Portada » Historia » Dictadura franquista resumen
Un objetivo inaplazable, tras la victoria en la Guerra Civil, era la creación de un nuevo Estado, cuya configuración estaba aún por definir, pero no sus rasgos: un Estado autoritario (Franco, como Caudillo, concentraba todos los poderes con el apoyo del ejército), anticomunista, militarista, antiparlamentario y antiliberal, nacionalista y católico. Además, tomará como objetivos principales la defensa de la “unidad de la Patria”, el tradicionalismo y la adopción de elementos fascistas. Más tarde, con la victoria de las democracias occidentales en la Segunda Guerra Mundial, el régimen se desvinculó de la simbología fascista definíéndose como una democracia orgánica a través de unas Leyes Fundamentales que pretendían simular un Estado de Derecho. El nuevo Estado se presentaba como una “monarquía católica y representativa” cuya jefatura de Estado recaía, con carácter vitalicio, sobre Franco quien se atribuía también la prerrogativa de nombrar a su sucesor. Esta evolución permite diferenciar, al menos, tres etapas: 1 La posguerra y el asentamiento del régimen (1939-1959): En política interior se desarrolló una dura represión contra los vencidos y se sentaron las bases del nuevo Estado. En el exterior se atravesaron varias fases: el acercamiento a Alemania e Italia durante la guerra, el rechazo internacional tras su finalización y el paulatino reconocimiento internacional en el contexto de la guerra fría a partir de 1950 . Así, en 1953 se firmarán el Concordato con el Vaticano y un tratado con Estados Unidos ; en 1955 finalmente ingresaba en la ONU. Económicamente, fueron años de dificultades por las consecuencias de la Guerra Civil, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el aislamiento internacional de España (autarquía económica). 2 El desarrollismo económico (1959-1973): En política interior, se consolidó la estructura del Estado franquista y se suavizó la represión. En el exterior, se continuó la política de apertura y de integración con la solicitud de ingreso en la Comunidad Económica Europea en 19622. En el ámbito económico, se produjo, al amparo de la favorable coyuntura internacional, un acelerado crecimiento . 3 La crisis del régimen (1973-1975): En política interior, el inmovilismo, el estado de salud de Franco y la creciente oposición política crearon un clima de inestabilidad que anunciaba el final del régimen con la muerte del Caudillo. En el marco internacional, el Estado franquista aparecía como una realidad anacrónica (última dictadura tras la desaparición
de las de Portugal y Grecia). En el ámbito económico, el milagro desarrollista se frenó con la crisis internacional del petróleo de 1973 y se inició una aguda fase de recesión económica. Estos cambios variaron tanto a las “familias” políticas del régimen como a las bases sociales sobre las que se apoyaba . Con respecto a los grupos ideológicos (franquistas, monárquicos, falangistas y católicos), conformaban un abanico ideológico muy amplio y su alianza se basaba más en los rechazos comunes que en las aspiraciones. No obstante, todos perseguían la confesionalidad católica del Estado, la implantación de un poder nacionalista, fuerte y centralizado y la imposición de un orden social rígido basado en la defensa de la familia y de la propiedad privada. Franquistas: Franco, a diferencia de otros dictadores, nunca tuvo un proyecto político concreto, pero su visión tradicionalista le impulsaba a rechazar cualquier forma que derivara del pensamiento liberal o democrático. Los monárquicos se dividían en carlistas o tradicionalistas y los partidarios de la restauración de Juan de Borbón . Los falangistas presentaban unos planteamientos próximos al fascismo europeo contemporáneo, pero la muerte de su fundador (Primo de Rivera) y su fusión con los tradicionalistas, bajo el mando directo de Franco, les hizo perder gran parte de sus señas de identidad. Seguían aspirando a un régimen totalitario de partido único, el Movimiento Nacional, nombre con el que el régimen designaba a la FET y de las JONS para evitar la utilización del término “partido” (y en el que se incluía una organización sindical vertical; nacionalsindicalismo). Tras la victoria de las democracias occidentales en la Segunda Guerra Mundial, Franco se fue distanciando de los planteamientos falangistas y, aunque siguieron ocupando cargos importantes, perdieron influencia dentro del régimen, sobre todo a favor de los católicos, quienes proporcionaban una mejor imagen en el exterior. Dentro de los católicos destacarán: la Asociación Católica Nacional de Propagandistas que controlaban las carteras de Asuntos Exteriores y en Educación y el Opus Dei , era una asociación de fieles católicos que buscaba la santificación personal a través de la vida ordinaria. Adquirirán una gran importancia en la España franquista alcanzando altos cargos por su elevada cualificación. En cuanto a los apoyos sociales, el franquismo fue gozando del apoyo de amplios sectores, bien por su defensa de los valores más
tradicionales de la sociedad, bien por su autoridad y el restablecimiento del orden público. Destacarán la oligarquía económica, el ejército y el clero y, con el desarrollismo, medianos propietarios y las clases medias urbanas.
La economía de la España franquista también experimentó una profunda evolución desde una economía estancada de base agraria a una industrial. En esta evolución podemos distinguir las siguientes etapas: a) La autarquía de la posguerra: La Guerra Civil había dejado un país arruinado, a lo que se sumaría la dificultad de abastecerse en el exterior. El modelo adoptado por el franquismo para salir de la penuria fue la autarquía, una política económica basada en un disparatado optimismo oficial, la autosuficiencia y la intervención del Estado. Pero, la escasez, el racionamiento y los precios fijados por el Estado propiciaron la aparición de prácticas fraudulentas y la corrupción generalizada. B) Los años 50, el fin de la autarquía: Finalizado el aislamiento internacional y, ante la evidencia del fracaso del modelo autárquico, la economía española se fue liberalizando y abríéndose poco a poco al exterior. En 1952 se puso fin al racionamiento de alimentos y se permitíó la importación de bienes de equipo, gracias al apoyo económico norteamericano, imprescindibles para el desarrollo económico. Finalmente, en 1954 se súperó la renta por habitante de 1935. Sin embargo, este incipiente desarrollo generó problemas: las importaciones aumentaron a un ritmo muy superior al de las exportaciones, y el déficit comercial fue disminuyendo las reservas de divisas, que iban camino de agotarse al final de la década; la inflación propició protestas sociales. La necesidad de reformas estructurales en la economía era evidente. El grupo de tecnócratas del Opus Dei, diseñaron el giro definitivo en la política económica. C) El desarrollismo (1959-1973): La llegada de los tecnócratas en los ministerios económicos supuso un gran giro en la política económica. A ellos se debíó el Plan de Estabilización de 1959, elaborado bajo las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Su objetivo era liberalizar la economía y abrirla al exterior. Para ello,recorte gasto público, congelación salarios,restringíó crédito, devaluación moneda y se liberalizaron las inversiones extranjeras. Las consecuencias inmediatas fueron traumáticas , pero los beneficios se apreciaron en poco tiempo. En 1961, tras reducirse el déficit público y recibir abundantes inversiones del exterior, España inició un acelerado crecimiento económico. España pasó en una década de ser un país agrario a un país industrializado. El régimen utilizó la industrialización como propaganda al presentarla como el “milagro económico español”.
El desarrollismo se caracterizó por un fuerte crecimiento industrial, un crecimiento espectacular del turismo, una modernización de la agricultura y la llegada masiva de inversiones extranjeras. Pero este crecimiento también presentaba dificultades: grandes desequilibrios regionales, poca participación del mercado laboral nacional y una balanza comercial muy deficitaria. Para tratar de encauzar el desarrollo económico el gobierno puso en práctica, desde 1963, los Planes de Desarrollo, que seguían el modelo francés de planificación indicativa; aunque no lograrán los objetivos previstos. A partir de 1973, la crisis del petróleo acabó con esta fase de desarrollo y se entró en una aguda depresión. En cuanto a las transformaciones sociales, la sociedad de los años 40 y 50 no experimentó grandes cambios con respecto a la generación de la Guerra Civil. A pesar de que el tamaño de las grandes ciudades continuaba aumentando, seguía dominando la población rural. Era una sociedad muy polarizada con una débil clase media. El franquismo contribuyó a extender en esta generación una 3 mentalidad tradicional, basada en valores religiosos y con una moral muy estricta. Será en el desarrollismo cuando se transforme de una manera radical la sociedad española. Entre 1959 y 1973, contexto económico y la adopción de políticas natalistas, provocaron un crecimiento demográfico sin precedentes. Asimismo, se intensificaron los movimientos migratorios interiores, y exteriores. En los años 60 la sociedad española se hizo urbana por el éxodo rural, disminuyendo la población activa agraria y aumentando la clase media urbana que promovíó una nueva sociedad de consumo. Además, el contacto con Europa permitíó conocer una mentalidad más abierta y democrática, nuevos gustos y costumbres. Esa nueva mentalidad, que tenía en Europa su inspiración, se resumía en un afán de libertad moral, cultural y política, que empujaba con fuerza hacia la democracia
Durante los años 40, la oposición fue muy débil debido a la dura represión. Además, estaba dividida entre la del exilio y la interior. En el exilio, las organizaciones y partidos republicanos trataron de reorganizarse. En el interior destacaron los maquis: un movimiento de resistencia guerrillero, sobre todo, por anarquistas, socialistas y comunistas que serán reprimidos por la Guardia Civil y el ejército. Así, al fracasar las diversas estrategias de la oposición los partidos y organizaciones tradicionales entraron en crisis. El PSOE y la UGT mantuvieron sus direcciones en el exilio pero en el interior casi desaparecieron; los anarquistas perdieron influencia en el movimiento obrero y solamente el PCE consiguió reorganizarse en la clandestinidad, aunque su dirección seguía en el exilio. Otro foco de oposición estará protagonizado por Juan de Borbón, en un intento de recuperar el trono. Tras ofrecer su participación en el levantamiento, rechazada por Franco, en 1945 publicó el Manifiesto de Lausana pidiendo la dimisión de Franco y la restauración de la monarquía. Años después volvería a acercarse al régimen acordando con Franco la tutela de su hijo, el príncipe Juan Carlos, durante sus estudios en España. En los años 50 se empezó a desarrollar la oposición dentro del país, exprésándose mediante protestas espontáneas y poco coordinadas que perseguían provocar un alzamiento contra el régimen. Pero será en los años 60 y 70, cuando se consolide y amplíe una importante oposición, como consecuencia de los cambios experimentados por la sociedad española que aspiraba a las mismas libertades que se disfrutaban en Europa, el aumento de la conflictividad laboral, la oposición de un sector de la Iglesia con el espíritu renovador del Concilio Vaticano II y la proliferación de partidos políticos ilegales: el PCE liderado por Santiago Carrillo, el PSOE que logró revitalizarse a partir de 1974 tras el Congreso de Suresnes y el liderazgo de Felipe González, nuevos partidos de extrema izquierda como el Partido del Trabajo de España, PTE, de filiación maoísta, minoritarios partidos de carácter moderado como Izquierda Democrática y la revitalización de los partidos nacionalistas vascos y catalanes junto a la aparición de nuevas formaciones destacando Convergencia Democrática de Cataluña, CDC, y ETA que fue acrecentando su protagonismo con sus acciones terroristas y el apoyo social vasco tras la represión en el Juicio de Burgos. A pesar de la dura represión política y policial, la
oposición siguió creciendo y, aunque fue incapaz de derribar a Franco en vida, quedó claro que su régimen no sobreviviría mucho tiempo tras su muerte. En Junio de 1973 Franco, obligado por su avanzada edad, formó un nuevo gobierno presidido por Carrero Blanco, hombre de su total confianza, encargado de garantizar la continuidad del régimen tras la designación en 1969 como sucesor a Juan Carlos. Pero, seis meses después Carrero Blanco sería asesinado por ETA dando un durísimo golpe al franquismo ya que era la única persona capaz de mantener unidas las “familias” ideológicas del franquismo. El nuevo presidente, Carlos Arias Navarro, y su propuesta de regulación del derecho de asociación política abrirá una división entre aperturistas y el búnker, a lo que se sumarán en el verano de 1974 dos nuevos elementos desestabilizadores: la hospitalización del dictador y la constitución de la Junta Democrática, liderada por el PCE, en un primer intento de aglutinar las fuerzas antifranquistas. Además, el clima de inestabilidad política fue en aumento y a la creciente protesta ciudadana le seguía una represión cada vez más desproporcionada. Esta represión también trató de sofocar la escalada terrorista con la aprobación de una nueva Ley Antiterrorista. Por otro lado, con la subida de los precios del petróleo a partir de 1973, la economía española entraba en una aguda fase de depresión, cuyos signos más evidentes eran el retorno de emigrantes y el aumento del paro y la inflación. El escenario internacional, enfrentado al régimen tras la ejecución de cinco sentencias de muerte por terrorismo en Septiembre de 1975, también aumentó la inestabilidad tras la desaparición de las últimas dictaduras europeas y la cuestión del Sáhara. El 20 de Noviembre de 1975, tras más de un mes de agonía, moría Franco iniciándose una operación política de gran calado, arriesgada y difícil: la transición desde la dictadura a la actual democracia