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La Prehistoria: Evolución del ser humano y avances técnicos
La Prehistoria comprende un largo periodo de tiempo que abarca desde la aparición del ser humano hasta que surgen los primeros documentos escritos. Durante este periodo se produjo el largo proceso de la evolución desde los primeros homínidos hasta el ser humano actual y una serie de avances técnicos que permiten dividir la Prehistoria en dos edades: Edad de Piedra y Edad de los Metales.
El origen del ser humano
El proceso evolutivo de los homínidos se caracteriza por los siguientes rasgos: la postura del cuerpo cada vez más erguida, el aumento de la capacidad craneal, la fabricación de herramientas y utensilios progresivamente más elaborados y especializados, y una serie de avances como el dominio del fuego, el uso del lenguaje y la aparición de las primeras manifestaciones religiosas y artísticas.
La Edad de Piedra
La Edad de Piedra se divide en dos periodos: Paleolítico y Neolítico. El Paleolítico, también conocido como Edad de la Piedra Tallada por la técnica de elaboración de los útiles, presenta las siguientes características: el ser humano era nómada y depredador, la vida de aquellos seres humanos debió de transcurrir al aire libre en las orillas de los ríos, habitaban en cuevas y refugios, pero también construyeron chozas con pieles de animales, ramas y huesos. Aprendieron a dominar el fuego y con él consiguieron perfeccionar sus técnicas de caza, ocupar cuevas y abrigos naturales y mejorar su alimentación al poder cocer y asar los alimentos. Se organizaban en grupos pequeños que solo se unían para defenderse y cazar. Surgieron las creencias como el culto a los muertos, según evidencian los enterramientos, y la creatividad artística con manifestaciones de arte mobiliar y arte rupestre. El Neolítico, por su parte, provocó el cambio de una economía depredadora a otra productora. Los cambios e innovaciones más destacados fueron: la aparición de la agricultura, la domesticación de animales, nuevas técnicas de elaboración de útiles de piedra, la invención de la cerámica, y el ser humano se hizo sedentario y construyó poblados permanentes de adobe, madera o piedra.
La Edad de los Metales
La Edad de los Metales se divide en tres periodos: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, caracterizadas por los siguientes rasgos: la utilización del metal, la especialización en el trabajo, la utilización de los animales como medio de transporte, hecho que, unido a la invención de la rueda y su aplicación, favoreció el desarrollo del comercio, una actividad que facilitó la difusión tecnológica y cultural. También se produjeron cambios en la estratificación social y la creación de nuevos modelos artísticos.
El arte prehistórico
Las manifestaciones más destacadas del arte prehistórico son las pinturas rupestres paleolíticas (pintura franco-cantábrica), que aparecen en cuevas, a veces en lugares de difícil acceso. Predomina la representación de la fauna que existía en aquella época, en colores ocres y negros, de gran tamaño y con un estilo naturalista. Estas manifestaciones artísticas tenían probablemente una finalidad mágica para favorecer la caza.
Las civilizaciones clásicas
Las civilizaciones clásicas son la griega y la romana. Se denominan clásicas porque sus manifestaciones culturales fueron tomadas como modelo en periodos posteriores (Renacimiento, Neoclasicismo).
La civilización griega
La civilización griega se desarrolló en torno al mar Egeo y pasó por diferentes etapas, entre las cuales la más destacada es la denominada época clásica, siglo V y parte del IV antes de Cristo. Algunos aspectos importantes de la civilización griega son: la importancia de las polis o ciudades-estado como Atenas y Esparta, que tuvieron diferentes sistemas de gobierno (en Esparta se impuso un régimen oligárquico, mientras que en Atenas se dio la democracia); la sociedad se dividía en grupos cerrados: los ciudadanos (minoría que poseía todos los derechos), las personas libres (que carecían de derechos políticos) y los esclavos (grupo numeroso de personas no libres utilizado como fuerza de trabajo); la economía se basaba en la agricultura, la ganadería, la artesanía y el comercio, este último alcanzó un gran desarrollo y fue impulsado por el uso de la moneda; la cultura griega realizó importantes aportaciones en campos tan diversos como la filosofía, las matemáticas y la literatura; y el arte griego se preocupó por la búsqueda de la belleza ideal, entendida como la conjunción de armonía, proporción y equilibrio.
La civilización romana
La civilización romana abarcó un extenso ámbito geográfico en torno a la cuenca del Mediterráneo, cuyo centro era la ciudad de Roma. Algunos rasgos que caracterizaron al mundo romano fueron: una evolución política que pasó por tres grandes periodos con distintas formas de gobierno (monarquía, república e imperio); una economía urbana y esclavista, donde la ciudad constituía el centro económico y la mano de obra compuesta por esclavos predominaba en las tareas productivas; una sociedad desigual, pues no todos los individuos poseían los mismos derechos y obligaciones; y una cultura romana que aportó una lengua común a todo el imperio (el latín), una obra jurídica de gran trascendencia (el derecho romano) y un arte que asimiló el estilo griego haciéndolo más funcional y práctico.
El islam
La civilización islámica tuvo su origen en la península arábiga en el siglo VII. El islam es una religión monoteísta fundada por Mahoma, que se extendió rápidamente desde Arabia hasta la península ibérica por occidente, y hasta el Indo por oriente. Algunos rasgos que definieron la civilización islámica fueron: una próspera economía caracterizada por la existencia de numerosas ciudades que constituían grandes centros de intercambio, y por el desarrollo del comercio, que se convirtió en una de sus principales bases económicas, respaldado por una fuerte moneda; una sociedad estructurada por diferencias religiosas y económicas, donde los musulmanes podían pertenecer a la aristocracia (minoría con gran poder político y económico), al grupo social intermedio formado por comerciantes y artesanos, o a la gran masa popular que no tenía propiedades; el poder político se encontraba centralizado en la persona del califa, que se apoyaba en una fuerte administración central y territorial, y en un poderoso ejército; y en el ámbito cultural, los musulmanes fueron transmisores de avances técnicos e intelectuales en la medicina, la astronomía, las matemáticas y la filosofía. El arte se caracterizaba por la riqueza fundamentada en el empleo de formas geométricas y vegetales.