Al comenzar la década de 1960 decae la novela realista social y se experimentan nuevas formas narrativas. Esa tendencia da lugar a una novela compleja, experimental y opaca, es decir, de difícil lectura y minoritaria, pues exige la colaboración del lector para interpretarla. Se toman como modelos los novelistas que iniciaron la experimentación desde los años veinte en Europa y Norteamérica: Kafka , Dos Pasos… Posteriormente, la novela hispanoamericana de los años sesenta se convertirá en modelo; así, Mario Vargas Llosa ( La ciudad y los perros ), Julio Cortázar ( Rayuela ) y Gabriel García Márquez ( Cien años de soledad ). La renovación afecta a diversos aspectos del relato como el punto de vista, el tiempo y la estructura. El punto de vista narrativo experimenta una profunda transformación. En la novela tradicional solía ser único, pero ahora es habitual que la historia se relate desde una perspectiva múltiple , es decir, que haya varios narradores. Otro recurso es el denominado contrapunto que consiste en contar varias historias a la vez. Se emplea también el monólogo interior que consiste en contar la historia desde el pensamiento de uno o varios personajes. En la novela tradicional se respetaba la linealidad temporal, sin embargo ahora, es habitual el desorden cronológico, continuos saltos en el tiempo y la técnica flashback que consiste en comenzar la historia en el presente y retroceder al pasado. La estructura de la novela experimental, al contrario de la tradicional, no se divide en partes y capítulos sino que hay obras formadas por un solo párrafo, y otras divididas en múltiples secuencias. En 1962 se publicó Tiempo de silencio , de Luis Martín-Santos novela que revoluciónó el ambiente literario por sus innovaciones formales. Esa obra inicia la nueva etapa experimental que se extiende hasta 1975. Sorprendíó el punto de vista narrativo, que combina la perspectiva omnisciente del monólogo interior con descripciones objetivas, diálogos y digresiones ensayísticas. Tie m p o d e sile n cio significa el final del Realismo social e inicia una novela más ambiciosa formalmente y una concepción diferente de la literatura. Aunque mantiene la visión crítica de la narrativa social, muestra la imposible solidaridad entre un intelectual y el mundo marginal; es decir, acaba con la ilusión de la literatura comprometida, que confiaba en la capacidad revolucionaria del arte. En 1966 aparecieron tres novelas experimentales que alcanzaron gran resonancia: Señas de identidad, de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé; y Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes. Entre los novelistas que ya eran conocidos, escribieron relatos experimentales Camilo José Cela ( San Camilo 1936 ), Gonzalo Torrente Ballester ( La saga/fuga de J.B. ) y Juan Goytisolo ( Reivindicación del conde don Julián ). En los años 70 se dieron a conocer nuevos narradores como Juan Benet ( Volverás a Regíón ), Juan Marsé ( Si te dicen que caí ) y Francisco Umbral ( Memorias de un niño de derechas ). Desde mediados de los años 70, entra en crisis la fiebre experimental. A partir de la década de 1980 se vuelve a una novela más tradicional. En los años 80, se detecta un cansancio de originalidad. En conjunto, se produce cierta desorientación estética, fruto del eclecticismo de la época. Pero a pesar de la variedad, se distinguen dos grandes tendencias narrativas: la que recupera el intimismo (lo subjetivo y lo psicológico), y la que centra su interés en la trama: novela de historia, de aventura o intriga. En general, se vuelve a la novela más tradicional, de estructura simple, lineal en el tiempo, con una trama y unos personajes claros. El estilo vuelve a ponerse al servicio de la historia y los argumentos recuperan su protagonismo. Una de las novelas que inicia este nuevo rumbo es La verdad sobre el caso Savolta , de Eduardo Mendoza. Tendencias narrativas a partir de los años ochenta NOTA ACLARATORIA: No es necesario memorizar las fechas de publicación de las obras. La libertad de tendencias es un hecho en la novela de esta época. Entre la variedad de tendencias narrativas sobresalen las siguientes: Novela de intriga. Con ella, la literatura recupera la invención. Como novela de intriga destaca la policíaca que se presenta como un juego para el intelecto. La trama está muy bien articulada: un policía o un detective investiga y descifra una serie de pistas para llegar a la resolución de un enigma. La acción transcurre en ambientes urbanos. El éxito de esta corriente radica en la adaptación de un producto puramente americano a la cultura española, así como en las obras creadas por el autor Manuel Vázquez Montalbán. Son interesantes en esta línea, además de los éxitos de Vázquez Montalbán, las obras de Antonio Muñoz Molina ( El invierno en Lisboa . 1987. Plenilunio, 1997), Eduardo Mendoza ( La ciudad de los prodigios , 1986) , Arturo Pérez Reverté ( La piel del tambor , 1995) y Belén Gopegui ( El lado frío de la almohada , 2004) Aparecen asimismo novelas que no pertenecen en rigor a esta categoría, pero que incorporan recursos del relato policíaco, como Visión del ahogado , 1997, de Juan José Millás o Queda la noche ,1989,de Soledad Puértolas. Tampoco faltan en esta tendencia los relatos que optan por unir intriga y parodia del género policíaco como El misterio de la cripta embrujada 1979, de Eduardo Mendoza. Novela histórica. Este es uno de los géneros de mayor éxito editorial desde los años ochenta en el que se engloban novelas que sitúan la acción en marcos temporales pasados, enfocados más o menos de manera realista: El capitán Alatriste , (colección de novelas desde 1996 ) de Arturo Pérez Reverté , La vieja sirena, 1990, de José Luis Sampedro). Los acontecimientos históricos en ocasiones son el soporte para una reflexión sobre problemas humanos universales y en otras son objeto de una revisión crítica por parte del escritor. La fabulación histórica puede adoptar incluso una óptica irónica y desmitificadora como sucede en Fabulosas narraciones por historias ,1996, de Antonio Orejudo, cuya acción transcurre en la Residencia de Estudiantes de la época de la Generación del 27. En esta tendencia cabe incluir los relatos sobre la Guerra Civil o la postguerra que recuperan con cierta distancia la memoria de esta época ( Luna de lobos , 1985, de Julio Llamazares, Las trece rosas , 2003, de Jesús Ferrero , Soldados de Salamina – 2001- de Javier Cercas , La voz dormida , 2002, de Dulce Chacón o Enterrar a los muertos . 2005. De Ignacio Martínez de Pisón ). En 2016 Fernando Aramburu publica Patria , novela ambientada en una localidad rural del País Vasco, en Guipúzcoa, (la Euskadi profunda) donde ETA y la izquierda abertzale imponen un régimen totalitario de represión. Novela intimista. Estas novelas suelen estar protagonizadas por una persona de mediana edad, habitualmente desconcertada y angustiada, que vive en un espacio urbano actual y cuyos problemas íntimos se abordan en el relato, tales como el amor, la soledad, la propia identidad o la incomunicación. En ocasiones, se difuminan las fronteras entre la vida real y el mundo de la fantasía con intención de desconcertar e implicar al lector. Ejemplos de estas novelas son El desorden de tu nombre ,1986, o La soledad era esto , 1990, de Juan José Millás, El río de la luna ,1981, de José Mª Guelbenzu, La escala de los mapas , 1993, de Belén Gopegui, Juegos de la edad tardía ,1989,de Luis Landero , El centro del aire , 1991, de José Mª Merino, El cielo de Madrid , 2005, de Julio Llamazares , El mundo 2007, de Juan José Millás, o las de Javier Marías ( Tu rostro mañana , trilogía, 2002-2007). Novela testimonial: Tendencia minoritaria en la que sus autores construyen relatos realistas sobre problemas sociales, como la defensa de la condición femenina en Te trataré como a una reina ,1983,de Rosa Montero, o la vida de los más jóvenes, como en Héroes ,1993,de Ray Loriga o Historias del Kronen ,1994,de José Ángel Mañas. Novela experimental . – Suele perder el radicalismo de los sesenta. Los títulos son escasos. Quizá las muestras más relevantes sean las novelas de Miguel Espinosa, Escuela de mandarines ,1974, y La tríbada falsaria ,1984, en las que su autor recoge, en una parábola abundante en técnicas experimentales, su ácida y crítica visión de la realidad contemporánea. En menor grado recogen esta tendencia novelas como Dos mujeres en Praga (2002) de Juan José Millás y Exploradores del abismo (2007) de Enrique Vila Matas. “ Novela del novelar” o ficción metanovelesca . – El tema central de este tipo de novelas es la propia creación literaria y el protagonista es con frecuencia un escritor. En esta línea se incluyen obras como Gramática parda ,1982,de Juan García Hortelano y buena parte de las narraciones de Enrique Vila Matas como Doctor Pasavento ,2005. Podemos concluir con que los tres aspectos más significativos de la narrativa actual son: a) El carácter aglutinador de la novela contemporánea que acoge todas las tendencias, estilos y experiencias personales. B) La individualidad creadora: cada novelista busca su propio estilo y su visión personal del mundo c) El triunfo de la novela de intriga y de la novela histórica.