Un mito se puede transformar en función de los rasgo que activemos o desactivemos. Ulises cambia como tema dependiendo de la interpretación que hace el autor. Ulises no siempre es el mismo en función de donde se encuentra; en la misma Odisea encontramos tres Ulises que pasa por tres estados diferentes.
1. En el canto V Ulises está en una isla preso llorando puesto que no puede volver a Ítaca, este es un Ulises exiliado y impotente puesto que no puede volver a la patria ya que no tiene los medios. 2. El segundo Ulises que tenemos es el Ulises que después de hablar con la Diosa empieza el viaje de regreso, este Ulises aún está en el exilio pero está viajando hacia la liberación y restauración de la soberanía, este Ulises debe servirse de la astucia para imponer su voluntad puesto que no es soberano. 3. Hay un tercer Ulises que es el soberano ya que restaura la soberanía: da muerte a los pretendientes y restaura la soberanía. Lo que hace Du Bellay y Ovidio es tomar una frecuencia narrativa y la toman para la poesía lírica.
Los Ulises de Virgilio, de Dante y de Homero es un Ulises épico donde nos interesan sus méritos y sus acciones. El Ulises épico aparece representado como un militar o como un político, es aquel que vive aventuras y dirige sus hombres, que pueden morir pero Ulises sigue adelante del mismo modo que la narración. Ulises ocupa un lugar central de la sociedad mientras que el Ulises lírico aparece como un sujeto intimo a quien le gustaría volver, no representa a nada ni a nadie y es alguien que tiene un
problema íntimo. Tiene un conflicto entre el poder y el deseo. Los Ulises épicos si tienen ese deseo lo superan como en Homero y en Virgilio.
Hay dos tipos de Ulises, uno clásico y uno moderno. El Ulises clásico se pone en el mundo de la representación. Es un mundo cerrado y si las cosas no están en su lugar, vendrá alguien, Dios o héroe, que establecerá el orden. Las cosas son las que son y podemos confiar en aquello que se nos esta contando. El Ulises moderno es un personaje que rompe con los valores tradicionales, con el espacio de la representación, en el que no podemos confiar y que nos interpreta como lectores. En el Ulises de Homero lo principal no es Ulises si no la acción. Ulises es el personaje
destinado a cumplir una acción y es lo que marca el destino, no al contrario. Partimos de unas narraciones en las cuales lo principal es la acción y que poco a poco toma consistencia el personaje. Es una representación de la subjetividad al margen de la acción. Un sujeto que tiene una interioridad que no se manifiesta en las acciones, hay una dicotomía entre lo que el personaje hace y lo que siente. En Ovidio y en Du Bellay empieza a aparecer el sujeto/personaje y la acción pasa a ser secundaria. A partir de la modernidad entra en crisis el narrador, el enunciador, la voz poética y por primera vez ya no aparece como una voz sincera sino que aparece como un narrador no confiante, lo que dice nos hace desconfiar de lo que él mismo nos está contando.
Canto V: Ulises es clarísimamente el héroe ya que desde el comienzo de la obra hasta el final es el que lleva la acción. La princesa o objeto de valor es Ítaca puesto que debe volver a ella para restaurar el orden. Representa la uníón de un orden y una ley que ha quedado fracturada. El malvado lo encarnan varios personajes, Poseidón es el principal malvado
puesto que están enemistados por dejar ciego al Cíclope. Atenea es también una malvada ya que cuando acaba la guerra de Troya, en vez de hacer las ofrendas a Atenea Ulises decide volver y Atenea lo castiga haciendo desviar la nave. Calipso también aparece como malvada así como las sirenas y todos los personajes a los que se enfrenta
Ulises.
Para hacer una descripción estructural hay que fijarse en toda la obra y por lo tanto en el caso de la Odisea todos los personajes que le impiden la vuelta son los malvados incluso la noche, las rocas, el viento… encarnarían también ese papel de malvado.
Por lo que concierne a los ayudantes del canto V, serían Hermes, Zeus que es convencido por Atenea, Zeus a Hermes y Hermes a Calipso. Todos estos serían ayudantes. Atenea pasa a cumplir otro papel, esto demuestra que un personaje puede cumplir varias esferas de acción además de que una esfera de acción puede ser cumplida por varios personajes.
Los malvados se pueden dividir en tres categorías diferentes: los malvados marinos (Poseidón y todos sus seres como las sirenas o las olas), los malvados terrestres que aparecen en tierras extrañas (como por ejemplo Calipso) y los malvados que se encuentran en el propio hogar de Ulises que serían los pretendientes.
Dentro de la secuencia principal de la Odisea en general tenemos una subsecuencia que
aparece al principio que es el viaje de Telémaco y la construcción funciona como una caja dentro de una caja. Telémaco es como un pequeño Ulises que sale en su búsqueda (es una historia dentro de una historia). Estas dos historias convergen y entre los dos planean una solución para establecer el orden. Hay que estudiar la totalidad de la obra. Las reescrituras toman detalles o fragmentos de una obra y los separan del contextos para darles un valor diferente.
Hijo pródigo El personaje que vuelve siempre regresa a un lugar que ya no es el mismo. El lugar se ha transformado, esta es la experiencia de muchos autores exiliados. Los sujetos exiliados desaparecen del lugar de origen especialmente en los exilios largos, se convierten en fantasmas. El sujeto que viaja también puede transformarse, el sujeto se transforma en el viaje y cuando vuelve no encuentra placer en la familia, la vida cotidiana, en el orden social… En el hijo pródigo el que vuelve no es el soberano como en la Odisea si no que es el hijo, aquél que está sometido al poder soberano y a quién el soberano puede darle muerte: la vida del hijo está en las manos del padre. En la Odisea se habla del núcleo
poder y la soberanía (cosmovisión de la aristocracia) mientras que en este texto el pliegue es nuevo ya que no estamos en el relato de un orden social y de la soberanía donde todo se basa en la ley si no que tenemos un plegado y una duplicación de la ley en la cual la ley no es suficiente y no se basta a sí misma si no que hay una interiorización de la ley. No tenemos solo la ley si no que tenemos la aparición de la moral. No basta por lo tanto, con respetar la ley, con hacer lo que está mandado ni basta
con los actos, la acción y las prácticas si no que es preciso establecer una relación con los actos y la ley. Este tipo de relación tiene que ver con la aparición de una interioridad que no hay en la Odisea. El mundo que aparece en el Hijo prodigo es un mundo en el cual el sujeto tiene interioridad y una conciencia además de tener una profundidad. Lo
fundamental no está en la ley o en la acción (todo aquello visible) si no que está en el motor de la acción (lo invisible).
Estas contraposiciones se pueden desplegar a partir de las relaciones que se establecen entre la letra y el espíritu, es decir, a partir de la relación entre lo sensible y lo inteligible.