31
MAR
2020
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Guerra de Cuba 1896 canovas
Guerra de Cuba 1896 canovas
by estudiapuntes
cuya principal tarea fue la organización financiera y militar de la guerra cubana.
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Fecha en la que se produjo la guerra de cuba (desastre del 98=
,
Guerra de Cuba: tronchas
,
La guerra de Cuba (1895-1898)
,
La reacción política en la metrópoli se produce en forma de cambio de gobierno: sagasta facilitó la alternativa al gobierno de cánovas
,
Tronchas guerra de Cuba
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1. HACIA EL DESASTRE1.1. ANTECEDENTES Y CAUSAS
A lo largo del Siglo XIX España fue una potencia colonial reticente a establecer
reformas en sus posesiones. Existía el temor de que la autonomía llevaría directamente
hacía la independencia. Los gobernantes prometieron reformas desde 1866, pero en
cambio, sólo elevaron los impuestos. Después de la paz de Zanjón, que terminó con la
primera guerra de Cuba en 1878, en la que la metrópoli se comprometíó a introducir
reformas en la isla, lo único
que hicieron fue aprovecharse para reforzar la explotación de
la colonia y su españolización. Esta situación desesperó tanto a autonomistas como a
independentistas.
1.2. INICIO DE LA INSURRECCIÓN
Tras más de 15 años de vida colonial asentada en la tregua se fue preparando el
levantamiento de Baire, el 24 de Febrero de 1895, con dificultades. Todo ese tiempo se
había estado conspirando contra la metrópoli, al amparo de las asociaciones entonces
permitidas y algunos grupos se mostraban dispuestos a intentar de nuevo la insurrección.
Los autonomistas (Uníón Constitucional) eran partidarios de las reformas (partidos,
sufragio restringido y algunas libertades de reuníón y asociación); pero seguían
demandando más reformas y mayor igualdad jurídica y legal con la península. Un hecho
clave fue la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PCR) de carácter democrático,
antillano (incluía la emancipación de Puerto Rico) e interracial. Mientras se esperaba el
momento propicio para la insurrección, se acopiaban hombres y armas, conseguidas por
donaciones (EE.UU.).
En 1894 fracasa el proyecto de Martí de invadir la isla; fue descubierto y
desbaratado. Martí contó con el apoyo de los nacionalistas que habían en la isla y con los
del partido revolucionario. Las reformas de Maura no pasan el trámite parlamentario y las
tímidas reformas propuestas por Abárzuza no contentan a los autonomistas que esperaban
más de la metrópoli, uníéndose a los nacionalistas e implicándose en la sublevación.
El 24 de Febrero de 1895 se inicia una nueva sublevación (grito de Baire). Martí da
la orden desde Nueva York para que empiece la insurrección. La reacción política en la
metrópoli se produce en forma de cambio de gobierno: Sagasta facilitó la alternativa al
Gobierno de Cánovas, cuya principal tarea será la organización financiera y militar de la
guerra cubana. Envían al general Martínez Campos (antiguo pacificador) con un
contingente militar, pero la situación no era la misma a la de la anterior guerra (como el
propio general afirma): la insurrección se extiende por toda la isla, amenazando incluso a
La Habana, sede del capitán general, el cual aconseja a Cánovas a adoptar una política
más dura e intransigente e incluso a que se nombrará como su sustituto al general Weyler,
el cual es nombrado capitán general, llegando a la isla en Febrero de 1896 dispuesto a
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ganar la guerra a cualquier precio.
Se incrementa el envío de refuerzos militares en medio de exaltaciones patrióticas
oficiales y algunas resistencias populares; pero también aumenta el número de
insurrectos. La sustitución de Martínez Campos por Weyler en Enero de 1896 supuso un
cambio sustancial en la manera de hacer la guerra con efectos inmediatos: en pocos meses
logró pacificar las provincias de Oriente, mediante una táctica extremadamente dura de
aislamiento de la guerrilla de su medio natural, concentrando a la población campesina, y
acotando mediante tronchas (amplia franja de terreno desbrozado, de norte a sur de la isla,
vigilada desde torres de observación, cuyos centinelas comunicaban por heliógrafo a las
tropas los movimientos que observaban en la zona despejada). La evolución de la guerra
en estos primeros años se corresponde con los periodos de gestión de los dos capitanes
generales: muy desfavorable en 1895, con Martínez Campos, y de recuperación favorable
con Weyler en 1896.
La vida política en la península estaba condicionada por la guerra: la preocupación
básica del Gobierno era allegar fondos suficientes para financiarla y lograr el consenso
político para la defensa de los objetivos nacionales. En un principio Cánovas contará con
el apoyo de Sagasta para la aprobación urgente de los presupuestos de 1895 (con mayoría
liberal en la Cámara), así se evitaba la manifestación de discrepancias y se centraban en la
guerra. Incluso se aplazó la celebración de elecciones generales. Con las nuevas Cortes de
mayoría conservadora, aparecen las primeras discrepancias sobre la gestión de la guerra.
Cánovas aprobó por decreto medidas descentralizadoras, mientras los liberales eran
partidarios de la autonomía.
EE.UU. Aprueban la concesión de ayudas a los insurrectos. Se temía la
participación de EE.UU. En la guerra y los diplomáticos españoles trabajaban para
retrasarla lo más posible; pero el fin de la presidencia de Cleveland (partidario de la
soberanía española sobre la isla, aunque con concesiones) hacía temer un giro en la
posición norteamericana. El giro se produjo inmediatamente: el nuevo presidente
McKinley inicia una etapa más abiertamente intervencionista. La presión interior (críticas
de Sagasta) y exterior (EE.UU.), obligan a Cánovas a declarar la crisis total en Junio de
1897, aunque los liberales no estaban inclinados a asumir la tarea de gobierno.
1.3. HACIA EL DESASTRE
Hecho fortuito que produce un giro en los acontecimientos en España y en Cuba:
asesinato de Cánovas en Agosto de 1897. Tras un breve Gobierno de transición del
general Azcárraga se da la alternancia en el poder con el acceso de los liberales de
Sagasta que significa un giro inmediato en la política cubana: sustitución de Weyler y
abandono de los planes militares y de la política llevada en los últimos años (gestión dura,
criticada por EE.UU. En cuanto a los derechos humanos, pero eficaz en el sometimiento
de la insurrección: ya casi tenía sometida a toda la isla). El general Blanco sustituyó a
Weyler y la política de los liberales era reducir las acciones militares y pasar a la acción
política: concesión de la autonomía, amnistía a presos políticos cubanos y de Puerto Rico,
así como la presentación por parte de Moret de decretos de igualdad de derechos políticos
(sufragio universal). Estas medidas fueron tardías e ineficaces pues apenas pudieron ser
puestas en práctica. El primer gobierno autonomista de J. M. Gálvez comenzó a ejercer en
Enero de 1898 y lejos de frenar, alentó aún más el movimiento independentista y la
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presión norteamericana era cada vez más fuerte. En la misma línea se cerró un pacto en
Filipinas con los insurrectos a finales de 1897 (paz de Biac-Na-Bató).
La presión norteamericana desde el inicio de la guerra, tanto diplomática como
por la creación de la opinión pública, aumentó a partir de la voladura del Maine el 15 de
Febrero del 98, cuya responsabilidad fue atribuida al Gobierno
español
, sin pruebas, por
una comisión de investigación norteamericana, dando a los EE.UU. Argumentos y
justificación definitiva para una intervención más directa en la guerra, exigiendo
satisfacciones y concesiones al movimiento independentista cubano como si se tratase de
una declaración de guerra. EE.UU. Hace una nueva oferta de compra de la isla por 300
millones de dólares, antes de llegar al conflicto. El rechazo coincide con la publicación
del informe de la voladura del Maine, que aceleró los pasos hacia la guerra. La
diplomacia española se apresuraba en mediar a través de los embajadores europeos en
Washington ante McKinley; pero éste mediante un mensaje al Congreso justificaba la
próxima intervención, solicitando autorización al Congreso para adoptar medidas
pertinentes, incluidas el empleo de las fuerzas militares y navales. El 18 de Abril del 98 el
Congreso y el Senado norteamericanos contestan a la solicitud del presidente en forma de
ultimátum para España:
* Que el pueblo de Cuba es y debe ser libre e independiente.
* Que es deber de los EE.UU. Exigir, como por la presente su Gobierno exige,
que el Gobierno español renuncie inmediatamente a su autoridad y gobierno en Cuba
y retire sus fuerzas terrestres y navales de las tierras y mares de la isla.
Se autoriza al presidente de los EE.UU. Y se le encarga y ordena que utilice todas
las fuerzas militares y navales de los EE.UU. Y llame al servicio activo las milicias de los
distintos Estados de la Uníón en el número que sea necesario para llevar a efecto estos
acuerdos.
El Ultimátum, verdadera declaración de guerra, provocó en España
manifestaciones patrióticas y motines populares. El Gobierno español tuvo que aceptar la
declaración de guerra condicionado por una posible sublevación militar si accedía a las
peticiones de los EE.UU.. Inmediatamente EE.UU. Inició las operaciones de bloqueo
naval de la isla.
En Filipinas se vivíó un precedente del desenlace de Cuba: los conatos
independentistas parecían controlados, pero la intervención naval norteamericana provocó
el desigual enfrentamiento en Cavite contra la escuadra del almirante Montojo. Este
suceso impulsó el movimiento insurreccional indígena. Esta derrota provocó la reacción
popular en motines que coincidieron con una época de subsistencia. El descontento social
ponía en cuestión la popularidad de la guerra provocando una crisis ministerial que venía
de la derrota de Cavite.
Tras el ultimátum norteamericano, es enviada a Cuba una escuadra a mando del
almirante Cervera, ante la reticencia de los mandos por la inferioridad manifiesta, dado
que no debían dejar guarnecidas las costas españolas y Canarias. En Santiago de Cuba se
encontraba la flota española en su bahía, como si de una ratonera se tratase, bloqueada la
salida por la numerosa flota norteamericana. Los navíos españoles, no acorazados, mal
dotados de artillería y sin apenas combustible, aconsejaban no salir del puerto; pero la
situación interna, la presión pública, el miedo a un pronunciamiento militar, la
salvaguarda del sistema político y del propio régimen, aconsejaban sacrificar la escuadra
y el prestigio de los militares. El desenlace final fue la destrucción de la flota.
La Guerra de Cuba y sus consecuencias.
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La rendición de Santiago de Cuba se hizo el 12 de Julio y Manila un mes después.
En Washington se cerraban las negociaciones del protocolo y el 14 de Agosto se firmaba
la capitulación de Manila, con la liquidación del archipiélago. El 10 de Diciembre, España
firma la Paz de París, liquidando su Imperio ultramarino. En este Tratado España pierde
Cuba, Puerto Rico, Filipinas (por 20 millones de dólares) y Guam que pasan a manos de
EE.UU., así como la venta, a principios de 1899, de Marianas, Palaos y Carolinas, aAlemania.
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