Portada » Español » Generación del 27: Renovación poética y compromiso social en la literatura española
El grupo poético del 27 reúne a una serie de destacados poetas que asumieron la renovación expresiva propuesta por las vanguardias sin renunciar a la herencia de la tradición literaria española de la que eran amplios conocedores.
El clima de situación caótica del contexto histórico en el que viven, lo aprovecha Miguel Primo de Rivera en 1923 para imponer un régimen dictatorial que actuó contra la libertad de prensa y contra los intelectuales. En 1931, el rey Alfonso XIII huye del país y se proclama la II República, que intentó hacer reformas en todos los ámbitos, pero no supo hacer frente a los anhelos nacionalistas vascos y catalanes, no consiguió reducir la miseria y no logró acabar con la violencia pública, por lo que, en 1936 se levanta parte del ejército y comienza la guerra civil.
A pesar de ello, España vivió una época de admirable desarrollo cultural, que provocó el auge de la Institución Libre de Enseñanza, esta aspiraba a una educación libre, laica, universal, integral y activa, y promovió la creación de la Residencia de Estudiantes (1910), por la que pasaron casi todos los escritores de la generación del 27.
Aunque cada poeta del grupo muestra en sus obras un marcado carácter personal y un estilo propio se pueden señalar una serie de características generales:
Emplean la metáfora y las imágenes sorprendentes como recurso expresivo fundamental y base del lenguaje poético. Utilizan una métrica variada, usan estrofas tradicionales y al mismo tiempo experimentan con el verso libre.
La evolución de las obras va desde una poesía pura y deshumanizada hacia la que se hace eco de los problemas del ser humano en su dimensión individual y social. En esta evolución destacan tres etapas: predominio del arte nuevo, rehumanización y dispersión.
Los grandes poetas del 27 son:
– Federico García Lorca, sus primeros libros se sitúan en la línea del neopopulismo: Canciones, Romancero gitano y Poema del cante jondo son obras inspiradas en la poesía tradicional castellana, el folclore andaluz y el cante jondo. Su libro Poeta en Nueva York escrito en 1929 durante su estancia en EEUU y publicado póstumamente, manifiesta la influencia estética surrealista, con este libro Lorca pretende mostrar el fracaso del mundo civilizado, que lleva al ser humano al desarraigo, la miseria, la soledad y la muerte. Entre sus últimas obras destaca Llanto por Ignacio Sánchez Mejía elegía compuesta con motivo de la muerte de un torero amigo, y Sonetos de un amor oscuro, que se dieron a conocer en 1984 y en los que el poeta continúa una larga tradición de los sonetistas españoles.
– Vicente Aleixandre se le concedió el premio nobel en 1977, en su poética se puede diferenciar tres etapas: su primer libro, Ámbito se sitúa en la línea de la poesía pura, con una marcada influencia de Juan Ramón Jiménez, dentro de esta primera etapa también destacan poemarios como La destrucción o el amor lleno de un lenguaje rico en imágenes surrealistas y en Espadas como labios, poemario surrealista en el que el poeta esboza sutilmente el rechazo a la sociedad; en su segunda etapa, escribe Historia del corazón, obra en la que el poeta se hace eco de los problemas colectivos; y en su última etapa, de carácter filosófico encontramos Poemas de la consumación.
– Luis Cernuda, en sus obras se observa una evolución desde una poesía pura y clasicista representada por sus primeros libros como en Égloga, elegía y oda, hacia una poesía influida por la estética surrealista en la que se sitúa Los placeres prohibidos. Con la publicación de Donde habite el olvido, título tomado de una rima de Bécquer, su produce un giro en su evolución, cultiva una lírica melancólica, elegíaca y meditativa del gusto neorromántico. En obras como Las nubes y Desolación y quimera el poeta hace repaso a los asuntos que le han preocupado a lo largo de su vida.
– Dámaso Alonso, publica en 1944, Hijos de la ira, con la que se inicia una nueva etapa en la poesía española.
– Manuel Altolaguirre es posiblemente el poeta más espiritual e intimista de la generación del 27. Entre su obra poética destacan: Las islas invitadas, Poema del agua, Escarmiento, Amor, y Un verso para una amiga. Son importantes también las escritoras Mª Teresa León, Rosa Chacel, Ernestina Champourcín, Concha Méndez, esta última escribe Vida a vida, Niño en sombras y su mejor libro Sombras y sueños. El epígono del 27: Miguel Hernández Miguel Hernández empieza su labor como poeta en los años treinta y asume las tendencias estéticas que dominaban a los poetas del 27: neogongorismo, surrealismo, neopopularismo y poesía de compromiso social, por lo que suele ser estudiado como un epígono del grupo poético del 27. Su primer poemario, Perito en lunas, se sitúa en la línea neogongorina y se caracteriza por su hermetismo y el empleo de metáforas audaces. En El rayo que no cesa, la expresión amorosa se funde con una angustia metafísica y existencial. El poeta consigue un estilo personal en la que destacan los elementos simbólicos: el toro, el vientre de la mujer, los cuchillos, las navajas, los puñales, en algunos de sus poemas se observa la influencia de Pablo Neruda y de Vicente Aleixandre. Su tercer y cuarto poemario Viento del pueblo y El hombre acecha tienen un tono combativo íntimamente ligado a la experiencia de la guerra y gran compromiso social. A ellos pertenecen poemas representativos del autor: El niño yuntero, Sentado sobre los muertos, Aceituneros, Jornaleros. Su última obra Cancionero y romancero de ausencias se trata de un diario íntimo de los últimos años de la vida del poeta. En sus versos vierte el dolor y la angustia de la muerte de su hijo y de la separación de sus seres queridos, se encuentra en la cárcel. El libro incluye su conocido poema Nanas de la cebolla.