Portada » Filosofía » El Materialismo Histórico y la Alienación según Marx
El hombre como sujeto activo y social: el trabajo
El ser humano no es tanto un pensador, un ser teórico, sino un trabajador, un productor (para Marx, no es la theoria sino la praxis lo que define al ser humano).
El trabajo humano es colectivo, social. ¿Por qué? El trabajo crea vínculos y relaciones entre los productores.
El ser humano es un ser histórico, a diferencia de los animales que no lo son. La historia es la sucesión de los distintos modos de producción: primitivo, esclavista, feudal, capitalista y comunista.
Cada modo de producción se compone de una infraestructura y una superestructura.
La infraestructura económica está formada por dos elementos:
Relaciones de producción: En la historia se dan dos formas de relaciones sociales:
Tiene dos niveles:
En cada época histórica, la infraestructura económica condiciona la superestructura política e ideológica. ¿Por qué? Porque éstas últimas cumplen la función de estabilizar las relaciones de producción vigentes.
El motor de la historia (el factor determinante del cambio social) es la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Esta contradicción se produce cuando las relaciones vigentes de producción frenan en lugar de impulsar el desenvolvimiento de las fuerzas productivas. Esta contradicción sólo puede ser resuelta mediante una revolución social que haga posible el cambio de modelo de relaciones de producción.
La contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción así como su inevitable resolución se manifiesta y ejecuta en la historia como lucha de clases.
¿Qué son las clases sociales? Grupos sociales antagónicos.
Sólo el comunismo pondrá el fin a las clases, abolidas por la revolución socialista, alcanzándose por ello el fin de la historia.
En su obra Das Kapital, Marx comienza analizando qué es una mercancía: mercancía es todo aquello que es producido con vistas a su intercambio.
Toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de cambio.
¿Cómo se mide el valor de cambio? El valor de cambio es expresión del valor social de una mercancia, es decir, de «las horas de trabajo socialmente necesario» que ha costado producirla.
Dado que en la sociedad capitalista todo tiende a convertirse en mercancía, la fuerza de trabajo de cada trabajador también acaba convertida en mercancía (si bien una mercancía muy especial ya que es la que permite la producción de mercancías). El valor de cambio de la fuerza del trabajador se termina midiendo al igual que cualquier otra mercancía: por el valor de horas de trabajo necesarias para producirla.
El valor de la fuerza de trabajo es el salario. Pero como el valor que produce el trabajador para el capitalista es mayor que el salario que el capitalista le paga, se produce una «plusvalía», una diferencia de valor en la que consiste la ganancia del capitalista.
La propia lógica del desarrollo del capitalismo (el desarrollo tecnológico y la concentración monopolística) así como las crisis endémicas que padece, serán las que produzcan las condiciones objetivas para su superación.
Pasemos seguidamente a explicar los conceptos de alienación e ideología en Marx.
Marx apunta que el ser humano se caracteriza por ser productor. ¿Productor de qué? De cosas, de relaciones sociales, de ideas, de sí mismo.
El ser humano mantiene con la naturaleza una relación activa y transformadora, no pasiva y contemplativa: el trabajo. El ser humano produce de modo consciente, libre, pudiendo llegar a ser dicha actividad satisfactoria (aurorrealizadora y no alienante).
El trabajo implica una relación con otros hombres, con la sociedad. Marx llegará a afirmar que la esencia del ser humano es el conjunto de sus relaciones sociales. La sociedad es, por ello para Marx, algo que ha creado y producido el mismo hombre.
El ser humano, a diferencia de los animales, tiene historia. ¿Por qué? Porque es capaz de autocrearse, de producirse a sí mismo, a lo largo del sucederse de las generaciones, de la historia. Esta autocreación se realiza, sobre todo, en el plano económico-material, no político-intelectual como defendía Hegel.
Marx retomará el concepto de alienación de Hegel y de Feuerbach, pero dándole una nueva interpretación.
El fenómeno de la alienación consiste en que los productos resultado de la actividad humana se terminan convirtiendo en fuerzas superiores e independientes que dominan al ser humano. El ser humano, libre y creador, pasa por ello a ser dominado y esclavizado por los productos creados por él.
La alienación tiene como efecto la deshumanización, esclavitud, pérdida de la libertad y atrofia de las capacidades de creación de los seres humanos.
Marx distingue tres tipos de alienación: religiosa, socio-política, económica.
Marx se inspiró en Feuerbach. En su antropología, Feuerbach afirmó que el ser humano es el creador de Dios. Los seres humanos proyectan en un más allá ficticio las mejores cualidades, elevadas a un grado infinito, de la especie humana encarnándolas en Dios. Este fenómeno recibe el nombre de «alienación religiosa». La superación de esta alienación consistirá en la toma de conciencia de que el ser humano es el verdadero y único ser supremo.
Para Marx, la religión es en primer lugar y fundamentalmente un fenómeno reflejo de la miseria económica y social. Si la religión se convierte luego en la realización fantástica en el más allá de la esencia humana, es porque se busca un consuelo imaginario a las miserias y opresión económica del más acá. Marx afirmará por ello que «la religión es el opio del pueblo».
Aquí Marx criticará la filosofía política de Hegel. Según Hegel, en la sociedad burguesa, el individuo lleva una doble vida: su vida privada, dominada por intereses egoístas, y su vida pública como ciudadano miembro de un Estado. Para Hegel, la función del Estado era resolver los conflictos que inevitablemente surgen entre los individuos en el ámbito de la sociedad civil y reconciliarlos como ciudadanos iguales ante la ley del Estado (el Derecho).
Para Marx, por el contrario, el Estado liberal es un invento burgués que se ha convertido en un poder autónomo con vida propia y enemigo de los trabajadores. El Estado constitucional-parlamentario (y sus representantes) está alienado (separado) de los trabajadores porque el Derecho es el instrumento a través del cual la clase burguesa capitalista ejerce su dominación legal sobre el pueblo trabajador.
Las alienaciones religiosa y socio-política emanan de la económica, fuente y causa última de todas las alienaciones. En la sociedad capitalista acontece en el trabajo y es efecto de la sumisión de los trabajadores al capital. Se manifiesta en cuatro dimensiones:
Nueva humanidad
¿Cómo acabar con la alienación que desposee, esclaviza, animaliza y mercantiliza al ser humano?
A través de la creación de una sociedad que lo reconcilie con su esencia o naturaleza humana, con los demás hombres y consigo mismo como individuo autónomo: la sociedad comunista.
La sociedad comunista es el espacio donde el nuevo ser humano no-alienado realizará su naturaleza creadora, reestablecerá sus relaciones con los demás seres humanos y se reencontrará a sí mismo. Pero para lograr alcanzarla hay un obstáculo: la ideología de la sociedad burguesa
Marx afirmaba en un famoso texto de «La ideología alemana» que «no es la conciencia lo que determina la vida, sino la vida lo que determina la conciencia». Con esta frase lapidaria, Marx quería decir que lo que los hombres piensan y creen (su conciencia) es un epifenómeno de la actividad material-económica y del proceso social en que se desarrolla su existencia. Por ello, la conciencia que toda sociedad tiene de sí misma (su ideología: sus representaciones, normas y valores) expresa en forma de ideas las relaciones materiales y sociales de producción que le son propias.
En los modos de producción clasistas, la ideología es el conjunto de ideas y representaciones que deforman o falsean la realidad social en función de los intereses de la clase dominante. Es una alienación estructural de la conciencia que por ello afecta tanto a la clase dominante como a la clase dominada y cuya causa, en último término, es la oscuridad del funcionamiento de los procesos económicos (el funcionamiento de la economía de mercado) en la sociedad capitalista.
A la ideología se opone una ciencia: el socialismo científico. Su misión es desenmascarar las falsedades de la ideología dominante.