1. ETIMOLOGÍA Y DEFINICIÓN. La palabra “Meta-física” significa literalmente “detrás de la física” o “más allá de la física”. El origen etimológico del término se lo debemos a Andrónico de Rodas, el cual realizó la primera edición completa de las obras de Aristóteles, ordenándolas sistemáticamente. Al ordenar su obra, encontró ciertos escritos que no correspondían a ninguna de las materias catalogadas: ética, política, física, etc., por lo que las denominó tal y como las había colocado: “detrás de la física”. No obstante, es más posible que Andrónico utilizara esta palabra sobre la base de una idea del sentido y contenidos de la obra aristotélica. El término recoge a la perfección el sentido de este tipo de conocimiento y pervive en la actualidad, aunque con el tiempo la palabra “metafísica” adquiríó en algunas circunstancias un carácter peyorativo, pasando a significar “especulativo”, “dudoso” y “no científico”. La metafísica tiene como objeto de estudio aquello que la ciencia no puede alcanzar, pues está más allá del ámbito empírico de la experiencia (son las cosas que no podemos percibir), por lo cual no proporciona un conocimiento seguro, pero los problemas que plantean son los más fundamentales para el ser humano: el sentido de la existencia, la definición del ser, Dios, el alma humana… 2. OBJETOS DE ESTUDIO. Aunque el campo de estudio de la metafísica es muy amplio, podemos adoptar la clasificación kantiana de los objetos de la metafísica para agrupar las principales cuestiones tratadas por ésta: -La realidad: la metafísica pregunta por los fundamentos últimos del ser y de lo existente, y se plantea, entre otras cuestiones: ¿existe algo más que lo que percibimos por los sentidos?, ¿por qué existe algo y no nada?, ¿cuál es el sentido de la existencia?, ¿en qué consiste existir?, etc. -El alma: la metafísica plantea también cuestiones fundamentales sobre el ser humano, por ejemplo, si hay en el ser humano algo más que lo puramente biológico, si pervive tras la desaparición del cuerpo, si es posible la libertad, etc. -Dios: la metafísica cuestiona la posibilidad de un fundamento y causa última para todo lo existente, preguntándose por la existencia de un ser, Dios, que sea el origen y sentido de la realidad y de su estructura. 2 3. LAS DISTINTAS CONCEPCIONES DE LA METAFÍSICA A LO LARGO DE LA HISTORIA La metafísica es un tipo de conocimiento problemático y nuestra consideración sobre su estudio ha cambiado mucho a lo largo de la historia: de ser considerada la ciencia suprema a estar desprestigiada a la sombra de los avances de la ciencia o ser sustituida por creencias de origen irracional. 1. LA METAFÍSICA PARA ARISTÓTELES. La ciencia para Aristóteles es el conocimiento verdadero que podemos alcanzar con absoluta certeza, universal y necesario. En la actualidad no llamaríamos “ciencia” a la metafísica, pero para Aristóteles no solo es una ciencia sino que es la ciencia más importante de todas, pues tiene como objeto lo más universal y necesario de la realidad: el ser mismo. Aristóteles no utiliza el nombre de “metafísica” sino que habla de la Filosofía primera. Aristóteles considera que podemos estudiar la realidad desde muchos puntos de vista diferentes, por ejemplo: su composición material, su movimiento, su forma geométrica, su color, etc. Existen distintas ciencias y estas están definidas por el aspecto concreto de la realidad que estudian, por ejemplo, la física estudia la realidad como materia y movimiento, la biología estudia la realidad como seres vivos, la matemática estudia la realidad como número y figura, etc. De este modo, cada ciencia analiza una propiedad de la realidad. Ahora, ¿cuál es la propiedad fundamental y más importante que posee la realidad? Para Aristóteles, lo fundamental es la existencia: el ser. Podemos eliminar o modificar las distintas propiedades de un objeto, pero si le restamos la propiedad de la existencia, este pierde todas las demás. Por eso, el ser es la propiedad básica de todo lo que existe, y la ciencia que lo estudie será la más importante de todas. Las ciencias como la física, la biología… Son muy importantes, pero estudian aspectos secundarios del ser, sus propiedades accidentales o casuales. La metafísica, en cambio, estudia la cualidad fundamental y necesaria que es la existencia, busca definir en qué consiste el ser. Aristóteles define la metafísica como “la ciencia del ser en tanto que ser y los atributos que por sí mismo le pertenecen”. El objeto de estudio de la metafísica es, para Aristóteles, el ser y sus propiedades. 2. LA METAFÍSICA EN LA Edad Media. La metafísica va a poseer ese carácter de ciencia fundamental durante siglos, siendo considerado el estudio más importante de todos, pero durante la Edad Media va a perder este carácter prioritario situándose por detrás de la teología. Tomás de Aquino hizo explícita esta concepción de la metafísica en su “teoría de la analogía del ser”. Tomás de Aquino defendía que el ser tiene dos significados diferentes e irreconciliables: Ser como criaturas: todos los seres naturales cuya carácterística es que pueden dejar de existir (por lo tanto, no son necesarios sino contingentes). Ser de Dios: ser necesario que nunca va a dejar de existir. 3 No es lo mismo el ser de Dios que todos los demás seres que han sido creados por este, por lo que debe haber dos ciencias distintas que estudien los dos significados del ser: la metafísica es el estudio de los seres contingentes, por lo que es menos importante que la teología, que estudia el ser necesario y causa de todo lo que existe. 3. LA METAFÍSICA EN LA Edad Moderna. La filosofía moderna va a cambiar su centro de atención del ser hacia el conocimiento: de la metafísica a la epistemología. Aun así, corrientes como el Racionalismo desarrollarán fuertes teorías sobre el ser y la sustancia. El gran cambio en la concepción de la metafísica llegará con el Empirismo y su concepción del conocimiento: si no podemos conocer nada más allá de lo que percibimos, los objetos de estudio de la metafísica son incognoscibles. Esta reconsideración del papel y el lugar de la metafísica culminará con la Crítica de la Razón Pura de Kant, para el que la experiencia marca un límite absoluto en nuestras posibilidades de conocimiento: conocemos el fenómeno y no el noúmeno, lo incondicionado, que nos es absolutamente desconocido. Los objetos de estudio de la metafísica (el ser, Dios y el alma) se sitúan más allá de nuestra percepción y, por lo tanto, más allá de nuestras posibilidades de conocimiento. La metafísica para Kant no puede proporcionarnos ningún conocimiento y mucho menos ser la ciencia prioritaria que había pretendido ser durante siglos. Kant no va a restar todo el valor e importancia a la metafísica, sino que va a recolocarla en su justo lugar, pues cumple una función fundamental para el ser humano. Para Kant, la metafísica es una tendencia natural e inevitable fruto del funcionamiento mismo de nuestra inteligencia que nos impulsa a buscar conocimiento más allá de nuestras posibilidades. Esta inclinación o disposición de nuestra razón no puede ser evitada, por lo que debe ser encauzada y controlada para no llevarnos a considerar conocimiento lo que no lo es. ¿De dónde procede esta tendencia? La razón tiene una inevitable propensión hacia lo universal y busca conocer la realidad de la forma más general posible, unificando todos los fenómenos en principios cada vez más generales. Esta tendencia de la razón no es negativa, al contrario, mientras se mantenga dentro de los límites de la experiencia su resultado serán las leyes científicas, explicaciones generales que unifican fenómenos concretos en principios universales (por ejemplo, agrupamos todos nuestros conocimientos sobre el movimiento en una ley universal de la gravitación). Pero la inclinación a unificar de forma cada vez más y más general nos lleva inevitablemente a traspasar las barreras de la experiencia y suponer principios totalmente universales que unifiquen y expliquen absolutamente todos los fenómenos de la realidad. Esta inclinación encuentra su máxima expresión en las tres ideas trascendentales, la manifestación suprema del ideal de la razón pura y su ambición por conocer lo incondicionado, lo que está más allá de la experiencia sensible: 4 Unificamos todos los fenómenos psíquicos en la idea trascendental de alma, que intenta explicar el fundamento último de la existencia humana. Unificamos todos los fenómenos físicos dentro de la idea trascendental de mundo, que intenta explicar el fundamento último del ser y de todo aquello que tenemos experiencia. Unificamos todos los fenómenos de forma absoluta en la idea trascendental de Dios, que intenta explicar la causa y sentido último de todo lo que existe. Estas tres ideas trascendentales son el ideal pero suponen un uso ilegítimo de la razón, son conceptos vacíos, carentes de contenido y que no proporcionan conocimiento alguno. Al pretender conocer estas ideas la razón entra en contradicción y desacuerdo consigo misma (el hombre es libre pero condicionado, el mundo debe ser finito pero infinito…) Las ideas trascendentales marcan el límite de nuestro conocimiento pero no son inútiles. De hecho, Kant no tiene ninguna duda de la existencia de Dios o del alma humana. Para Kant, estos conceptos no son objeto de conocimiento pero son “postulados de la moral”, es decir, condiciones para que la moral sea posible. Donde la razón pura fracasa en su ambición por conocer lo incondicionado triunfa la razón práctica: si pretendemos que el hombre sea un ser moral debe ser posible la libertad; si queremos que exista el Bien y que haya una concordancia entre el Bien y la felicidad, deben existir Dios y el alma humana. Debemos pues aceptar la existencia de las ideas trascendentales, aunque su conocimiento nos sea inalcanzable. 4. LA METAFÍSICA PARA Nietzsche. Nietzsche es el autor más crítico con la metafísica de toda la historia y considera este estudio como la “historia de un gran error”. Para Nietzsche, la metafísica está contaminada desde sus orígenes y es un reflejo del carácter cobarde del ser humano: el miedo a la muerte, a la enfermedad, al caos, a la incertidumbre… En definitiva, el miedo a la vida. La metafísica, como la religión o la moral, son inventos del ser humano para dar respuesta a estos miedos y son la manifestación de la incapacidad humana para aceptar la realidad tal y como es. 5. LA METAFÍSICA EN LA ACTUALIDAD. Algunos autores postmodernos (G.Vattimo) consideran que en la actualidad se está desarrollando un “pensamiento débil” en el que han desaparecido los grandes conceptos como ser, sustancia… y se ha pasado a un “estar” despreocupado: es el paso del pensamiento fuerte de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, al pensamiento débil alejado de planteamientos últimos y fundamentales. La metafísica, considerada la ciencia fundamental durante siglos y el más alto reflejo de la ambición humana por alcanzar el sentido último de la existencia se encuentra en la actualidad en su mayor crisis. Pese a los intentos por la recuperación de la metafísica de corrientes como el existencialismo, el interés racional por la metafísica ha sido desplazado por los avances de la ciencia en el conocimiento pragmático de la realidad. Pero la preocupación por estas cuestiones no desaparece sino que se ve desplazada por creencias de corte irracional, supuestos “espiritualismos” y soluciones fáciles para la angustia del ser humano ante la falta de respuestas sobre su sentido. La reivindicación de la metafísica supone reclamar de nuevo nuestra capacidad racional para enfrentarnos a todas las preguntas que son realmente importantes para el ser humano