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Alejandro Ferrant Vázquez trabajó como arquitecto conservador de monumentos en la zona noroeste. Entre sus ocupaciones restauradoras destaca la reconstrucción de la Cámara Santa de Oviedo. Emilio Moya destacó por la rehabilitación de edificios para acoger museos, como la adecuación del Colegio de San Gregorio de Valladolid en Museo Nacional de Escultura. Leopoldo Torres Balbás es el representante más conspicuo de la idea de consolidar y reparar conforme a las nuevas corrientes italianas y europeas. Su pensamiento era conservacionista: Conservar los edificios tal y como nos han sido transmitidos, preservarlos de la ruina, sostenerlos, consolidarlos, siempre con un respeto a la obra antigua: nunca completarlos ni rehacer las partes inexistentes. El pensamiento de Torres Balbás estaba en la línea de las ideas que Gustavo Giovannoni desarrollo en Italia. Sus ideas se pusieron en práctica en La Alhambra, ocupándose de la restauración que limitaba la intervención y respetaba las partes constitutivas del edificio. Torres Balbás planteó una elaboración propia de la restauración científica y tuvo un papel destacado al ser el representante de la Conferencia Internacional de Atenas para la Restauración de 1.931. Con la proclamación de la II República las tesis conservadoras triunfaron y se llevaron a la práctica en numerosos monumentos. La labor de Torres Balbás fue fundamental para la elaboración de la Ley de Patrimonio Histórico de 1.933 y la nueva política de protección del patrimonio de la España republicana, pero la Guerra Civil truncó todas sus expectativas.
Durante la antigüedad romana, el concepto de viaje recibía la expresión de iter. De ahí la idea de itinerario. Las lenguas romances de la Edad Media articularon un nuevo término con la forma uia (voyage, viaggio, viagem y viaje). El término inglés travel deriva del francés travail. El término turismo es la traducción del inglés tourisme, procedente del vocablo francés tour y cuyo significado es vuelta o giro. La palabra tour empezó a usarse con gran frecuencia en el siglo XVIII, momento en el que los británicos establecieron una gran vuelta por Europa. Desde la década de los años treinta del Siglo XIX el término tourist se afianza como sinónimo para calificar un nuevo modelo de viajero.
Hay que destacar: El desarrollo de las líneas regulares de los viajes en barco. La extensión de la red de ferrocarriles. La aparición del modelo de los agentes de viajes. La creación de las compañías de viaje. El perfeccionamiento del coche a motor. La expansión de la clase media. Sentaron las bases del turismo moderno. Conforme avanza el Siglo XIX, los antiguos relatos y crónicas adoptan un nuevo término para referirse al viaje: turismo. Las guías de viaje se convierten en un libro de cabecera. De la misma forma, las guías dedicadas a los museos acompañaron a los viajeros. Los cambios sociales favorecerán en el Siglo XX un nuevo modo de viajar más barato y cómodo al que podrán acceder muchas más personas.
El movimiento excursionista que se genera en Europa a lo largo del Siglo XIX hunde sus raíces en los relatos viajeros y en la literatura de la centuria anterior, en la veneración hacia las montañas, en los conceptos de pintoresquismo y en la categoría de lo sublime acorde a las abruptas y espectaculares orografías montañosas. El excursionismo estaba ligado a las clases medias y urbanas. Se vio favorecido por su carácter instructivo y acabó favoreciendo a su vez, disciplinas muy variadas. La afición por visitar y escalar las montañas se convirtió en un referente cultural y se incrementó con el tiempo, sobre todo en los viajeros ingleses hasta constituirse en Londres el Alpine Club, una sociedad que se especializó en el estudio y disfrute de la naturaleza. En España fueron Barcelona y Madrid las que abrazaron las primeras sociedades excursionistas. La fundación de la entidad privada en Madrid, en 1.898, de la Sociedad Española de Excursiones supuso un hito para el patrimonio, pues entre sus objetivos estaban el impulsar el interés por los monumentos y su conservación.
En el estudio de los bienes patrimoniales entre los siglos XIX y XX no es ajeno el pensamiento que caracterizó al movimiento intelectual conocido como regeneracionismo y a la visión que de España tuvo la denomina Generación del 98. El análisis de la decadencia española dio lugar a una perspectiva pesimista del país que impulsó una búsqueda de la genuina cultura española, y ello supuso el descubrimiento del patrimonio artístico, monumental y natural. Por otro lado, una radical renovación pedagógica a finales del Siglo XIX incitó el interés viajero entre los españoles. Uno de los principios de esta renovación se vertebra en relación con la naturaleza y con el patrimonio español, en su más amplio sentido, siendo las excursiones y los viajes los elementos esenciales del proceso de conocimiento y aprendizaje. Se incorporó a la didáctica pedagógica una voluntad viajera y descubridora de pueblos, paisajes, monumentos y gentes, que enlazaron con el interés de las sociedades excursionistas, científicas y artísticas. Bajo la influencia de la Institución Libre de Enseñanza, los organismos públicos de la II República emprendieron importantes reformas en numerosos ámbitos, tanto en el terreno jurídico como en el educativo y social. Un ejemplo de ello fueron las Misiones Pedagógicas: viajes organizados con la finalidad de divulgar la cultura entre los pueblos de la España más profunda.
El viaje en solitario, emprendido por una clase social alta, pervive durante mucho tiempo y permanecerá siempre como objetivo prioritario. La situación económica, política y social de España en este final de siglo hace que no esté preparada para acoger visitantes como el turista norteamericano. Las vías de comunicación son todavía extremadamente parcas y en cuanto a los hospedajes de la literatura viajera abunda en referencias negativas. Las expectativas del viajero que llegaba a España seguían siendo las mismas que las de los ROMánticos. Fue pues, la renovación del hospedaje para el viajero uno de los objetivos prioritarios que abordarán las primeras estructuras administrativas del turismo. En 1.908 se inició la creación del Hotel Ritz de Madrid. Tras la pérdida de sus colonias americanas y el desastre del 98, con un enorme desencanto intelectual ante la pobreza, el analfabetismo y los más que débiles sistemas educativos y culturales, el turismo era ya entonces una posibilidad llena de futuro.