Portada » Arte » Grandes pintores del Renacimiento: Miguel Ángel, Rafael y más
Miguel Ángel
Aunque se sentía sobre todo escultor, también realizó pinturas.
Comienza pintando La Bóveda como si fuera un gran armazón en el que falsea por medio de ilusiones ópticas las columnas, los arcos fajones, cornisas, etc.
El tema de la bóveda son escenas del Antiguo Testamento, destacando en el centro la creación de Adán por Dios. Son imágenes gigantescas, enormes; con posturas retorcidas, escorzos y siempre mostrando la tensión contenida (terribilitá).
El color es manierista, colores fuertes y contrastes violentos de luz, que dan más movimiento a la escena. Hace también un verdadero estudio anatómico de los desnudos.
Las pinturas fueron restauradas a comienzos de los ’90.
Esta capilla tiene en sus paredes laterales una serie de pinturas anteriores.
realizadas por maestros del Quattrocento.
En La Cabecera de la misma capilla representó el Juicio Final. En el centro aparece Cristo como juez con el brazo en alto, acompañado de la Virgen. A un lado los bienaventurados que suben al cielo en un movimiento arrollador; a otro los condenados que bajan al infierno, se hunden en el abismo como lanzados en el espacio. Es una inmensa masa humana de gigantes que se mueve con dramatismo apocalíptico.
Son imágenes gigantescas, en posturas forzadas, desnudas, en tensión (teribilitá).
El colorido es muy vivo (azules y rojos)
Rafael Sanzio
Nació en Urbino, era de complexión débil, de ojos grandes y mirada dulce que le valió el apodo de «El Divino». Sólo vivió 37 años. Pasados sus primeros años, tuvo una carrera ininterrumpida de éxitos.
Su obra se puede agrupar en
1. Influencia de Leonardo: son figuras dulces y delicadas, de rostros redondos y miradas de ensueño; pero también son figuras monumentales que parecen salirse del marco. Composiciones simétricas en las que pone en práctica la técnica del sfumatto.
Pinta:
2. Influencia de Miguel Ángel: son cuadros de gran formato, con escenas enmarcadas en grandes construcciones arquitectónicas clásicas, donde se mueven muchos personajes monumentales; en estas obras representa la perspectiva clásica. Por ejemplo: «Los desposorios de la Virgen», obra inspirada en «La entrega de las llaves a San Pedro» de su maestro Perugino; o también en
En un marco arquitectónico inspirado en la arquitectura clásica (decorado con las estatuas de Atenea y Apolo), representa a un gran número de filósofos, matemáticos, artistas… de la Antigüedad. Lo más curioso es que para representar a algunos de estos personajes recurre a retratos de artistas contemporáneos suyos: Platón (retrato de Leonardo) y Aristóteles van en el centro, también se representa el mismo Rafael junto a un grupo de astrólogos.
Los personajes a simple vista parecen estar distribuidos de forma anárquica, pero no es así, forman parte de distintos grupos y están interrelacionados entre ellos.
Esta obra es el prototipo de pintura del pleno renacimiento, porque en ella se representan todas las novedades de la época: perspectiva, composición equilibrada, las posturas de los personajes empiezan a retorcerse, fuerza expresiva de los gestos, color cada vez más intenso y brillante.
La lectura que tiene esta obra es la resaltar la importancia que tuvo la Antigüedad clásica en el Renacimiento, así como la dignificación de los artistas renacentistas al equipararlos a los grandes sabios de la Antigüedad.
Para esta Estancia también realizó: «La disputa del Sacramento», «El incendio del Borgo», etc.
PINTURA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI)
Hay dos tendencias:
A) CLASICISMO:
LEONARDO DA VINCI
Nace en Vinci (Florencia), hijo ilegítimo de un rico notario y de una joven campesina. Trabajó como aprendiz en el taller del escultor Verrocchio. Es el prototipo de hombre renacentista: polifacético (pintor, músico, inventor, ingeniero, biólogo.
Es tal vez el retrato más famoso de la historia de la pintura. Al parecer, aunque el retrato no está firmado ni fechado, fue encargado en 1503 por Francesco del Giocondo, noble comerciante de Florencia que deseaba tener un retrato de su esposa; de ahí el nombre de Gioconda. También se la conoce como «Monna Lisa»: Lisa por su nombre y Monna como abreviatura de Madonna, señora en italiano. Se han buscado otros modelos a la obra: una mujer ideal, la madre del pintor, su autorretrato.
Es un típico retrato renacentista, de medio cuerpo (3/4) sentada en un sillón delante de un paisaje un poco irreal, con el brazo en un primer plano para dar así a la obra una mayor sensación de profundidad; la dama gira el cuerpo hacia un lado y dirige una mirada enigmática al espectador
Destaca el tratamiento que hace Leonardo de la luz y su incidencia sobre el rostro y el paisaje del fondo; es lo que se conoce como «sfumatto»; es decir, difuminar los contornos aplicando innumerables capas de colores transparentes hasta conseguir contrastes de luces y sombras. También se conoce esta técnica como «perspectiva aérea», que da a la obra un aire de misterio.
Hay que destacar la expresión del rostro, entre idealista e idealizado (sin cejas ni pestañas), de sonrisa enigmática
Desde que Leonardo la vendiera al rey de Francia Francisco I, la obra ha cambiado varias veces de dueño, la tuvo Napoleón colgada en su dormitorio, fue dañada con una piedra
Leonardo juega con el espacio, dando la sensación de que la escena se desarrolla en un interior, es como si el techo y las paredes del refectorio continuaran en la fingida arquitectura, con una ventana abierta por la que entra la luz y nos permite ver un paisaje
La perspectiva renacentista está perfectamente expresada dando esa sensación de profundidad espacial.
En el centro aislado, estático, sitúa a Jesús cuya figura se recorta sobre la luz de la ventana; por el contrario, a su lado sitúa a los Apóstoles, no alineados tras la mesa, si no enlazados en grupos de tres, cuyo movimiento contrasta con la serenidad de Jesús. A la izquierda de Cristo aparece Judas que se aparta de Él, pues está anunciando que uno de los presentes le traicionará
Otras obras de Leonardo: «Santa Ana, la Virgen y el Niño», «La dama del armiño»
ESCUELA VENECIANA
El único centro artístico capaz de rivalizar con Roma fue Venecia, no sólo por el número de pintores que allí trabajaron: Giorgione, Tiziano, Veronés, Tintoretto, etc., sino también por su estilo original.
Esta pintura está más influida por el lujo oriental, ya que Venecia era una ciudad muy rica por el comercio, que mantenía estrechos contactos con oriente. Se caracterizó por:
GIORGIONE
En su obra unió el paisaje con el desnudo femenino de forma poética:
«Concierto campestre», «Venus dormida»
TIZIANO
Pintó tanto temas religiosos («La Gloria»), como mitológicos («La Bacanal», «Baco y Ariadna») y desnudos en los que unió el paisaje con el desnudo femenino como Giorgione. Por ejemplo:
Para Tiziano los elementos de encuadre como el paisaje, las cortinas, etc. ocupan la atención tanto como el motivo principal. Es un Tiziano sensual que juega con las texturas aterciopeladas y los contrastes de colores.
Pero es un pintor conocido sobre todo por sus retratos de Carlos V y de Felipe II.
Destaca
VERONÉS Y TINTORETTO
Muestran un interés por los grandes escenarios arquitectónicos donde se mueven numerosos personajes en un ambiente rico y de lujo. Ejemplos: