Portada » Historia » Consecuencia de la primera república de Venezuela
Aunque el comienzo de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera en España (1923) coincide con la aparición de otros autoritarismos en la Europa de entreguerras, sus causas fueron cuestiones propias de la política española: factores políticos, sociales y económicos que entre 1909 y 1923 provocaron graves crisis. Tras el golpe militar se iniciará un régimen dictatorial que tendrá como máxima consecuencia el descrédito de la monarquía y el fin del sistema de la Restauración. DESARROLLO 1.- El Golpe de Estado del general Primo de Rivera (1923) Los factores desencadenantes del Golpe de Estado de Primo de Rivera fueron: – La descomposición del sistema político: la incapacidad de los gobiernos de concentración (tras la crisis de 1917) para resolver los problemas. – La cuestión marroquí, que distanció más al ejército y al gobierno, sin una política clara en el norte de África, y el Expediente Picasso depurando las responsabilidades del Desastre de Annual (más de 10.000 muertos). – La crisis económica, agravada tras la primera
Guerra Mundial, que aumentó la conflictividad social, sobre todo el terrorismo en Barcelona (más de 800 atentados en 1923), vinculado a la CNT y los “sindicatos libres” (amparados por la patronal). Además, aumentaban los rumores de un Golpe de Estado y también los sectores de la sociedad que aceptarían la solución autoritaria. En Junio de 1923, Primo de Rivera contacta con otros altos mandos militares partidarios de un golpe (“el Cuadrilátero”). Los acontecimientos se precipitaron en Septiembre: tres ministros dimitieron en protesta por la iniciativa militar en Marruecos, los catalanistas de izquierdas desfilaron arrastrando la bandera española, y la salida del Informe Picasso. Primo de Rivera declaró el Estado de Guerra, exigíó la dimisión del gobierno y entregó a la prensa el “Manifiesto al País y al Ejército españoles” que proclamaba la constitución de un Directorio Militar y enumeraba los problemas a resolver: terrorismo, propaganda comunista (de la CNT), impiedad religiosa, separatismo de la Acció Catalana (no el autonomismo de la Lliga), inflación, desorden financiero, Marruecos, inmoralidad política… Ni el gobierno ni el rey (de vacaciones) reaccionaron, y cuando este llegó a Madrid no apoyó la tardía reacción del gobierno, instándole a dimitir. Sin gobierno, el rey entrega a Primo de Rivera el poder: el 15 de Septiembre juró como presidente y ministro universal asistido por un Directorio Militar. Con trayectoria en las guerras coloniales y familia militar, Primo de Rivera defendía un Estado fuerte, intervencionista, antiliberal, conservador y monárquico. Se erigíó con una visión regeneracionista en el “cirujano de hierro” que resolvería los problemas, el régimen fue bien acogido, sobre todo por el ejército, la iglesia, los industriales y la aristocracia. El gobierno de Concentración Liberal y los futuros dirigentes republicanos (Alcalá Zamora y Azaña) permanecieron pasivos, y los socialistas y la UGT expectantes. Solo algunos intelectuales, el Partido Comunista y la CNT se opusieron abiertamente (detuvieron a sus dirigentes y se declararon organizaciones ilegales). 2.- Directorio militar En la primera etapa “provisional” (el Directorio militar, de Septiembre de 1923 a Diciembre de 1925); Primo de Rivera configuró el régimen con unos reales decretos: Confirmó el Estado de Guerra, suspendíó las garantías constitucionales, disolvíó las cortes, prohibíó los partidos políticos, censuró la prensa, sustituyó a los gobernadores civiles por gobernadores militares, creó la figura del delegado gubernativo, disolvíó todos los ayuntamientos y diputaciones provinciales, y creó la Uníón Patriótica (único partido legal con el lema de “Dios, Patria y Rey”).
Intentó solucionar los problemas que provocaron el fracaso del sistema de la Restauración: – Restauró el orden público: dos años de Ley Marcial, y represión principalmente a CNT, nacionalismos, prensa e intelectuales. – El regionalismo: el golpe fue bien recibido por las clases rectoras catalanas (porque se extendíó el Somatén nacionalmente y se persiguió el anarcosindicalismo de la CNT). Pero Primo de Rivera cambió radicalmente hacia un estricto centralismo. Rechazó toda forma de autonomía regional (supresión de manifestaciones culturales y uso exclusivo del catalán en el hogar). – En Marruecos, tras el Desastre de Annual el dictador quería abandonar e intentó llegar a un acuerdo con Abd-el-Krim, pero irritó a los continuistas africanistas e inició una política de semiabandono. Pero en 1925 Abd-el-Krim atacó el Marruecos francés propiciando la colaboración francoespañola, que dió sus frutos en el éxito del desembarco de Alhucemas, el líder de las kábilas rifeñas se entregó a los franceses y se pacificó el territorio. Fue el mayor éxito: aumentó la influencia africanista en el ejército, y dio confianza al dictador para prolongar e institucionalizar su régimen. 3.- Directorio civil Para consolidar políticamente el régimen, Primo de Rivera sustituyó el Directorio militar por un Directorio civil: un consejo dirigido por él y formado por militares (Martínez Anido) y civiles de la Uníón Patriótica (Calvo Sotelo, Aunós). Centró la propaganda en sus logros económicos: su política económica intervencionista para fomentar la producción industrial y modernizar las infraestructuras beneficiándose del auge económico internacional de “los felices años 20”. Se realizaron grandes obras públicas (red vial española, carreteras, obras hidráulicas) y una política monopolística (criticada por ligarse a amigos del dictador) con compañías como CAMPSA (petróleos) y la ITT (telefonía). La política sociolaboral organizaba a los obreros en un sistema productivo paternalista tutelado por el Estado. Se crea el “Consejo Nacional de Trabajo, Comercio e Industria”, el Instituto de Reformas Sociales y el Código de Trabajo con mejoras sociales (seguro de maternidad, subsidio de familias numerosas, aumento de prestaciones de la Seguridad Social, escuelas sociales, vivienda popular), y la Organización Corporativa Nacional (parecida a las corporaciones fascistas italianas) de obreros y patronos en comités paritarios para regular las condiciones laborales, controlar el movimiento sindical y evitar la conflictividad social. A partir de 1923 descendieron las huelgas, tal vez por la reprochada colaboración del Partido Socialista (también hubo una línea no colaboracionista, la de Fernando de los Ríos, que triunfó después negándose a enviar representantes a la Asamblea Nacional Consultiva). Largo Caballero entró en el Consejo de Estado. La CNT (semiclandestina) se limitaba a atentados aislados, y su persecución fomentó el radicalismo con la Federación Anarquista Ibérica. Tras tres años en el poder, Primo de Rivera intentó reorganizar el Estado y una reforma constitucional hacia la institucionalización del régimen con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva que trató de legitimar con un plebiscito (en el que participaron las mujeres). CONCLUSIÓN El proyecto institucional fue un fracaso. La dictadura mostraba su voluntad de permanencia, pero crecía la oposición de los antiguos partidarios de la restauración y de los sectores más progresistas: los republicanos, con un grave problema de desuníón (Hazaña, Lerroux, Blasco Ibáñez). Los intelectuales criticaban al dictador (Valle-Inclán, Unamuno, Blasco Ibáñez, Azorín y Ortega y Gasset) y las tensiones crecieron al destituir la Junta del Ateneo de Madrid, cerrar revistas y perseguir el uso del catalán. Los estudiantes se sumaron a la protesta tras la Ley de Reforma Universitaria que cerró la Universidad de Madrid y Barcelona. La oposición militar se coordinó con la política (la Sanjuanada). El cuerpo de artillería fue disuelto por las manifestaciones ante los ascensos por méritos de guerra. A esto se suma la grave crisis económica como consecuencia de: la crisis del 29, la caída de la peseta, aumento de la conflictividad social, conspiraciones militares, etc. Primo de Rivera, acorralado, consulta a los capitanes generales si aún tenía el apoyo del ejército, ante la fría respuesta presenta su dimisión al rey.