera; el segundo detalla este espacio añadiendo en su segunda mitad algunas consideraciones sobre el propio lugar de trabajo: la mina o cantera.
Cita el primer párrafo a la “casa de peones” y a uno de los personajes, “Aresti”, como testigo de las condiciones que éstas reunían. Hace referencia a los “barracones” que, propiedad de las propias minas, eran utilizadas por los mineros como vivienda bajo alquiler y control de los capataces. “Aresti” es el principal protagonista de la novela y su figura está inspirada en el doctor Areilza, médico del Hospital Minero de Triano a fines del siglo XIX y una de las personalidades más sugerentes del Bilbao de 1900. El párrafo ya nos sugiere una visión pesimista y un tanto distorsionada de la realidad.
El segundo de los párrafos tiene dos partes: la primera está referida a la propia vivienda y la segunda al lugar de trabajo. Ocupa la primera unas catorce líneas y nos dice que, tras una muy dura jornada de trabajo (“romper los bloques barrenados, cargarlos en las vagonetas, arrastrarlos hasta el depósito y devolver la vagoneta“), el minero se encuentra con una vivienda (a la que denomina como “tabuco“ o “cuchitril”) en la que “tras una mala cena de alubias y patatas con un poco de bacalao o tocino“ se va a dormir. Las condiciones del “tabuco” (compartido con otros mineros) no son nada higiénicas: duermen con la ropa puesta, el aire es irrespirable, los techos son bajos, los parásitos son como de la familia, el frío es intenso… Todo ello queda resumido de una forma muy plástica en el final del párrafo “los sudores se juntaban, las respiraciones se confundían, la suciedad era fraternal“.
La segunda parte (últimas diez líneas del párrafo) se refiere al lugar de trabajo de los mineros que no era otro que la cantera, tratada como “el peor enemigo del obrero rebelde“. Distingue entre “cantera” y “mina” señalando como más peligrosas las primeras por no requerir ningún aprendizaje al ser a “cielo abierto”. Por ello, a las canteras llegaban multitud de “braceros” (especialmente de Castilla) que, una vez acabadas las labores del campo, bien en sus lugares de origen o bien en otros ajenos, llegaban a la zona minera “empujados por el hambre“. Termina el párrafo con una afirmación sumamente demagógica: la situación en la que viven sólo se solucionará cuando deje de llegar gente necesitada de trabajo para comer. Muy propio del naciente sindicalismo del momento.
La extracción del hierro en Somorrostro está datada desde los tiempos romanos (“una montaña toda de hierro“, afirma Plinio). Desde la Edad Media se explotaba para quemarlo en las ferrerías bizkainas y guipuzcoanas. Será, sin embargo, a partir de 1855 (año de invención del convertidor Bessemer) cuando la extracción comenzó a ser masiva dado que el citado convertidor precisaba de mineral no fosfórico (abundante en Bizkaia). Por ello, pronto se instalaron en el entorno compañías británicas. La tercera Guerra Carlista (1872-1876) detuvo todo este movimiento reactivado sistemáticamente cuando terminó la contienda. Es el momento de la explotación masiva, de los ferrocarriles mineros, de los planos inclinados, de los tranvías aéreos, de los hornos de calcinación. Es en estos años cuando se llegó al máximo de extracción (6,5 millones de toneladas). La mayor parte del hierro se exportó a Inglaterra produciendo ingentes beneficios para algunos empresarios que en pocos años se enriquecieron; algunos de ellos promovieron nuevas fábricas, entre las que descollará la fundada en 1902: Altos Hornos de Vizcaya.
La novela del escritor valenciano es la obra literaria que mejor revive la complejidad social y anímica de Bizkaia en los años de este despegue industrial. Aunque los acontecimientos que narra están fechados en 1903, todo ello se ajusta a la reconstrucción de una nueva sociedad en el último cuarto del siglo XIX. El aumento de la población fue espectacular siendo la llegada de inmigrantes un hecho totalmente desorganizado. En la zona minera se instalaron bien pronto los barracones que acogían, amontonados, a cientos de peones mineros, o en las precarias viviendas que se ofrecían a los inquilinos. Eran en su gran mayoría inmigrantes procedentes de la mitad norte de España (Guipúzcoa, ílava, Burgos, Cantabria y La Rioja…). Llegaban como temporeros (cuando las faenas del campo languidecían o con idea de retornar tras reunir un dinero).
El hacinamiento habitual en los barrios obreros, alcanzó su máxima expresión en la zona minera en la que los patronos construyeron unas instalaciones endebles que podían trasladarse si fuese necesario y en las que, en principio, tenían que vivir obligatoriamente los mineros. Eran recintos con frecuencia sin servicios higiénicos, en los que se agolpaban un centenar o más de camas, cada una para dos o tres obreros. La misma obligatoriedad tenían los mineros respecto al consumo que debían hacer en las “cantinas” propiedad de la empresa. Con precios muy altos, los alimentos eran de muy baja calidad. El pan era la base de una dieta completada con tocino, tasajo, alubias, garbanzos, patata y vino. Las insuficiencias nutritivas explican la indefensión ante las enfermedades y el raquitismo habituales en las imágenes literarias y periodísticas. Las jornadas laborales eran, al principio, de sol a sol, si el tiempo no impedía el trabajo, en horarios de once y más horas. Era un trabajo agotador en el que no siempre existía el descanso dominical. Esta situación provocó la gran huelga de 1890 en la que, en el papel, se acabó con los barracones y cantinas obligatorios y se implantó la jornada de 10 horas.
Tras haber analizado el texto, finalizaremos nuestro comentario con unas breves conclusiones, señalando aquellos aspectos más significativos.
1.- La industrialización bizkaina iniciada a mediados del siglo XIX tuvo su base en la existencia de mineral de hierro (ya conocido y utilizado desde la edad antigua). Su abundancia, calidad, facilidad de extracción y proximidad al mar, favoreció su explotación. Las ferrerías, por ello, fueron abundantes en el entorno.
2.- Con la invención del “convertidor Bessemer” en 1855 la explotación minera sufrió un desmesurado e incontrolable desarrollo. El capital extranjero monopolizó el proceso y empresas inglesas, francesas, belgas, etc… se instalaron en el entorno. Minas, transporte de mineral y flota se convirtieron en símbolo europeo de un sistema de producción organizado.
3.- La necesidad de mano de obra atrajo hacia la margen izquierda del Nervión una ingente mano de obra proveniente del mundo rural más cercano. Su llegada provocó unas necesidades de infraestructuras imposibles de abordar buscándose soluciones más que precarias. Especialmente insuficientes fueron las relacionadas con la vivienda.
4.- El texto que hemos comentado aborda, de manera descarnada, cuál era la situación en la que vivían los mineros de la zona de Somorrostro. Bajos salarios, jornales de miseria, viviendas sin ninguna higiene, jornadas laborales de sol a sol, aprovechamiento por parte de los dueños de las minas… Todo ello motivará el desarrollo de un potente movimiento obrero capitalizado por el socialismo y, en menor medida, por el comunismo.
Tipo de texto: según la fuente es un texto histórico primario; según la forma es un Estatuto y según el tema es un texto legislativo-cultural.
Autor: colectivo ( fundadores de la Asociación. Seguramente los hermanos Sabino y Luis de Arana).
Destino: está dirigido a un colectivo (sobre todo partidarios del nacionalismo bilbaino) y su finalidad es pública.
í‰poca: Bilbao, 24 de mayo de 1894.
El tema central del texto son algunas de las normas por las que debe regirse el Euskaldun Batzokiya y las principales ideas hacen referencia al objetivo del Euskaldun Batzokiya, su sometimiento a los estatutos del Bizkai-Batzar, la definición de los términos que conforman el lema (JEL) y la hermandad de Bizkaia con Araba, Behe-Nafarroa, Gipuzkoa, Lapurdi, Nafarroa y Zuberoa.Ampliamos brevemente cada una de estas ideas.
El texto consta de ocho artículos en los que se refleja las ideas más importantes del nacionalismo de Sabino Arana como estatutos para la dirección de los centros de ocio de la población nacionalista, los Batzokis.
El artículo 1, refleja el objetivo claro de la creación de los Euskal Batzokiak: establecer lazos de unión entre los partidarios del nacionalismo para así hacer del PNV un partido más fuerte y unido, estableciendo como lema “Jaun Goikoa eta Lagi-Zarra”.
El artículo 2, indica que los batzokis serán sometidos a los estatutos del Bizkai-Batzar (Asociacion General de Bizkaia) redactados por “Arana eta Goiri-tar Sabino” es decir, por Sabino Arana.
El artículo 3, expresa que Bizkaia será católica, apostólica y romana en todos los ámbitos de la vida y en las relaciones con los demás pueblos (Jaungoikua). Una de las bases del pensamiento de Sabino Arana era ésta, hasta que poco a poco fue perdiendo importancia, llegando a ser suprimida de las bases político-ideológicas del partido. Precisamente esta vinculación con la religión católica conllevará la primera seria escisión del nacionalismo: ANV.
El artículo 4, expresa el deseo de recuperación de los fueros (eliminados tras la III Guerra Carlista) junto con la vuelta al tradicionalismo y la imposición de la lengua vasca, el Euskera (Lagizarra); lo que solo se verá realizado con la independencia. Esto supondría, la imposición de un sistema tradicional vasco, dejando a un lado a los inmigrantes que habitan las tierras vascas en los tiempos de la industrialización, ya que son precisamente uno de los enemigos del tradicionalismo sabiniano.
El artículo 5, reúne los principios básicos del nacionalismo (Jainkoa eta Lege-Zaharra) para unirlos de forma armónica (Eta),es decir, el tradicionalismo religioso vasco estaba marcadamente unido al tradicionalismo político.
El artículo 6, así mismo, distingue las dos bases del nacionalismo marcando la distinción entre el orden político y el orden religioso, diferenciando las instituciones eclesiásticas de las civiles.
El artículo 7, antepone la religiosidad al sistema político, tomando a Dios como máximo elemento de la sociedad tradicional vasca.
El artículo 8, habla de la conformación de Euskal Herria, tomando a Araba, Gipuzkoa, Nafarroa, Behe-Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa como hermanas del pueblo bizkaino pero distinguiendo su particular autonomía.
El nacimiento del nacionalismo vasco surgió a finales del siglo XIX con lo que llamamos el bizkaitarrismo, ya
que comenzó siendo un partido vinculado exclusivamente a Bizkaia, aunque con posterioridad incluyó en su
reivindicación a todas las provincias con población vasca. Los elementos en que se basaba la nacionalidad vasca
se asentaban en la raza, la religión, la lengua, la ley, el carácter y las costumbres.
El impulsor de este nacionalismo fue el fundador del EAJ-PNV, Sabino Arana, que apostaba por la ruptura de todo
vínculo con España y la proclamación de la independencia. Según este, la independencia política preservaría a la
sociedad vasca de los males del mundo moderno, como el laicismo, los emigrantes, la industrialización, etc. Desde
una perspectiva fuerista tradicional, se limitó a recoger y dar coherencia a estas ideas que flotaban en la sociedad
y las depuró.
La ley que derogaba sus fueros históricos, en 1876, aportó dos tipos de reacciones y filosofías. La de los que
supieron rentabilizar la situación para transformar la pérdida en conciertos económicos con Madrid en provecho
propio y la de los que, apelando al tradicionalismo, defendieron la recuperación integra de los fueros. Estos
últimos eran los perdedores de la Guerra Carlista, partidarios de un País Vasco tradicionalmente agrario,
contrario al fenómeno urbano y de su industria, para quienes la defensa de los fueros totales equivalía a la
defensa de lo esencialmente vasco. La industrialización y la masiva llegada de inmigrantes eran enemigas de la
sociedad tradicional vasca, junto con el gobierno liberal español, que había abolido sus fueros. El lema del
nacionalismo vasco era Dios y Ley Vieja (Jainkoa eta Lege Zaharra), que se basaba en la unión de los nacionalistas
vascos a favor de la religión católica y de la recuperación de los fueros y tradiciones vascas.
El 31 de Julio de 1895 se fundó el EAJ-PNV con una solemne declaración antiespañola y con la voluntad de restaurar
en el territorio el orden jurídico tradicional. Pero el partido no fue capaz de conseguir nada en los pasos de los
primeros seguidores de Sabino Arana (la pequeña burguesía bilbaína tradicionalista), hasta que amplió sus bases
hacía una burguesía más moderna e industrial. Fue entonces cuando apareció la tensión interna entre los defensores
de la independencia y los que buscaban, como objetivo más viable y práctico, la autonomía dentro del estado español.
Junto al nacionalismo etnicista y ruralista de Sabino Arana, apareció el de Ramón de la Sota, procedente del liberalismo
fuerista. Así, formará un órgano de comunicación llamado “Euskalduna” mientras que los independentistas fundarán
el “Aberri” dirigidos por Luis Arana.
En 1910, el PNV sufrirá una escisión entre sus elementos más progresistas, separándose el grupo Askatasuna, que era
el más favorable a un nacionalismo laico y republicano. No obstante, no tendrá éxito hasta la 2ª República cuando se
funde EAE-ANV (Acción Nacionalista Vasca).
4. CONCLUSIONES
La creación del Euskaldun Batzokiya tuvo como principal objetivo la captación de toda aquella persona que aceptara
las bases políticas del nacionalismo sabiniano, tomando el batzoki como un centro de ocio particular de los propios
nacionalistas.
Por ello, se crean los diferentes normas que son recogidas en el presente estatuto conforme a las bases políticas del
nacionalismo vasco y siendo sometidas claramente a los estatutos o los futuros estatutos de Bizkai-Batzar.
Desde ese momento los batzokis formaron parte de la ideología nacionalista vasca sirviendo no sólo como espacios
de recreo u ocio sino como auténticas escuelas donde se trasmiten los principios básicos del nacionalismo sabiniano.
La red de batzokis se extenderá practicamente por toda la geografía vasca siendo uno de los puntales del asentamiento
nacionalsia, especialmente en el mundo rural.