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El hecho diferencial que representa la batalla de Madrid es su carácter popular, especial-mente tras el traslado a Valencia del Gobierno de la República entre la indignación del pueblo madrileño. Inmediatamente se organizó la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general Miaja. Aunque se contó con la ayuda de las Brigadas internacionales, esta resultó al final más moral que efectiva, por lo que la defensa de Madrid corríó a cargo de las milicias populares principalmente.
La imposibilidad de tomar Madrid al asalto obligó a Franco a diseñar otra estrategia: realizar un ataque de flanco para aislarla, especialmente por el SE, cortando la carretera y el ferrocarril de Valencia, que era el verdadero cordón umbilical por donde le llegaban alimentos y pertrechos. Las batallas del Jarama y Guadalajara son los hitos bélicos más importantes de este hecho militar. A pesar de la conquista de territorios, los franquistas no lograron su propósito, siendo además batidos en Guadalajara, donde el grueso de la fuerza era italiano. El resultado final “en tablas” hizo que el frente quedara estabilizado hasta el final de la guerra.
Ello permitíó el ataque del Norte.
La lucha por la conquista del Norte revestía dos carácterísticas distintas: la ferocidad y el empleo de técnicas modernas de fortificación y de ataque. La destrucción del llamado “cinturón de hierro de Bilbao” y los bombardeos aéreos de Guernica por la Legión Cóndor alemana son los dos mejores exponentes de ello. Con el rápido avance sobre Santander, del territorio republi-cano sólo quedaba Asturias, que sucumbíó también tras una lucha encarnizada. Con la caída de la zona Norte, Franco había logrado dos objetivos importantes: La eliminación de una línea de frente en este territorio, con lo que el ejército del Norte quedaba en disposición de sumar su capacidad operativa a la del resto de las tropas nacionales para ser utilizadas ambas contra un único frente, como efectivamente sucedíó. A ello hay que sumar las ventajas de todo orden que representaba la conquista de las zonas industriales vascas y las mineras asturianas. Ahora los franquistas podían partir en dos el territorio republicano, con el gravísimo incon-veniente que ello supondría para la República al tener que batirse en dos frentes incomunicados. Después de este hecho militar, la salida al Mediterráneo era el objetivo inmediato de Franco.
La salida al Mediterráneo: Teruel y la batalla del Ebro (finales de 1937 – Febrero 1939)
Tras la conquista del Norte, los republicanos decidieron tomar la iniciativa atacando y con-quistando la ciudad de Teruel para la República. Franco llevó a los republicanos a una guerra de desgaste, que era precisamente lo que menos les convénía, dada su inferioridad en armamento. Franco logró recuperar Teruel, con lo que el camino hacia el Mediterráneo quedaba abierto. El ejército nacional llegó a Vinaroz, al sur del Ebro, el día 15 de Abril de 1938, con lo que el territorio republicano quedaba partido en dos y con ello sentenciada la suerte de Cataluña.
El peligro inminente de colapso militar llevó a la República a plantear una operación estra-tégica de gran alcance: la batalla del Ebro (24 de Julio – 15 de Noviembre de 1938). Ahora los dos ejércitos bien armados y entrenados se enfrentaban, conscientes de que el éxito o el fracaso de aquella operación iba a decidir el triunfo definitivo. La batalla frontal, extraordinariamente san-grienta, duró más de tres meses, donde la superioridad técnica y la mejor disposición táctica del ejército de Franco acabó por decidir la victoria a favor de las armas nacionales. El coste fue de 100.000 vidas y grandes pérdidas de material.
Tras la batalla del Ebro se produjo el derrumbe de Cataluña. Las tropas franquistas en-traron en Barcelona en Enero de 1939 sin encontrar resistencia, mientras centenares de miles de refugiados se agolpaban en la frontera francesa camino del exilio. Después de la caída de Madrid, cayó sin resistencia el resto del territorio republicano: Ciudad Real, Albacete, Murcia y Valencia. Tras la toma de Alicante, la guerra termina realmente. El 1 de Abril de 1939 el Cuartel General del Generalísimo Franco en Burgos comunicaba el fin de la guerra.
La Guerra Civil supónía un peligro para la paz europea, de ahí las conversaciones condu-centes a la “no intervención”. El gobierno del Frente Popular francés se convencíó de la convenien-Cía de la No Intervención bajo la presión británica y el temor a Alemania. El acuerdo se logra en