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♦ POSITIVISMO: Según Comte el progreso obedece a la Ley de los Tres Estados: El Teológico, donde el mundo es interpretado como producto de fuerzas sobrenaturales; El Filosófico, el mundo es interpretado por ideas y fuerzas abstractas; El positivo, el mundo se interpreta por las leyes que lo rigen. El Positivismo no se pregunta el porqué de las cosas, sino solamente el cómo de los hechos, lo efectivo, lo positivo, lo verificable. La ciencia es capaz de conducirnos hacia la verdad y por tanto el hombre puede llegar a su felicidad aplicando los conocimientos científicos.
♦ SOCIALISMO CIENTÍFICO: El paso del socialismo utópico al socialismo científico se produce a partir de la consideración de la existencia de dos clases sociales antagónicas: el proletariado y la burguésía. El socialismo se convierte en una ciencia gracias a la concepción materialista de la historia y la plusvalía como forma de producción capitalista. Existe un conjunto de ideas y conceptos básicos en el socialismo científico: el método dialéctica, la concepción materialista de la historia, la lucha de clases, la plusvalía y el proletariado como clase revolucionaria.
♦ VITALISMO: A finales del Siglo XIX, un conjunto de pensadores va a establecer una filosofía cuyo eje va a ser la exaltación de lo vital y de lo afectivo, frente a un excesivo idealismo o el positivismo de Comte. Se trata de “Filosofía de la Vida” que defienden el irracionalismo y la afirmación de la vida como realidad radical del ser humano. Para estas “filósofos” la Razón y su poder discursivo son inadecuadas para captar la realidad, la verdadera realidad. Junto a la Razón también existe para poder ver la realidad: la inspiración poética, la intuición, el instinto, la visión profética… Entre los representantes de esta corriente nos vamos a encontrar el pensamiento de Nietzsche.
Nietzsche parte de este supuesto: la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura decadente ya que es racional y dogmáJca, es una cultura que se opone a la vida, a los insJntos, que sólo está preocupada de instaurar la racionalidad a toda costa. Es, por tanto, necesario criJcar todo este dogmaJsmo para eliminar el error de base y esta críJca debe abarcar la moral, la filosoOa y la religión. 3.1. CRÍTICA A LA MORAL TRADICIONAL. Para Nietzsche el principal error de la moral tradicional es su anXnaturalidad, es decir, el ir contra de la naturaleza, contra la vida. Es aquella moral que en virtud de leyes, decálogos, normas… se opone a la vida, a los insJntos primordiales de la vida. La base filosófica de esta moral contra-natura es – según Nietzsche – el platonismo con su mundo de las ideas que aporta la base del “más allá” religioso de los crisJanos. El centro de gravedad de esta teoría se pone no en esta vida, sino en la otra, en el más allá, en el mundo de las ideas en el hombre celeste. Existe por tanto una evasión del hombre concreto. Al afirmar que existe un orden moral del mundo que dirige la historia de los hombres, lo que se ha hecho ha sido afirmar que alguien, desde fuera del mundo, desde fuera de la vida, dirige a los hombres. Entonces predominan los valores de los débiles: la compasión, la misericordia, el sacrificio… esto es, los valores de decadencia frente a los valores de superación. Nietzsche criJca a la moral porque la moral mata la vida. Nuestro autor disJngue dos Jpos de moral:
•Moral de los señores: es una moral caballeresca, propia de los espíritus elevados, la que ama la vida, el poder, la grandeza, el placer. Es la moral propia del superhombre, la del que quiere la muerte de Dios.
•Moral de los esclavos: Es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez, la compasión, la amabilidad, la paciencia. El esclavo no crea estos valores, sino que los encuentra en sí mismo, por eso es una moral pasiva Establecida esta disJnción, Nietzsche examina la historia de la cultura occidental y constata un creciente ascenso de los valores de los débiles frente a los fuertes. Los débiles han tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes. Esta moral de los esclavos culmina en los movimientos sociales de liberación que empiezan en la Revolución Francesa y que se exJenden a través del Siglo XIX. Para superar esta decadencia de los valores crisJanos, Occidente va a poner en su puesto al Superhombre, libre de toda servidumbre religiosa, de todo dogmaJsmo católico.
A través del lenguaje la metaOsica tradicional perpetúa el engaño de un mundo estable y fijo, al creer que la estructura del lenguaje es también la estructura de la realidad:
•Al construir oraciones, marcamos una estructura doble de sujeto/predicado. Nuestro lenguaje uJliza la dualidad como modo de expresión de la realidad. La metaOsica tradicional piensa que es la propia realidad la que posee el dualismo: agente/hechos, sustancia/ accidentes,… Para Nietzsche, por el contrario, no hay tal desdoblamiento en la realidad.
•El verbo “ser” insta a creer que en la realidad hay enJdades con rasgos permanentes: “las personas gruesas son simpáJcas” como si exisJeran las personas gruesas como categoría de lo real y tuviera unas mismas propiedades. Nietzsche piensa de manera opuesta: la realidad es devenir, no hay sustancias permanentes.
•Al utilizar el mismo concepto para realidades muy diferentes pensamos que existe una esencia común a todos ellos. Para Nietzsche, sin embargo, solo existen individuos.
FORMACIÓN DE LOS CONCEPTOS.
Muchos humanos no son capaces de soportar el continúo vértigo de una vida que pasa azarosamente del placer al dolor y viceversa. Y entonces fijan la metáfora, delimitan unas fronteras de significado y la convierten en un concepto de obligado cumplimiento, acatado por todos. El concepto se forma cuando se abandonan de manera arbitraria las diferencias individuales. Ahí está el ejemplo de Sócrates, empeñado en definir de una vez por todas los conceptos universales. Los conceptos vigentes son producto de un pacto por el que el grupo más fuerte impone su voluntad de poder, su manera de valorar la existencia. Es una lucha entre poderes. Este pacto gregario explica que hayan triunfado los conceptos más anJ-vitales, pues el amante de la vida es un solitario que no se asocia de manera borreguil con otros, como hace siempre el hombre del resenJmiento. FILOSOFÍA Y LENGUAJE. Para la filosoOa occidental entender una realidad es poder aplicarle un concepto. ¿Cómo es posible que realidades tan disJntas como un ciprés y un manzano, queden agrupadas en el mismo concepto de árbol? La respuesta es que comparten una esencia común. Para Nietzsche, sin embargo, no hay esencias, no existe ningún rasgo que se encuentre en todos los individuos; es más, ni siquiera existen los objetos, ya que la idenJdad que les atribuimos (ser los mismos con el paso del Jempo) no es más que una ficción que proviene de nuestra forma sustancialista de interpretar la realidad. El lenguaje es una herramienta de comunicación y supervivencia: un puente entre individuos para comparJr experiencias y manejar mejor la realidad. La influencia del lenguaje es enorme porque el pensamiento humano es lingüísJco. Si nuestra gramáJca fuese de otro modo, nuestra manera de comprender la realidad sería diferente. Por eso es fundamental que el hombre deje de tener fe en la gramáJca, es decir, de creer que sus categorías consJtuyen un trasluz de lo real. Nietzsche propone un lenguaje que fomente y libere la capacidad simbólica de conferir senJdo a las cosas.
Como conclusión de su feroz críJca a la Moral, a la FilosoOa y a la Religión se llega a la muerte de Dios. Tal muerte supone una liberación de un gran peso que abruma al hombre: el peso del más allá, de la trascendencia objeJva. Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al hombre a ser hombre, llegar a ser el superhombre. Dios es el obstáculo, por eso piensa que para que el hombre viva ha de morir Dios; si Dios vive no puede vivir el hombre. La muerte de Dios significa que se han derrumbado los pilares que sosténían la tradición, la historia y la cultura de Occidente que se ha apoyado en la idea de Dios. Aunque la muerte de Dios se produce en el Modernismo sus orígenes también se encuentran en:
– Renacimiento: el antropocentrismo.-
– Racionalismo: La razón como fundamento de todo
-Ilustración: El poder del pueblo, no de Dios –
Toda religión nace del miedo, de las angusJas y de las necesidades, de la impotencia que siente el hombre en sí mismo. Por lo tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna verdad. Concretamente el crisJanismo ha inverJdo los valores de la anJgua Grecia que eran valores de vida, y se ha inventado un mundo ideal, celesJal que lleva consigo una desvalorización del mundo terreno. El crisJanismo supone: • La condena de los insJntos que lleva a inventarse otro mundo y despreciar éste. • Fomentar los valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio, la humildad… que son senJmientos propios del rebaño. • Hablar del pecado y éste es un atentado contra la vida. Con el concepto de pecado aniquila las formas y los valores más nobles de la vida y pervierte la vida en su raíz. 3 La críXca que hace Nietzsche de la religión Jene precedentes muy claros en la FilosoOa de la Ilustración: algunas de sus afirmaciones recuerdan la misma críJca de Feuerbach. Nietzsche interpreta el crisJanismo como una “moral vulgar” porque se opone a los valores específicos de la verdadera virtud . Esta vulgaridad de la religión crisJana no viene del hombre, sino de Dios, que ha sido el gran obstáculo contra la vida, y por eso hay que acabar con él.
La críJca que hace Nietzsche a la FilosoOa tiene una relación estrecha con la que hace a la Moral, ésta tiene su base en la filosoOa platónica con sus dos mundos diferentes y distantes: el mundo real y el mundo de las ideas. El mundo real, el mundo de los senJdos es malo, causa de perdición… La tradición occidental abogaba por unas verdades inmutables con sede en otro mundo, pues en este que habitamos únicamente hay apariencia y falsedad. En consecuencia, conocer será descubrir esas verdades trascendentes, tarea de la cual quedan excluidos los senJdos engañosos que nos informan de un mundo cambiante y plural. La filosoOa tradicional es dogmáJca: considera al ser como algo estáJco, fijo, inmutable. El supremo error de la MetaOsica es haber admiJdo un mundo aparente frente a un mundo real, cuando sólo es real este mundo en que vivimos. No hay conceptos estáJcos, sólo existe el devenir. Sólo existe el mundo de las apariencias, los fenómenos. Nietzsche rompe con esta tradición al afirmar que no hay otro mundo más que este y que la realidad es aquello que nos revelan los senJdos: caos y cambio. No cabe hablar, en consecuencia, de conocimiento de la realidad, sino únicamente de saber combinar las apariencias para montar un puzzle que se nos parezca y nos permita vivir intensamente. La concepción monoteísta de la verdad absoluta como desvelamiento fijo e inmutable de alguna realidad no Jene senJdo en Nietzsche. Él propone acercarse a la realidad con mentalidad de arJsta: no descubrir la verdad, sino crear las verdades propias en las que expresar su anhelo de crecimiento. Supone susJtuir la voluntad de verdad por la Voluntad de Poder.
A través del lenguaje la metaOsica tradicional perpetúa el engaño de un mundo estable y fijo, al creer que la estructura del lenguaje es también la estructura de la realidad:
•Al construir oraciones, marcamos una estructura doble de sujeto/predicado. Nuestro lenguaje uJliza la dualidad como modo de expresión de la realidad. La metaOsica tradicional piensa que es la propia realidad la que posee el dualismo: agente/hechos, sustancia/ accidentes,… Para Nietzsche, por el contrario, no hay tal desdoblamiento en la realidad.
•El verbo “ser” insta a creer que en la realidad hay enJdades con rasgos permanentes: “las personas gruesas son simpáJcas” como si exisJeran las personas gruesas como categoría de lo real y tuviera unas mismas propiedades. Nietzsche piensa de manera opuesta: la realidad es devenir, no hay sustancias permanentes.
•Al utilizar el mismo concepto para realidades muy diferentes pensamos que existe una esencia común a todos ellos. Para Nietzsche, sin embargo, solo existen individuos.
Como conclusión de su feroz críJca a la Moral, a la FilosoOa y a la Religión se llega a la muerte de Dios. Tal muerte supone una liberación de un gran peso que abruma al hombre: el peso del más allá, de la trascendencia objeJva. Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al hombre a ser hombre, llegar a ser el superhombre. Dios es el obstáculo, por eso piensa que para que el hombre viva ha de morir Dios; si Dios vive no puede vivir el hombre. La muerte de Dios significa que se han derrumbado los pilares que sosténían la tradición, la historia y la cultura de Occidente que se ha apoyado en la idea de Dios. Aunque la muerte de Dios se produce en el Modernismo sus orígenes también se encuentran en:
– Renacimiento: el antropocentrismo.-
– Racionalismo: La razón como fundamento de todo
-Ilustración: El poder del pueblo, no de Dios –