Portada » Historia » Reformas en la Segunda República Española
Los intentos de transformación del país sucedieron en el primer bienio. En la política reformista se destacaron 4 ejes: ejército, temas religiosos, aspectos socioeconómicos y tema autonómico.
Tenían un ejército hipertrofiado, con armamento obsoleto y un desequilibrio interno. Azaña, Ministro de Guerra, se encargó de estas reformas. Deseaba modernizar el ejército español e insertarlo como un elemento más de la república democrática. Tomó las siguientes medidas:
Por otro lado, se revisarán los ascensos africanistas que sucedieron en la dictadura, lo cual traerá consecuencias y creará malestar en los altos mandos.
La actitud entusiasta con la dictadura de Primo de Rivera ayudará al desprestigio de la misma. Cuando se proclama la república, la iglesia lo acepta pero irá evolucionando hasta una cruzada antirrepublicana. El marco legal retirará las ayudas a los órdenes religiosos, además del derecho de la educación, industria y suprimirá a las órdenes religiosas al cuarto voto. Se declarará enemiga de la república, además de por la quema de edificios religiosos.
La economía actúa en contra de la república. El gobierno pretende una modernización de esta, se realizará la reforma agraria. Largo Caballero, Ministro de Trabajo, desarrollará unas medidas:
En la agricultura se intentarán regularizar los arrendamientos favoreciendo a los campesinos. Durante el primer bienio se llega al acuerdo de que hay que hacer una reforma agraria. Se aprueba la ley de reforma agraria de 1932 que pretende 60 mil asentamientos de campesinos anuales. Se crea el Instituto de Reforma Agraria, pero los resultados son muy pobres, lo que provocará un desencanto en los campesinos y generará revueltas en Extremadura y Andalucía. Esto se agravará en el bienio conservador que paralizará esta ley, creando la Ley Velayos, una contrarreforma agraria. En 1936 habrá una gran actividad de la reforma agraria, pero no responderá a las expectativas creadas y será antes de la Guerra Civil cuando se produzcan ciertos cambios.
La Constitución de 1931 habla de una reestructuración del estado que acabe con el centralismo, adoptando la vía del estado integral, desarrollando el Solé Tura, al que denominaron federalismo unitario. Las regiones que lo desearan podían alcanzar su autogobierno cumpliendo una serie de requisitos:
Los resultados fueron diversos:
La Institución Libre de Enseñanza, vinculada a Fernando de los Ríos, tenía como objetivo crear un sistema educativo unificado, público, laico y gratuito, e implantó la coeducación. La educación se consideró un derecho que el Estado debía garantizar a todos los ciudadanos para garantizar la igualdad de oportunidades. Se prohibió a las asociaciones religiosas ejercer la enseñanza, una medida que los gobiernos de centro-derecha suspendieron, además de la coeducación. La Segunda República hizo un gran esfuerzo en la formación de los profesores y maestros. El avance de la educación fue espectacular, con 13 mil plazas docentes y un número similar de escuelas primarias, bibliotecas públicas, escolares y municipales. En la política cultural destacan las Misiones Pedagógicas, personas que llevaban la cultura a los medios rurales más abandonados.