Portada » Español » Novecentismo y vanguardias resumen
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Asistimos a la modernización de España, que entronca con la cultura y el pensamiento occidentales. Los jóvenes se formarán en un ideal europeizante, sin tradicionalismos y los nuevos intelectuales toman parte activa en la vida pública y asistiremos a una revisión del pensamiento actitudes anteriores.La generación de 1914 está compuesta por filósofos, críticos, historiadores, eruditos, profesores y autores literarios que en torno a la Primera Guerra Mundial alcanzaron su madurez creativa y propiciaron un nuevo clima intelectual. Los autores persiguen el concepto: la palabra puesta al servicio de la idea, clara y eficaz en la búsqueda de la abstracción. El resultado será una literatura difícil, a pesar de su aparente sencillez; una producción que nace de una élite y que en la práctica se dirige a sí misma, a una minoría culta.Los novecentistas comparten una sólida formación intelectual,poseen un acusado cosmopolitismo,tienen un optimismo intelectual y rechazan el sentimentalismo neorromántico frente a la exaltación pasional de lo irracional, mantienen una preocupación por el lenguaje, lo que llaman «la obra bien hecha», una obra bien cuidada en el estilo, que huye de lo fácil, y tienen un guía intelectual.Las grandes inquietudes políticas e intelectuales de la generación se dan a conocer gracias al ensayo. José Ortega y Gasset es la figura más representativa. Entre sus ideas destacan el equilibrio entre razón y vida, el arte no debe confundirse con la realidad, pues de este modo se renuncia al placer estético, la crisis europea se origina en el advenimiento de las masas al poder, incapaces de dirigir la sociedad, la llevan al caos. Entre sus ensayos podemos destacar Meditaciones del Quijote. La influencia de Eugenio d’Ors en los jóvenes novecentistas se debíó a su amplia cultura y capacidad crítica. De la amistad y del diálogo es una de las tres conferencias que impartíó en la Residencia de Estudiantes de Madrid, posteriormente publicada. Otro de los ensayistas fue Gregorio Marañón, médico eminente e intelectual liberal.En cuanto a la narrativa novecentista, los autores más destacados fueron Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Wenceslao Fernández Flórez.Ramón Pérez de Ayala destacó por su novela, dominada por el intelectualismo y caracterizada por el idealismo y la abstracción como en La pata de la raposa.En las novelas de Gabriel Miró la acción es mínima; en ellas describe minuciosamente paisajes mediterráneos, objetos humildes y las almas de los personajes. Entre sus obras destacamos Las cerezas del cementerio.Wenceslao Fernández Flórez publicó unas cuarenta novelas que en su mayoría ofrecen una visión desencantada e irónica de la sociedad como Relato inmoral . En lo que se refiere a la producción poética destacamos a su mayor representante, Juan Ramón Jiménez, a los poetas del llamado grupo de transición, precursor de la generación del 27, José Moreno Villa, y Fernando Villalón, así como al singular León Felipe.Juan Ramón Jiménez fue un poeta preocupado por los aspectos teóricos de la poesía. Evoluciónó constantemente, caracterizándose su lírica por su intento de aprehensión de la verdad esencial del mundo.De la juventud modernista de sentimiento becqueriano en Arias Tristes, a la depuración intelectual que elimina lo superficial en Sonetos espirituales), y, por último, la suficiencia de la poesía desnuda y esencial en Espacio.
La trayectoria poética de José Moreno Villa se inicia con el postmodernismo de sus primeras obras, como Garba), hasta convertirse en uno de los precursores de la generación del 27, en cuyo contexto estético escribe sus principales libros.Fernando Villalón fue autor de una poesía neopopularista, reelaboración de la poesía de carácter tradicional, en obras como Andalucía la Baja.León Felipe se inicia en la poesía con los temas religiosos de Versos y oraciones del caminante, seguidos por la denuncia de la guerra en La insignia y de la injusticia en El payaso de las bofetadas y el pescador de caña: poema trágico español.Frente al «teatro burgués», de corte tradicional, encarnado por figuras como Jacinto Benavente, Eduardo Marquina, Carlos Arniches o los Hermanos Álvarez Quintero, podemos encontrar manifestaciones de un teatro para minorías, a veces crítico, otras veces innovador, que, por tanto, en la mayoría de las ocasiones no llegó a ser representado. Entre sus cultivadores encontramos a Unamuno, Azorín o Jacinto Grau; pero sobre todos ellos destaca Valle–Inclán, que, aunque ha sido considerado noventayochista y modernista en gran parte de su obra, va a ser el máximo representante de esta nueva realidad teatral, adelantándose en algunos aspectos a las corrientes vanguardistas posteriores. Su obra dramática se divide en cuatro etapas: el teatro poético, influido por el Modernismo, con obras como El marqués de Bradomín; el ciclo mítico, en el que destaca su peculiar utilización de las acotaciones, en obras como Comediasbárbaras; el ciclo de la farsa, en el que se empieza a ver trazas de los que será el esperpento, como la deshumanización de los personajes o la degradación de ambientes, en obras como La marquesa Rosalinda; y, por último, el esperpento, técnica que Valle alcanza al final de su obra y que supone la culminación de una carrera literaria en permanente renovación, con una visión crítica y deformadora que revela el carácter grotesco de la realidad, en obras como Luces de bohemia.Mientras tanto, en Europa, durante los primeros años del Siglo XX, surgen diversos movimientos artísticos que se oponen a la tradición estética imperante. Se caracterizan por la defensa de lo irracional y la total oposición al Realismo; la proclamación de la autonomía del arte, liberado de compromiso ideológico, de valor moral e incluso de sentimiento. Se apuesta por el mundo moderno y por la búsqueda de nuevas formas de expresión artística. Hablamos de los movimientos de vanguardia.Las vanguardias europeas más importantes fueron: el expresionismo ,que hace hincapié en la expresión de las emociones interiores. El Futurismo lanzó una estética que ensalzaba la civilización urbana y las máquinas.. Por su parte, en el dadaísmo), el rumano Tristán Tzara rechazaba no solo los valores estéticos aceptados, sino el estado de cosas que había conducido al desastre de la Guerra Mundial. Pero sin duda, la más influyente de todas las vanguardias fue el Surrealismo, cuyo creador, André Bretonpretendió descubrir y reflejar la auténtica realidad, la «súper-realidad» que estaba reprimida; de ahí la escritura automática, la transcripción de los sueños ,la asociación libre de palabras, etc. En definitiva, la libertad de la imaginación contra el reinado de la lógica. En España, la influencia de las vanguardias europeas fue relativa. Debemos destacar la figura de Ramón Gómez de la Serna, un intelectual que ejercíó una importante labor de divulgación de movimientos de vanguardia a principios de siglo. Fue el creador de un género denominado «greguería» que él mismo definía como metáfora y humor. Entre sus obras destacan su autobiografía, Automoribundia. Sin duda, en España los movimientos vanguardistas más importantes fueron el ultraísmo y el creacionismo. El ultraísmo aunó elementos futuristas y dadaístas hasta llegar al caligrama; el creacionismo no pretendía reflejar o imitar la realidad, sino «crear» una realidad dentro del poema. Por otro lado, se observan ecos futuristas en poemas dedicados a los deportes. Pero, de todos los vanguardismos, el Surrealismo es el que dejó una huella más fuerte, por su impacto en los poetas de la generación del 27. A su influjo se deben libros como Sobre los ángeles de Rafael Alberti. En definitiva, el novecentismo y los movimientos de vanguardia europeos y españoles dibujan un panorama artístico inédito y rompedor que tendrá como consecuencia la configuración de un grupo poético inigualable: una generación de poetas e intelectuales que iluminarán nuestra historia literaria con un fulgor tan intenso que llega hasta nuestros días.