Portada » Español » Don Quijote resumen corto
La lírica barroca supuso una continuidad del petrarquismo tanto temática como formalmente. Sin embargo, los autores barrocos percibían la lírica petrarquista como una retórica ya agotada, por lo que adoptarán estrategias de superación cuyo resultado será una lírica muy semejante en cuanto a tópicos y formas, pero expresada en clave distinta.
temas propios del desengaño vital propio de la época: la vida breve y fugaz; la muerte inevitable que llega a todos; las ruinas como símbolo del propio pasado nacional, antes glorioso, etc.
El amor, por su parte, se presentará en una vertiente trascendental (vid. “Amor más allá de la muerte” de Quevedo)o como confesión autobiográfica (vid. “Esto es amor” de Lope de Vega).
La mitología se empleará como excusa para ejercitar el virtuosismo verbal (Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora) o para hacer sátira y burla (vid. Fábula de Píramo y Tisbe de Góngora o “A Apolo siguiendo a Dafne” de Quevedo).
La sátira será constante en los textos barrocos y no dejará persona, costumbre ni profesión libre de escarnio (salvo el rey y la religión). Son comunes de la época los poemas repletos de insultos a los enemigos literarios (Góngora, Lope y Quevedo trasladaron su enemistad a su obra dedicándose versos insultantes) o los ataques a médicos, sastres o poetas, presentados todos ellos como lacras sociales.
En lo referente a la forma, el verso preferido sigue siendo el endecasílabo y el heptasílabo y continúa cultivándose el soneto. En cambio, se recuperan los romances en octosílabos y decae un poco la lira en favor de la silva (poema no estrófico de versos endecasílabos y heptasílabos de gran libertad combinatoria y rima consonante).
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Corriente impulsada por Góngora basada en la supremacía de la forma en detrimento del contenido con el fin de sorprender al lector mediante la ornamentación exagerada y la dificultad de comprensión buscadas de forma deliberada. Para lograrlo, los culteranos se sirven de constantes cultismos; una sintaxis extremadamente compleja; la selección de un léxico suntuoso y colorista; el empleo de metáforas puras, etc.
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Corriente liderada por Quevedo que también desea sorprender pero, en este caso, mediante el ingenio o la agudeza verbal. Esta corriente da prioridad al contenido frente a la forma, presentándose el primero de modo breve, sorprendente y ajustado. Algunas de las figuras que más abundan en las composiciones conceptistas son la metáfora; el símil; la dilogía; la paronomasia; el calambur; el retruécano; el oxímorón o la paradoja.
Este poeta cordobés es el más célebre del Barroco español y el más cuestionado. Su obra es una persecución constante de la belleza formal; la evasión de una realidad cuanto menos desagradable; la cualidad musical del lenguaje (aliteraciones); la búsqueda de imágenes coloristas y un léxico exquisito plagado de cultismos; la dificultad formal y el retorcimiento de la expresión (encabalgamientos abruptos, hipérbatos desmesurados, alusiones mitológicas rebuscadas, metáforas puras y cultismos numerosos). Por ser exteriormente elegante y llamativa, la lírica de Góngora es más bien fría y cerebral. El yo poético se aparta del autor, del que no se conoce ni una sola aventura amorosa. En realidad, se trata de un ejercicio estético que sólo procura el goce intelectual, y no la emoción. Este es el motivo por el que los poetas de la Generación del 27, lo tendrán como máximo referente y modelo al que seguir e imitar.
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: destacan por su perfección formal. Escribíó sonetos amorosos, burlescos y satíricos, históricos, etc.
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escritas en versos de arte menor y con rima variable, en ellas muestra el mundo de forma amarga en contraste con la idealización de sus grandes poemas.
casi todos ellos de carácter festivo y de temas muy variados.
poema de carácter narrativo formado por 63 octavas reales. Constituye un canto a la vida pese a lo precario de la condición humana: el cíclope Polifemo pretende a la ninfa Galatea, que lo desprecia, prefiriendo al pastor Acis. Polifemo se vengará matándolo.
largo poema narrativo que quedó incompleto, escrito en silvas y muy probablemente el más difícil de las letras clásicas españolas. Un joven consigue salvarse de un naufragio y llegar a una costa donde es socorrido por gente sencilla. El peregrinaje de este personaje servirá al poeta para presentarnos un espectáculo de naturaleza de la que se extrae el tópico de “menosprecio de corte y alabanza de aldea”.
Su obra oscila entre la poesía más elegante y sentimental a la más vulgar y grosera; compuso unos 900 poemas que se pueden repartir en los tres siguientes núcleos temáticos:
: estas composiciones son fruto de su ideal estoico y desarrollan temas típicamente barrocos como la fugacidad de la vida y la muerte inevitable; la vanidad y la falsedad de las apariencias y los bienes materiales; la huida de las pasiones y la búsqueda de un conformismo con la condición humana, etc. En su poesía religiosa destaca la lírica del arrepentimiento tras la caída en el pecado.
: continúa en ella la tradición petrarquista. Destacan los 56 poemas dedicados a Lisi, nombre bajo el que se oculta una dama a la que Quevedo amó con pasión. “Amor constante más allá de la muerte” es considerado uno de los mejores sonetos de las letras españolas.
abarca sonetos, letrillas, décimas y jácaras (poemas ambientados en lugares como tabernas o casas de lenocinio). Intensifica en estas composiciones los juegos de palabras y las metáforas caricaturescas, como en “A un hombre de gran nariz”. Ofrece, asimismo, parodias de poetas culteranos, de fábulas clásicas y sátiras hacia grupos sociales o vicios de la época.
Las principales manifestaciones de la prosa barroca son la novela picaresca y la prosa de ideas o ensayo.
Tras el éxito que supuso el Lazarillo de Tormes en la centuria anterior, en el XVII destacan dos obras picarescas de Mateo Alemán y Francisco de Quevedo que analizamos a continuación.
Este autor sevillano escribíó la novela Guzmán de Alfarache, publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599, y la segunda en Lisboa en 1604
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La obra relata las andanzas de un pícaro contadas por él mismo, una vez llegado a la edad madura. Por esta razón la obra contiene a partes iguales aventuras picarescas y comentarios moralistas a cargo del narrador, que critica su vida pasada. El Guzmán de Alfarache está concebido ya desde el prólogo como un extenso sermón dirigido a una sociedad pecadora, y fue recibido como tal por sus contemporáneos, tratándose de una mezcla entre la novela de entretenimiento y el discurso moral.
Con El Buscón Quevedo pretende, ante todo, lograr un intenso efecto de comicidad. No pretende transmitirnos lecciones de moralidad como Alemán, sino hacer reír (a veces de forma amarga) con las historias del pícaro don PablosEl narrador no introduce digresiones moralizadoras, salvo la moraleja final: «nunca mejora su estado quien no muda de vida y costumbres». Se pretende con ello demostrar la imposibilidad de ascenso social por la parte de los más míseros. Pablos quiere subir socialmente y quiere borrar sus orígenes familiares. Sin embargo, todos sus intentos fracasarán. Cuando el protagonista trata de hacerse pasar por caballero o por rico, aparece inmediatamente el castigo. Quevedo trata, en esta novela, de la usurpación estamental: lo más grave del mundo es hacerte pasar por alguien de condición social superior.
El interés por la realidad circundante o el deseo de evasión dan paso a la reflexión moral o política. Ello se traduce en el auge de la prosa doctrinal o de ideas que, con el tiempo, terminará denominándose ensayo. La obra más importante en este género es El Criticón de Baltasar Gracián
. Se trata de una novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana. El estilo de Gracián es denso y polisémico
. Está construido a partir de sentencias breves, que contienen abundantes juegos de palabras al más puro estilo conceptista. Su actitud ante la vida es desengañada, como corresponde a la decadencia de la sociedad española y a su propia y amarga experiencia personal. El mundo se configura como un espacio hostil, lleno de engaños y apariencias, que imperan sobre la virtud y la verdad
. Para Gracián, el hombre es un ser interesado, malo por naturaleza, falso y malicioso.
Cervantes es un escritor entre dos mundos. Su creación literaria, aparecida entre 1585 y 1616, es síntesis y cristalización del Humanismo y la cultura renacentista y, a la vez, reflejo del desencanto y la preocupación del espíritu Barroco. Unida a la experiencia vital, su obra es fruto del contacto personal con el mundo en un periodo histórico en el que el vigor del Imperio español empieza a declinar.
Cervantes debíó de escribir bastantes poemas, pero muchos se han perdido. Aparte de algunos que se han conservado manuscritos y de otros que se encuentran insertos en sus dramas y novelas, sólo publicó una obra en verso: El viaje del Parnaso. En ella presenta en conflicto a los buenos y a los malos escritores. Es interesante por los juicios literarios que vierte y por las referencias autobiográficas que contiene. En general, como poeta, Cervantes es un escritor culto empapado de la tradición clásica e italiana.
Escribíó Cervantes numerosas obras teatrales de las que hoy se conservan más de una decena, a las que hay que sumar sus ocho famosos entremeses. Sus comedias abordan diversos temas y siguen, en general las normas clásicas de verosimilitud y respeto a las reglas, pero progresivamente van incorporando, aunque a veces parodiándolos, elementos propios de la fórmula teatral que tiene éxito en la época, la de Lope de Vega, un teatro que rompe con los moldes dramáticos clásicos. Títulos de comedias cervantinas son Los baños de Argel, El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, etc. Notable es también su única tragedia conocida: La Numancia. Muy interesantes son sus entremeses: piezas dramáticas jocosas y de un solo acto, que solían representarse entre una y otra jornada de la comedia. Partiendo de Lope de Rueda, Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes carácterísticos del entremés y constituyen un certero retrato de las clases populares de la época. Entre los más famosos, figuran El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso o El rufián viudo.
campo de la novela donde la figura de Cervantes destaca especialmente. Su tarea como narrador le llevó a experimentar con la mayor parte de los modelos narrativos previos y, por ello, será un autor clave en la renovación de los géneros literarios que se dará en el Barroco.
Sigue la estela de los libros pastoriles y, además de desarrollar el tema de los amores entre pastores, contiene, como es habitual en las obras de Cervantes, digresiones de crítica literaria, juicios teóricos, etc.
Si no hubiera escrito el Quijote, es muy posible que Cervantes hubiera pasado a la historia como autor de las Novelas ejemplares. Esta colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613. En su prólogo dice Cervantes que es “el primero que ha novelado en lengua castellana”. Entendemos “novela” en el sentido de relato corto, que es el significado que tiene el vocablo en italiano, lengua de la que procede (novella). Cervantes será el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales.Sustancialmente este modelo: alarga su extensión, concede mayor relevancia al diálogo, rebaja la presencia de lo maravilloso, nacionaliza asuntos y personajes. El adjetivo “ejemplares” del título expresa su conexión con el género de los exempla medievales: se trata de presentar un ejemplo del que extraer una lección o moraleja. No obstante, no en todas estas novelas es evidente la ejemplaridad moral. Sin embargo, Cervantes no separa en su ejemplaridad lo ético y lo estético: los relatos no solo podrían ser ejemplares moralmente, sino que, serían también ejemplos o modelos de creación literaria dignos de imitación en el futuro.
Por otro lado, las novelas reflejan la influencia renacentista aristotélica en dos aspectos: la búsqueda de verosimilitud, aunque no siempre de Realismo, y la creación de personajes que responden más a un tipo literario que a una individualidad. Asimismo, carecen de marco, es decir, no existe un nexo que las una. Bajo su aparente sencillez presentan variedad de modos narrativos y gran complejidad.
Suelen agruparse en tres conjuntos: a) Las novelas realistas se centran en cuadros de costumbres y espacios coetáneos y muestran una visión crítica de la sociedad y la naturaleza humana. Predomina en ellas el tratamiento realista de personajes y ambientes y El coloquio de los perros. B) Las novelas idealistas son relatos bizantinos con argumentos complejos, protagonistas idealizados y, a veces, espacios remotos y exóticos c) Las novelas que combinan ambas líneas
Su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, se publicó póstuma en 1617. Sigue el molde narrativo de la novela bizantina. Las novelas bizantinas eran novelas de amor y de aventuras, en las que los enamorados protagonistas, tras peregrinar por los lugares más diversos y pasar las más variopintas peripecias, terminan felizmente su periplo. Cervantes sigue de cerca el modelo, pero fiel a la importancia literaria del principio de verosimilitud, procura que los hechos narrados resulten creíbles.
El Quijote es la obra maestra de Cervantes que consta de dos partes. La primera se publicó en 1605 y la segunda diez años después, en 1615. Ambas son bastante diferentes: la primera es más espontánea, parece escrita sobre la marcha y contiene diversidad de elementos. La segunda, sin embargo, responde a un plan bien trazado. No obstante, las dos muestran un cierto paralelismo estructural: tras unos capítulos iniciales introductorios, al protagonista le suceden ininterrumpidamente una serie de aventuras; hacia la mitad de ambas partes, el continuo deambular del protagonista se detiene, en la venta en la primera parte y en casa de los duques en la segunda, en donde suceden hechos muy diversos, todos con un marcado cariz literario; el final de las dos partes también es simétrico: desengañado y derrotado, Don Quijote regresa a casa. Antes del desenlace, la segunda parte contiene un conjunto de capítulos, sin paralelo en la primera, en los que Cervantes responde a la publicación del falso Quijote de Avellaneda publicado en 1614.
Dos son los personajes centrales de la gran novela cervantina: Don Quijote y Sancho
Panza.
a) Don Quijote: Es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano que, enloquecido ante la lectura de libros de caballerías, decide convertirse él mismo en caballero andante. Su extraña y anacrónica figura en la España de comienzos del XVII hace de él un personaje fundamentalmente cómico. Sin embargo, el diseño de su figura es muy complejo: fuera de su peculiar locura caballeresca, muestra buen juicio y expone atinadas opiniones sobre muy diversos asuntos, incluidos los literarios. Rasgo esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluidas las que proceden de su extraña locura, lo que hace que constantemente, sea vapuleado por la realidad.
b) Sancho Panza: Sancho Panza es el escudero que en los libros de caballerías acompañaba al protagonista. En su elaboración Cervantes sintetiza, además, muchas carácterísticas de tipos folclóricos y literarios como el loco, el simple, el bufón, el rústico, el bobo, el enano, el gracioso, el pícaro o el criado. Pero Sancho es un personaje más complejo, porque a partir de este modelo literario, crece y sobrepasa su original función cómica, al encarnarse en su figura la sátira de los libros de caballerías.
Si hay un rasgo que justifica la modernidad de una obra como El Quijote, es la creación de unos personajes con gran profundidad psicológica que evolucionan según avanza el relato. Se observa, además, la transferencia de rasgos del uno al otro. Por ello, se ha hablado de la “quijotización” de Sancho y de la “sanchificación” de Don Quijote.
El perspectivismo y la realidad de las apariencias tema muy recurrente en el Siglo XVII: el ser o no ser (recordemos a Shakespeare) o la realidad de las apariencias. Este tema lo transmite Cervantes de muchas maneras. Por ejemplo: – ¿Quién es el autor del libro? No lo sabemos muy bien, porque existen varios autores, varios narradores. Cervantes deja en su libro a varios narradores, alejándose así del punto de vista único de la picaresca, el cual considera que ofrece una visión peligrosa y muy parcializada de la realidad. Prefiere distintos puntos de vista en la novela, distintas realidades, porque sabe que cada hombre y cada lector es una realidad distinta. – ¿Es Don Quijote un verdadero loco? Diríamos que padece un tipo de esquizofrenia especial, ya que sólo se comporta como un loco cuando piensa y actúa como un caballero andante de la Edad Media. Pero cuando se aleja de esta perspectiva, es un maravilloso personaje, un verdadero hombre lleno de sabiduría. Hay en este loco, por lo tanto, una doble mirada, es decir, un claro perspectivismo. Un personaje que causa risa, pero también tristeza, un personaje loco, sí, pero encantadoramente crítico con la sociedad de Cervantes, porque es la historia de un loco que piensa como un caballero andante pero que se pasea por una España real, no fantástica.
La libertad: Cervantes toca este tema en su obra especialmente debido a las circunstancias de su propia vida (recordemos que sufríó varias prisiones). Aparece especialmente en el episodio de la liberación de los galeotes (hombres condenados a galeras). Aquí de nuevo se ven las dos caras de la realidad: Sancho defiende la justicia del rey y Don Quijote cree en dar libertad a aquellos que van “mal de su agrado”. La visión de Sancho admite la visión civil; la visión de Don Quijote no ve más que el bien y el mal, y su orden de caballería no ve más que donde llega la libertad de los oprimidos. El tema de la libertad aparece también en el episodio de la pastora Marcela. Cervantes plantea aquí la necesidad de que la mujer sea libre a la hora de elegir su futuro. Para Cervantes, en contra de la opinión general de su tiempo, la mujer tiene derecho a elegir con quién ha de casarse, es decir, debe ser libre. Volvemos a encontrar el tema de la libertad cuando Cervantes nos cuenta los encuentros de Don Quijote y Sancho con los moriscos. Cervantes muestra, así, un tema candente en la época: la expulsión de los moriscos (1609) y nos plantea hasta qué punto era lícito expulsar a este grupo, no sólo por el dolor que se le producía, sino también por el perjuicio económico del país.
El propósito explícito del Quijote es, sin duda, la parodia burlesca de los libros de caballerías. De hecho, fue leído como un libro exclusivamente cómico durante los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, desde el Romanticismo hasta hoy los lectores de la novela ven en ella una defensa del ideal ¾ el ansia de libertad, el valor, la fe, la justicia, el amor absoluto hacia una amada inventada (Dulcinea), etc.¾ en un mundo en que los grandes ideales han perdido su sentido. Estas dos interpretaciones irreconciliables ¾libro cómico / libro ROMántico¾ son probablemente insuficientes. El supuesto Romanticismo del libro es un anacronismo: Cervantes defiende los ideales del mundo renacentista, no los ideales ROMánticos. Tampoco la mera comicidad puede explicar el libro. Los libros de caballerías ya estaban muy desacreditados intelectualmente y no tendría mucho sentido componer una obra tan esforzada y ambiciosa como el Quijote simplemente para parodiarla. En verdad, la locura inquebrantable del protagonista contra todo sentido común y contra toda experiencia acaba por hacer patético al personaje y termina por producir la compasión del lector. La novela ¾además de una novela humorística y de plantear ideas de alcance universal¾ es, primordialmente, un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo. Como libro de crítica y teoría literaria se puede apreciar que en el Quijote los personajes hablan constantemente de literatura y en ella se vierten los más diversos juicios sobre los géneros literarios en boga en el Siglo XVI. Además, se exponen de modo teórico conceptos e ideas sobre temas, géneros y formas literarias. Aun más, la obra misma es un ejercicio de experimentación literaria: en el Quijote se encuentran relatos pastoriles, moriscos, cortesanos, poemas, diálogos, etc. Intercalados dentro de la acción principal.
Esta gran novela es también un retrato social: por sus páginas desfilan nobles, hidalgos, escuderos que buscan recuperar una posición social digna, labradores ricos o míseros labriegos, unidos en su afán de medro6 y ascenso social, moriscos perseguidos, etc. Alonso Quijano retrata a uno de esos hidalgos manchegos que, ante la hostilidad de los villanos y el desdén de la alta nobleza, desean ascender socialmente. Su vida triste y mediocre le impulsa a huir de la aldea y cambiar de vida. Con absoluta lógica, sus desvaríos se relacionan con los libros de caballerías que ofrecen la imagen más perfecta y hermosa de su esplendor anterior. Sancho Panza, por su parte, responde a la perfección al labriego pobre que ansía prosperar con su mezcla de agudeza y estupidez, ingenio e ignorancia. El recelo y la socarronería son sus únicas armas de autodefensa en una sociedad hostil.
El lenguaje del Quijote es un acabado resumen de la variedad de estilos típica del Renacimiento. En él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular ¾de acuerdo con la condición social de los personajes¾, las disquisiciones eruditas con los refranes y dichos de profundo saber popular, etc. Significativa es la presencia en una obra tan literaria como la cervantina de recursos propios de la tradición oral: la dualidad de narradores; la ambivalencia del léxico; las sonoridades y los ritmos; la dramatización del relato; los juegos equívocos de la primera persona; los incisos del narrador; etc.
Cervantes contribuye con todo ello a gestar un nuevo lector entendido y cómplice, a quien dirige prólogos y preliminares que reclaman su colaboración, que se deja llevar, pero no engañar, por tantos embaucadores cervantinos maestros en el arte de hablar. Estamos ya ante la creación del lector moderno: un lector escéptico que erigirá la duda por sistema.
Barroco español forma parte de los llamados Siglos de Oro de nuestra literatura y constituye
un movimiento ideológico y cultural desarrollado en Europa a lo largo del Siglo XVII en el que se
(produjeron profundos cambios que alteraron la visión del mundo de los renacentistas.
Durante estos años España estuvo gobernada durante este siglo por los llamados Austrias menores: Felipe III, Felipe IV, y Carlos II.
España perdíó uno a uno todos sus territorios europeos; Esto ocasiónó graves problemas religiosos, políticos y económicos. Se reflejan en la literatura mediante los siguientes rasgos:
Pesimismo y conciencia dolorosa del paso del tiempo,Desengaño está representado atraves de actitudes como la evasión, La sátira de la realidad,La actitud estoica, El gusto por la exageración y el contraste, La actitud moralizante: