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Romanticismo
El Romanticismo es un aspecto del Siglo XIX, pero no todo el siglo se puede considerar ROMántico.
Los límites cronológicos nos son precisos:
Algunos estudiosos lo hacen coincidir con las guerras napoleónicas (1815).
Otros, alrededor de la Revolución Francesa (1789).
No en todos los países surgíó al mismo tiempo ni con la misma intensidad.
Después de las guerras napoleónicas y la derrota del Emperador (1815), las clases privilegiadas consiguen frenar momentáneamente movimiento revolucionario en 1848 e instaurándose, finalmente, en la mayor parte de Europa, formas de gobierno democráticas en las que todos los ciudadanos tienen derecho a votar para elegir a sus representantes
Con la Revolución Industrial surge una nueva clase social: el proletariado. El trabajador en las fábricas, en las minas, se siente explotado, oprimido.
Surgen así dos nuevas doctrinas: El socialismo del ideólogo Karls Marx y el anarquismo de Miguel Bakunin.
surgen las famosas guerras carlistas de nuestro Siglo XIX.
Después del derrocamiento de Isabel II (1868), y el triunfo y la liquidación posterior de la Primera República, vuelve la Monarquía Constitucional de Alfonso XII (1875).
La burguésía, como público del arte ROMántico, es mucho más numerosa que la aristocracia. El artista tiene que dirigirse a este gran público y vive de él. El artista ahora tiene más libertad para escribir.
El artista burgués, que viene de la burguésía, suele separarse de ella, no le tiene aprecio. Se encierra en un mundo irreal, subjetivo, expresa su dolor ante esta incomprensión.
Dejan de tener la máxima importancia las iglesias y palacios. Abundan los edificas burgueses: plazas, mercados, escuelas, bibliotecas, teatros, cárceles, cuarteles, cementerios, etc.
Hay una separación entre arquitectos e ingenieros. Son los ingenieros los que dan paso a los nuevos materiales arquitectónicos que revolucionan el arte de construir: el hierro, el cemento y el vidrio son los materiales de los puentes, las estaciones de ferrocarril y luego se extienden a los edificios.
La escultura es el arte menos representativo de Romanticismo. Vive un poco, todavía, de las ideas del clasicismo.
La pintura es el arte más representativo, porque puede reflejar mejor lo individual y lo íntimo. Después de Goya, como iniciador de la subjetividad ROMántica con sus pinturas negras, están: Gericault y Delacroix en Francia; Friedrich en Alemania y Turner en Inglaterra.
La divulgación del arte entre la sociedad burguesa se efectúa por medio de una técnica de grabado llamado litografía.
Con esta técnica, un dibujo o pintura pueden ser reproducidas las veces necesarias.
El Romanticismo produjo una abundante literatura y tanto la poesía, como el teatro y la novela se convierten en los divulgadores de los sentimientos burgueses.
En el Siglo XIX nace el periodismo, que con la litografía y xilografía se reproducen la palabra y la imagen artística para la mayoría.
En los periódicos no sólo se incluyen noticias, sino también novelas.
Las novelas van saliendo por fragmentos apareciendo las novelas de folletón. Gran triunfo de Alejandro Dumas en la novela (Los tres mosqueteros, La dama de las camelias) y, en el teatro, Víctor Hugo (Hernani).
Títulos de estas novelas y obras teatrales se llevarán a la opera.
Pero es en la poesía donde el Romanticismo alcanza mayor relevancia e intensidad. Los poetas alemanes son los iniciadores del movimiento: Goethe; en Inglaterra, Byron; en Francia, Lamartine.
En España, el Romanticismo aparece un poco más tarde. Las figuras más representativas, Bécquer y Rosalía de Castro.
Hacia 18730, sobre todo en la novela, aparece un nuevo giro.
Se aparcan los temas ROMánticos y la literatura se convierte en algo más realista y más conectada con la sociedad.
En Francia: Stendhal y Balzac (Los pequeños burgueses, El lirio en el valle); en Inglaterra: Dickens (David Copperfield, Olivert Twist, Cuentos de Navidad).
Y más tarde, los novelistas rusos como Dostoievsky (Crimen y Castigo, Los hermanos Karamazov) y Tolstoi.
A través de la novela, podemos visualizar el Siglo XIX con su esplendor y sus miserias.
Al igual que la Literatura o la Pintura, la música fue expresión sublime de ese espíritu ROMántico.
El triunfo de algunos músicos eclipsó a otros artistas.
Es el arte expresivo por excelencia.
La ópera es el espectáculo favorito de la burguésía.
Cantantes y compositores, grandes ídolos europeos.
Pianistas y violinistas, los grandes virtuosos de un instrumento musical que viajan constantemente de concierto en concierto.
Los mayores éxitos del Romanticismo son musicales.
La burguésía, clase dominante de este momento, es el público de la música ROMántica.
Las orquestas ahora no tocan en las salas de fiestas de los palacios, como el antiguo régimen, sino en las salas de conciertos o teatros que tienen mayor capacidad para atender a más cantidad de público.
Consecuencia de esto es el engrandecimiento de la plantilla orquestal. La pequeña orquesta del período clásico dobla ahora el número de instrumentos de cuerda de arco, se llena de instrumentos de viento y, en menor medida, de percusión.
Incluso la música de cámara, de carácter íntimo y minoritario, se hace en salones burgueses o en centros especializados.
Nace la llamada música de salón, fácil y sencilla, el mayor consumo del burgués más carácterístico.
El piano adquiere mayor sonoridad y dimensiones.
Es el instrumento al que se destinan mayor número de composiciones en cantidad y calidad.
Incluso la música que no está escrita para el piano es adaptada o transcrita.
En el salón de muchas casas y recintos, pequeños hay un piano vertical. Y en la sala de conciertos o el teatro hay un instrumento mayor, horizontal, más potente y sonoro: el piano de cola, para el profesional virtuoso.
Hasta el triunfo de la burguésía, la música no tenía esta separación.
Antes de esto, la música de entretenimiento estaba construida de la misma forma, dirigida al mismo público y provista de la misma calidad. El público receptor era el mismo: la aristocracia y la intelectualidad. Pero desde ahora, la música culta está destinada a una minoría que la puede comprender y la música ligera, al gran público quien no demanda excesiva calidad. Aunque hay que tener en cuenta que la excelencia también puede encontrarse en alguna música de entretenimiento.
El artista rechaza la música alegre, vivaz e irónica, asociándola a algo superficial y frívoló.
Para él la música culta no está hecha para divertir, sino para elevar al oyente.
La música culta pierde alegría. Su misión es poder expresar o sugerir sentimientos y emociones.
Al ser la música expresión individual de sentimientos del artista, rechaza las formas musicales preestablecidas o, si las utiliza, las rompe, las magnifica, pero con menos extensión, en menor formato.
La sonata y la sinfonía de este período rompen los esquemas clásicos. Pasan a llamarse Poemas Sinfónicos.
Además, se prefieren las Pequeñas Formas, de estructura sencilla, pero con la doble ventaja de decir y recibir el mensaje más fácilmente. Vals, Preludios, Nocturnos, Impromptus, Momentos Musicales, Barcarolas, Polonesas, Mazurcas, Baladas, Scherzos, etc, son algunas de las Pequeñas Formas más relevantes. Su estructura o esquema suele representarse por A-B-A, traducido por Exposición, Desarrollo y Reexposición, pero con una extensión mínima para cada una de esas partes, a veces, de una sola frase.
A través de estas Pequeñas Formas, se quieren expresar estados de ánimo. Es por esto, y porque el artista sigue sus inclinaciones y no el gusto de la mayoría, por lo que el lenguaje evoluciona con más rapidez que en épocas anteriores. Evoluciona su sintaxis. La armónía se hace cada vez más atrevida, así como las búsquedas rítmicas y dinámicas (agógica y dinámica).
El Romanticismo tiene un lenguaje que se comprende en todo el mundo, dominado culturalmente por la burguésía europea.
Pero en música es un estilo de supremacía alemana. De Beethoven a Wagner, los artistas germánicos son líderes en su concepto de la música culta, salvo en la Ópera, en la que siguen triunfando los italianos.
Pero el centro musical europeo es Paría, la capital de la música ROMántica. Es allí donde conviven todas las influencias y escuelas.
En su conservatorio –modelo de centro que imitarán muchas ciudades europeas–, y en su Ópera se marcan las modas; y los artistas, casi todos extranjeros, se consagran internacionalmente.
Junto a Paría, Londres y Viena –ciudades de gran actividad y consumo musical, y las ciudades-estado alemanas: Leipzig, Dresde, Weimar.
Romanticismo Alemán
Primera generación:
C. M. V. Weber (1786-1826).
F. Schubert (1797-1828), aunque de orígenes austríacos, de espíritu alemán.
Segunda generación:
F. Mendelssohn (1809-1847).
R. Schumann (1810-1856).
Tercera generación:
J. Brahms (1833-1897).
A. Bruckner (1824-1896).
Romanticismo Cosmopolita
(Equivale, cronológicamente, a la 2ª generación alemana)
H. Berlioz (1803-1869).
F. Listz (1811-1886).
F. Chopin (1810-1849).