Portada » Lengua y literatura » Emblemas del Modernismo
Hacia finales del Siglo XIX y principios del s XX, el Modernismo ejercíó su influencia en España. En este hecho fue determinante la segunda visita de Rubén Darío a Madrid, en 1899.Las circunstancias que vivía la sociedad española favorecieron la adopción de la actitud de rebeldía propia de los modernistas, que enlazaba con lo que los intelectuales y artistas europeos en el cambio de siglo.El sistema de la Restauración se había agotado: solo perpetuaba un modelo caduco, sin salida posible. La conciencia de crisis se agudizó con el desarrollo del movimiento liberador en Cuba y culminó con el desastre de 1898. Este constituyó un aldabonazo a las conciencias de artistas e intelectuales, que vieron la necesidad de reintegrar España al mundo occidental.El panorama poético también necesitaba un cambio; el lenguaje prosaico y moralizador de Ramón de Campoamor y la verborrea declamatoria de Núñez de Arce eran muestras de una tradición gastada. Solo la concepción poética y el intimismo de Bécquer constituían una excepción, que se dejó sentir en el mayor subjetivismo del Modernismo español.Antes de la llegada de Rubén Darío, algunos poetas, como Salvador Rueda y Francisco Villaespesa, manténían contacto epistolar con los principales autores hispanoamericanos. Los síntomas del cambio son observables ya en las revistas literarias como Electra, La Vida literaria o Revista ibérica, que publicaron poesías y escritos teóricos modernistas. En 1903 aparecíó la más importante, Helios, que incluía poemas de Rubén Darío.En los comienzos del Modernismo español, ya se observa una intención de renovación formal y temática en escritores como Ricardo Gil, Salvador Rueda y Manuel Reina.Como representantes del Modernismo podemos presentar a los siguientes autores:
Nacíó en Metapa, Nicaragua, que hoy lleva el nombre de Ciudad Darío, el 18 de Enero de 1867. Sus padres, Manuel Darío y Josefa Sarmiento, se separaron cuando era apenas un niño, y fue criado por su abuela en León, lugar al que siempre consideró el de su origen.Viajó por Europa y América, representando a su país, como cónsul y embajador. Tras su paso por París, su poesía se volvíó más universal, ya que los poetas parnasianos y simbolistas dejaron su impronta en su creatividad. Abundaron en sus obras imágenes exóticas, metáforas, símbolos y figuras retóricas. Fue proclamado por sus colegas como el padre del Modernismo.Fue considerado paladín del nuevo movimiento en España, a raíz de su viaje de 1892, en el que trabó amistad con jóvenes escritores. Fue recibido como un ídolo, cuando regresó en 1898.Entre las principales obras de Rubén Darío destacan las siguientes
: “Epístolas y poemas” obra juvenil escrita en 1885, en la que predominan el tono ROMántico y la métrica clásica (versos heptasílabos, octosílabos y endecasílabos). Se hace evidente la influencia de Campoamor, Víctor Hugo y Bécquer.
“Abrojos” poemario de 1887 que representa un equilibrio entre clasicismo y Romanticismo, en el que adquieren protagonismo la intuición y el sentimiento. Son poemas breves que expresan el sufrimiento del poeta incomprendido.
“Prosas profanas” libro de 1896 que encarna la plenitud del Modernismo formal: suntuosidad expresiva, neologismos, innovaciones métricas (alejandrinos, dodecasílabos, verso libre, verso blanco)
“Cantos de vida y esperanza” este poemario de 1905 es más reflexivo y contiene un simbolismo más profundo. Darío trató nuevos temas, como la defensa de los valores culturales de la hispanidad frente al empuje estadounidense.
“Poemas del otoño” escrito en 1910, en tono meditabundo y sencillo de forma, el autor reflexiona sobre el erotismo y la muerte.
“Azul” esta obra escrita en 1888 se considera un paradigma de la estética modernista.
El léxico poblado de objetos exóticos, la exquisitez aristocrática, el culto parnasiano de “el arte por el arte”, implican un rechazo de la realidad burguesa. El color azul, que en el fin de siglo se utilizaba como símbolo del arte, aparece reiteradamente en los poemas de este libro, que consta de tres partes: dos escritas en prosa y una, en verso: —
Conjunto de cuentos breves en los que se aprecia con claridad la influencia del parnasianismo francés, por la frecuencia de motivos como exotismo y orientalismo, sensualismo, una rica adjetivación sensorial y sinestesias, o el uso del simbolismo (el azul, los cisnes) pese al preciosismo formal, no se descuida la crítica modernista al mundo burgués. Sus temas son variados, por ejemplo Darío trata la belleza artística en “el velo de la reina Mab” y la vitalidad prisionera en “El palacio del Sol”
En estos cuentos abundan los motivos mitológicos, el gusto por lo oriental y las conexiones con otras artes, en los que se hace evidente el deseo modernista de crear mundos artificiales superiores a la imperfecta realidad cotidiana. Esta parte incluye doce estampas narrativo-descriptivas en las que un poeta viajero reflexiona sobre temas como su visión de la ciudad de Valparaíso, la idealización pastoril del campo, la creación artística o el amor; además de dos narraciones breves “la muerte de la emperatriz de China”, acerca de la belleza natural frente a la belleza artificial del arte, y “A una estrella” monólogo dirigido a Venus sobre la armónía del universo.
Las composiciones poéticas de Azul están dedicadas a diferentes temas típicamente modernistas, como el amor sensual, la fuerza vital…
Nacíó en Villanueva de Arosa (Pontevedra) en 1866 y murió en Santiago de Compostela en 1936. Se puede resumir la constante evolución de su producción (lírica, narrativa y dramática) en tres etapas: El estilo modernista ya se puede apreciar en sus primeras novelas, Femeninas(1895) y Epitalamio(1897), donde destacan la delicadeza y el preciosismo asociados con este movimiento. En unos años de guerra y de grave crisis nacional, en lugar de tratar de criticar la situación se dedica a relatar la vida de unos personajes y ambientes que irá reelaborando y que reaparecerán en sucesivas obras. Pero será en las memorias ficticias de su personaje, el marqués de Bradomín, que comienzan con Sonata de Otoño(1902); en esta nos ofrece unosde los mejores ejemplos de prosa modernista de la literatura española.En años sucesivos fue publicando, también a través de las entregas de un periódico, el resto de las sonatas:
Estío (1903), Primavera (1904) e Invierno (1905). En cada una de las sonatas el marqués va rememorando con nostalgia distintas etapas de su vida, que discurren a su vez en lugares y un ambiente social que el escritor demuestra conocer muy bien. Sin una aparente intención moralizante, y con una narración de gran belleza, el autor describe unas escenas irreverentes y eróticas que escandalizarán a la mojigata sociedad de su tiempo. Con estas obras Valle alcanzóéxito y fama, convirtiéndose en un maestro de la prosa modernista; una supremacía similar a la que Rubén Darío tenía en la poesía.Como autor teatral los inicios de nuestro autor estuvieron ligados a Jacinto Benavente, con quien colaboró en el proyecto de Teatro Artístico; esto le permitíó estrenar su primera obra, Cenizas (1899). Se trata de una muestra de teatro poético en la que se basa en un personaje que ya había presentado en su novela Femeninas; en esa obra el autor desarrolla la ROMántica historia de un amor adúltero, que es descrito pero no criticado. En este periodo también estrenó El marqués de Bradomín (1906) basada en el personaje que ya había desarrollado en las sonatas.En 1907, publicó su primer libro de poemas, Aromas de leyenda, en el que evocó el ambiente medieval de Galicia. Ese mismo año comenzó la publicación de la primera de sus Comedias bárbaras, El Ágüila del blasón, ambientada también en la Galicia medieval, donde el protagonista se dedica a toda clase de tropelías, especialmente de carácter sexual, realizadas por una familia de caballeros feudales. Esta fue seguida inmediatamente por Romance de lobos, en la que la violencia y el sexo son los temas principales. Deberíaan de pasar quince años hasta que el autor acabara la trilogía con una extraordinaria obra sobre un parricidio: