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La Guerra de Sucesión
Española se desencadenó en 1701 por el desacuerdo de Austria
con el testamento de Carlos II de España, quien, fallecíó sin heredero directo, nombró como sucesor a
Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de su propia hermanastra, María Teresa de Austria.
El emperador de Austria había iniciado hostilidades en Italia contra esa decisión y a favor
de los derechos de uno de sus hijos, el archiduque Carlos de Austria; este era el otro candidato como
más derechos al trono español al ser nieto de Mariana de Austria, hija de Felipe III.
La hostilidades iniciales se convirtieron en una guerra abierta cuando Inglaterra y
Holanda decidieron apoyar a Austria temerosas de la formación de un poderoso bloque
Franco español; este temor estaba justificado porque Luis XIV obraba como si fuera el rey
efectivo de España y, además, había reconocido los derechos sucesorios de Felipe V al trono francés lo
que podría conducir en un futuro a la uníón de Francia y España bajo una misma Corona, cuya
hegemonía sería indiscutible.
Las causas señaladas explicarían la Guerra de Sucesión española como guerra europea,
pero también fue una Guerra Civil española debido a que la mayor parte de la Corona de
Aragón apoyó al archiduque Carlos de Austria frente a Felipe V, quien tuvo el apoyo, en líneas
generales , de la Corona de Castilla. La mayor parte de los aragoneses consideraban que si Felipe
reinaba impondría una política centralista que resultaría en la pérdida de sus fueros, lo que no sucedería
con la monarquía pactista de los Habsburgo representada por Carlos.
En definitiva, los dos bandos enfrentados en la guerra quedaron configurados de la
siguiente manera:
De un lado, el bando borbónico, Felipe V apoyado por Francia y la Corona de Castilla.
Del otro lado, la Gran Alianza anti borbónica compuesta por Austria, Inglaterra , Holanda,
Portugal y el ducado de Saboyá, que apoyaban los derechos del archiduque Carlos de Austria, quien