Portada » Arte » El Gótico y el Arte Islámico en Europa
El Gótico es el estilo artístico nacido en la región de L’Île de France a mediados del s. XII, que se impone en toda Europa hasta la progresiva implantación del gusto renacentista principios del siglo XVI, según las zonas. Etimológicamente significa ‘arte de los godos’, acepción peyorativa dada por los teóricos del Renacimiento italiano, quienes lo contraponían al ‘modelo romano’ que ellos consideraban más perfecto. El GÓTICO ROMPE CON EL ROMÁNICO tanto en los aspectos constructivos y simbólicos de la arquitectura como en el naturalismo perseguido por la escultura y la pintura. Así como Cluny ayudó a propagar el arte románico, la orden del Císter propició la difusión del estilo gótico.
Las primeras manifestaciones del gótico (finales del siglo XII) corresponden a los monasterios cistercienses: Poblet y Santes Creus (Tarragona) y Las Huelgas Reales (Burgos). El ideal de vida monástico creado por la orden del Císter dio lugar a un tipo de arquitectura basada en la austeridad, desprovista de decoración. La arquitectura cisterciense sigue los modelos franceses de los monasterios de Clairvaux y Citeaux. Se caracteriza por emplear arcos apuntados doblados, bóvedas de crucería, gruesos pilares con columnas semicirculares adosadas, aún no hay arbotantes, contrafuertes. En España hay que diferenciar claramente entre: La Corona de Castilla donde las formas del Gótico francés se absorben rápidamente: hay una tendencia a la verticalidad y luminosidad conseguidas gracias a la combinación de arcos apuntados, bóvedas de crucería, pilares fasciculados, arbotantes, contrafuertes, pináculos…que permiten abrir grandes vanos decorados con vidrieras. En la Corona de Aragón se desarrolla una arquitectura más cercana a las formas del gótico mediterráneo: se tiende a la horizontalidad, la sobriedad decorativa influenciada por la orden del Císter y la escasez de vanos en los muros.
Es el siglo de la preponderancia de Castilla bajo los reinados de Fernando III y Alfonso X, la reconquista sufre un tremendo avance llegándose hasta Andalucía, la cual es casi reconquistada (Córdoba, Sevilla, Jaén). Siguiendo el modelo francés, y con la intervención de maestros franceses, se comienza las catedrales de Burgos, Toledo y León. En el siglo XIV se inició en Castilla una profunda crisis debida a la Peste Negra y la guerra civil, que provoca un parón constructivo y traslada a Aragón un espectacular desarrollo de las construcciones.
La influencia francesa es reemplazada por la del Císter y la italiana lo que se tradujo en la entrada de las mencionadas características del gótico mediterráneo: tendencia a la planta de salón por la escasa diferencia de altura entre las naves para conseguir crear un espacio interior más diáfano, se reducen y adelgazan los soportes, se construyen capillas entre los contrafuertes y se prescinde de la decoración escultórica. Entre las obras más destacadas encontramos las catedrales de Barcelona, Girona y Palma de Mallorca y la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Fruto del auge comercial se construyen las lonjas de Barcelona, Palma de Mallorca y Valencia.
Se caracteriza por el uso de arcos conopiales, escarzanos y carpaneles, bóvedas de terceletes y estrelladas, tracerías en forma de llama… Se construye la Catedral de Sevilla en el emplazamiento de la mezquita almohade. En Burgos, se completa la catedral con las agujas de las torres y la capilla del Condestable. A finales de siglo, durante el reinado de los Reyes Católicos, comienza una fiebre decorativa que oculta la estructura arquitectónica y en la que es habitual la utilización de bóvedas estrelladas y arcos conopiales. Es el denominado estilo isabelino o hispano-flamenco, en el que participan muchos maestros extranjeros. En Toledo, destaca el monasterio de San Juan de los Reyes.
El término arte islámico englobará la producción artística de todos aquellos países en los que se profesa la religión musulmana. Esta religión nace en torno a una figura fundamental en la Historia de las religiones: Mahoma, quien recibió revelaciones del arcángel Gabriel. En el año 622 se produce la huida desde la Meca a la Medina, punto de partida para la datación de la era islámica. Las revelaciones de Alá se recogerán en el Corán. A la muerte de Mahoma se inicia la difusión de esta religión, sobre todo gracias a la guerra santa. Esto les puso en contacto con diferentes pueblos de los que van a ir absorbiendo sus principales rasgos y características culturales. De esta manera, el arte musulmán es un reflejo de sus ideas religiosas y una síntesis de las manifestaciones artísticas de diferentes culturas. Al igual que el judío, el arte islámico prohibía representar la figura humana, lo que constituyó un serio obstáculo para la pintura y la escultura y convirtió a la arquitectura en la más destacada de las artes. Aunque la escultura y la pintura no disfrutaron de un gran desarrollo, sí lo tuvieron las artes suntuarias (marfil, cerámica, cristal…). La arquitectura islámica es una síntesis de elementos bizantinos, cristianos y persas. Los edificios raramente son de piedra, se prefiere la mampostería y el ladrillo y todos aquellos materiales pobres que más tarde serán revestidos con yeso. El soporte más utilizado es el pilar de ladrillo y la columna reaprovechada. Son generalmente delgados pues las techumbres que soportan son ligeras. Los capiteles son muy variados: corintios estilizados, de nido de avispa, de mocárabes, cúbicos… El arco más repetido es el apuntado en oriente y el de herradura en occidente. También se utilizarán arcos polilobulados, mixtilíneos, entrecruzados y de mocárabes. Las cubiertas serán también variadas, desde el alfarje o artesonado a las bóvedas gallonadas, de mocárabes… Abundan también las de crucería con la peculiaridad de que los nervios no se cruzan en el centro, sino que dejan un espacio cuadrado o de figuras poligonales. Es muy importante la decoración interior, mientras que las fachadas exteriores ofrecen gran simplicidad. Los muros interiores de los edificios se cubrieron con paneles de yeso ricamente decorados, con cerámica de colores y pintura.
El edificio más importante de la arquitectura islámica es la mezquita, lugar de reunión y oración. El esquema de estos edificios parte del modelo sirio. Sus partes fundamentales son: El patio (sahn), como los atrios cristianos, rodeado de arquería, con su centro ocupado por una fuente para las abluciones (sabil), donde el musulmán se debe purificar antes de entrar a rezar. En uno de sus lados se sitúa la torre alminar o minarete (de planta cuadrada, octogonal o circular) desde donde el almuédano llama a la oración. La gran sala de oración (haram) dividida en naves con columnas o pilares que se orientan perpendicularmente hacia un muro llamado muro de la quibla, orientado hacia La Meca. El mihrab, es el lugar santo de la mezquita y donde se guarda el Corán. Ante el mihrab se sitúa la maqsura, espacio acotado con arquerías por estar destinado al califa o al imán. Junto a la macsura se sitúa el mimbar o púlpito escalonado y movible. Sobresalen la gran Mezquita de Damasco, la Cúpula de la Roca (Jerusalén) y la mezquita de Kairuán (Túnez). En el periodo abasida, a partir del 750, el centro artístico se desplaza a Bagdad, donde destaca la gran mezquita de Samarra.
La decoración es exuberante y variada: Geométrica: con la lacería, líneas entrecruzadas que forman figuras poligonales. También son importantes los paños de sebka, que consiste en una retícula de rombos, de trazos lobulados o mixtilíneos. Vegetal (ataurique): pequeñas hojas que recubren las superficies inspirado en la hoja de acanto pero más estilizado. Epigráfica: de trazados alargados y angulosos, y nasjí redondeados (versos del Corán). El material de construcción es pobre (ladrillo y tapial) que se recubren de yesería (con motivos epigráficos y ataurique) y cerámica vidriada.
Cuando cesaron las invasiones de musulmanes, normandos y húngaros, Europa entró en un período de paz, la población creció, se reactivó el comercio y, poco a poco, se recuperó la vida urbana. Este aumento de riqueza explica la fiebre constructiva que caracterizó al Románico. En la Península Ibérica los reinos cristianos entraron en una fase de expansión económica y demográfica favorecida por la descomposición del Califato de Córdoba. El arte románico está influenciado por el teocentrismo y la religiosidad que impregnan todos los aspectos de la vida que propicia dos fenómenos que tuvieron gran incidencia en el desarrollo del estilo: La extensión de la vida monástica en el medio rural. En el siglo X, en la abadía de Cluny, en Borgoña (Francia), se emprendió una profunda reforma de la regla benedictina, que fundó monasterios por toda Europa y se convirtió en la fuerza más poderosa de la Iglesia. Las peregrinaciones para la veneración de reliquias y lugares santos (Roma, Tierra Santa y Santiago de Compostela) se extendió por toda Europa. Las iglesias se afanaban en su adquisición, pues con la afluencia de fieles y peregrinos llegaban cuantiosos ingresos económicos. La arquitectura románica es esencialmente religiosa, con predominio de iglesias y monasterios en el ámbito rural, y de catedrales en enclaves más relevantes. Las principales características de los templos románicos son las siguientes: El material de construcción más empleado es la piedra, con la que se levantan gruesos muros. Las iglesias adoptan la planta de cruz latina con la nave central más ancha que las laterales y uno o más ábsides en la cabecera. La planta de cruz latina simboliza la cruz en la que Cristo fue crucificado. Incluso la nomenclatura de los distintos espacios del templo hace referencia a las partes del cuerpo en la cruz: la cabecera corresponde a la cabeza de Cristo, los brazos del templo son el transepto, la fachada principal son los pies del templo… Además, la cabecera se orienta hacia el este, lugar por donde sale el sol y la ubicación de Tierra Santa. La nave central se cubre con bóveda de cañón reforzada con arcos fajones que permiten la segmentación en varios tramos, y las naves laterales con bóvedas de arista. Los ábsides se cubren con bóvedas de cuarto de esfera y el crucero con cúpulas apoyadas sobre trompas o sobre pechinas. Hacia el exterior estas cúpulas se resaltan con un cimborrio. El pilar cruciforme o compuesto se convierte en el elemento sustentante en el interior. Recoge el peso de las bóvedas mediante columnas adosadas.
En el exterior, los arcos fajones se corresponden con los contrafuertes que contienen los empujes laterales de la pesada cubierta. Los arcos del románico son de medio punto. La separación entre las naves se realiza con arcos formeros, paralelos al eje longitudinal de la nave. Los cuatro arcos que componen el crucero reciben el nombre de arcos torales. La iluminación: La pesadez de los materiales empleados, así como el sistema de fuerzas verticales dificulta abrir vanos en los edificios por lo que los interiores presentan escasa iluminación. El grosor de los muros hace que los escasos vanos se encuentren fuertemente abocinados (más anchos en el exterior que en el interior). La decoración del edificio románico es otro elemento de gran importancia; el interior se decora con pinturas murales. Los capiteles se decoran con relieves figurativos de temática religiosa o con animales extraídos del bestiario oriental. Destacan las grandes portadas esculpidas, accesos a las iglesias que concentran casi toda la ornamentación; abundan los motivos geométricos: ajedrezado, rollos, puntas de sierra, zig-zag, clavos, etc. Estas obras fueron realizadas por talleres de artesanos itinerantes que recorrían el territorio en busca de trabajo. De ellos, no se han conservado los nombres ya que la construcción era considerada un oficio artesano más. En cuanto a las obras más destacadas: Del Románico inicial (finales del siglo X y primera mitad del siglo XI) o Románico lombardo (origen norte de Italia), destacan: San Clemente de Tahull y Santa María de Tahull, decoradas con arquillos y bandas lombardas, Románico pleno (segunda mitad del siglo XI hasta la mitad del siglo XII), se origina en Francia y se transmite por las rutas de peregrinación. En España, la catedral de Jaca (cuyo ajedrezado jaqués se convertirá en motivo decorativo de las iglesias del Camino de Santiago), San Martín de Frómista, San Isidoro de León y, Santiago de Compostela, la única de peregrinación en nuestro país. Tardo románico (desde finales del siglo XII) las catedrales de Plasencia, Zamora, Toro y Salamanca, con cúpulas gallonadas con torrecillas cilíndricas apoyadas sobre tambor. La iglesia de peregrinación: Surge para dar acogida a los peregrinos a los lugares donde se conservaban reliquias. El modelo será el de iglesias de planta de cruz latina con tres o cinco naves. Las naves laterales se prolongan en el transepto y detrás del altar formando el deambulatorio o girola, pasillo que rodea el ábside central. Iglesias son San Saturnino de Tolosa y Santa Fe de Conques en Francia y la catedral de Santiago de Compostela en España