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La segunda década del Siglo XX constituyó una etapa de innovación y experimentación cultural en toda Europa. En la literatura española coincidieron dos movimientos que perseguían, a través de diferentes propuestas, modernizar y transformar el arte: El Novecentismo y las Vanguardias.
Es un movimiento intelectual que surge en torno a la I Guerra Mundial (también se denomina Generación del 14:
en este año Ortega y Gasset publica el primer ensayo representativo de este pensamiento). No es una verdadera generación literaria, sino un grupo de autores que comparten una nueva mentalidad intelectual y literaria que rechaza las manifestaciones artísticas anteriores: los excesos del Modernismo y el interés por el paisaje castellano propio del 98. Se trata de creadores con una sólida formación académica (filósofos, científicos, juristas…) que muestran un firme compromiso con la realidad española y que comparten ideales reformistas y europeístas.
El Novecentismo, coetáneo de las vanguardias europeas, comparte con ellas algunas carácterísticas:
Racionalismo y rigor intelectual. La razón permite al ser humano entender el mundo que le rodea y progresar.
Defensa de un arte puro que debe ser un mero juego intelectual, ajeno al mundo real y a cualquier intención moral, política o filosófica. Su único objetivo ha de ser proporcionar placer estético.
Esta literatura evita lo sentimental y anecdótico.
. Sus obras se dirigen a una minoría selecta. Se busca la perfección formal a través de un lenguaje pulcro y claro.
Se impone la esencialidad frente a lo ornamental.
Por su carácter intelectual, los novecentistas se interesan especialmente por el ensayo.
En este género destacan Manuel Azaña y Eugenio D’Ors, creador de unos comentarios breves (glosas) que reflexionan sobre cuestiones filosóficas, sociales… Que luego reuniría en su Glosari. Pero será José Ortega y Gasset el ensayista más importante del momento. Escribe ensayos filosóficos (El tema de nuestro tiempo) y de tema político, como España invertebrada y La rebelión de las masas, donde expone las causas y posibles soluciones a las tensiones en que se debate el país. Muy influyentes fueron sus ensayos sobre arte y literatura:
En esta última defiende un ideal de arte puro o deshumanizadopropio del Novecentismo (antisentimental, intrascendente y lúdico).
: En cuanto a los novelistas cabe destacar dos nombres. Uno es Gabriel Miró.
Sus novelas (Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso) se caracterizan por una prosa muy elaborada, donde predomina la recreación de sensaciones y de ambientes sobre la acción narrativa. El otro es Ramón Pérez de Ayala, cuyas novelas incorporan frecuentes digresiones ensayísticas y utilizan numerosos recursos experimentales. Destacan títulos como Troteras y danzaderas o El curandero de su honra.
En poesía se puede incluir a Juan Ramón Jiménez, cuyo ideal de “poesía pura” y de rigor formal se acerca al Novecentismo. Su trayectoria atraviesa por varias etapas:
Primera etapa o época sensitiva, a la que pertenecen libros como Jardines lejanos o La soledad sonora. En ellos practica un Modernismo intimista y simbolista, sin la exuberancia formal de Rubén Darío.
. Persigue ahora el ideal de “poesía pura”. El lenguaje se despoja de lo anecdótico para buscar lo esencial. La poesía se convierte en una forma de conocimiento con el que se aspira a alcanzar la eternidad. Se incorporan rasgos vanguardistas (imágenes irracionales, collages, verso libre). El libro que marca este nuevo rumbo es Diario de un poeta recién casado (1917), al que siguen títulos como Eternidades o La estación total.
Etapa final (época suficiente o verdadera)
. Incluye los libros del exilio, como Dios deseado y deseante o En el otro costado, además de un importante poema en prosa, Espacio. Se intensifica el proceso de abstracción metafísica, la experiencia de la eternidad y la identificación entre Dios y el propio poeta.
Durante el primer tercio del Siglo XX en todas las artes se desarrollan una serie de movimientos artísticos, conocidos como movimientos de vanguardia o ismos.
Aunque son muy heterogéneos, comparten ciertos rasgos: Voluntad de experimentación y rechazo de la tradición anterior.
Antisentimentalismo y afán de provocación, en consonancia con su rechazo de los valores y de la cultura burgueses.
combinan técnicas y recursos de diversas artes (pintura, fotografía, cine…). Se emplea habitualmente la técnica del collage.
la literatura no debe imitar la vida, sino crear su propia realidad.
vuelven la mirada hacia el mundo moderno y exaltan sus logros. Divulgación de sus propuestas estéticas a través de manifiestos y revistas. En la literatura europea se sucedieron diversas vanguardias. Entre ellas destacan: El Expresionismo, ofrece una visión pesimista y trágica de la realidad y del ser humano. Es habitual la deformación grotesca de la realidad para expresar la angustia existencial. El Futurismo, que rechaza frontalmente el sentimentalismo y busca una nueva estética con referentes del mundo moderno (las máquinas, el cine, el deporte…). El Cubismo literario y el pictórico apuestan por la visión fragmentaria de la realidad. Es frecuente la mezcla de la palabra con elementos visuales mediante el collage o los caligramas (poemas visuales: el dibujo y el contenido están relacionados) de Apollinaire. El Dadaísmo, que exalta sobre todo el poder de lo absurdo y lo ilógico. Presenta una actitud crítica y pesimista de la realidad. El Surrealismo se caracteriza por su interés por la dimensión irracional del hombre (el subconsciente, los sueños…), con el fin de lograr su verdadera liberación. Para ello busca un lenguaje ajeno a la lógica. De ahí su interés por las imágenes visionarias, las metáforas irracionales y la escritura automática. Frente a otros ismos, el Surrealismo tiene una faceta de compromiso moral y social (rehumanización del arte).
En la llegada de las Vanguardias a España fue esencial la labor de ciertos autores e intelectuales que, además de difundir los ismos europeos, contribuyeron al nacimiento de nuevas corrientes en nuestro país como el Ultraísmo y el Creacionismo.
Entre los grandes impulsores de las Vanguardias figuran: Rafael Cansinos Assens y, sobre todo, un escritor inclasificable, Ramón Gómez de la Serna.
En la base de toda su creación, fuertemente experimental, se encuentran las greguerías, imágenes lírico-humorísticas muy ingeniosas que pretenden mostrar una visión insólita de la realidad. Creador también de novelas experimentales que rompen con la narrativa tradicional. El Creacionismo asigna a la poesía la facultad de crear una nueva realidad independiente de la Naturaleza. Para ello se recurre a la imagen poética irracional e ilógica, sobresalen otros autores como Gerardo Diego.El Ultraísmo, es una corriente que sintetiza rasgos de otras vanguardias: del Creacionismo toma su ambición de fundar una nueva realidad a través de la imagen poética; del Futurismo, los referentes de la modernidad y el afán lúdico; del Cubismo, la fragmentación y los juegos tipográficos. El Ultraísmo influyó decisivamente en la asimilación de las Vanguardias por los poetas del 27. Destaca Jorge Luis Borges