Portada » Historia » El origen de la lengua castellana resumen
Antes de la llegada del latín, en la Península Ibérica se hablaban diversas lenguas, las llamadas lenguas prerromanas:
El vasco, el ibérico, el lusitano, el celtíbero, el tartesio, el fenicio y el griego.
Con la Romanización, estas lenguas, que convivieron con el latín, desaparecieron, salvo el euskera. Los romanos introdujeron su cultura, sus costumbres y su lengua, que se impuso como modelo lingüístico. La variedad escrita fue la lengua de la cultura y de la Administración, y el latín vulgar se convirtió en la lengua común, si bien presentaba diferentes grados de difusión y diversas variedades.
A finales del siglo V los germanos (diferentes pueblos -visigodos, ostrogodos, suevos, alanos…) invaden la Península, se convierten al cristianismo y utilizan el latín como la lengua de la cultura. En este período se produce la pérdida de la unidad cultural y la ruptura con el latín heredado, que siguió evoluciones propias en las diferentes zonas. Estas variedades lingüísticas se produjeron por las variedades lingüísticas del latín vulgar y las variedades lingüísticas de los diferentes pueblos germanos. Nos quedan algunas palabras de origen germánico: palabras relacionadas con la vida guerrera (guardia, espía, arcabuz…), con la indumentaria (ropa, hato…) y con la onomástica (Álvaro, Fernando, Rodrigo, Gonzalo…).
En el 711, con la invasión de los árabes, tuvo lugar la fragmentación definitiva de la Península. Este hecho crea una situación favorable para el intercambio lingüístico entre cristianos, mozárabes y árabes. A lo largo de los siglos serán muchas las palabras de origen árabe que pasen a integrarse en el vocabulario de las distintas variedades romances peninsulares como: alcachofa, jara, almacén, aldea, acequia, azúcar, alcachofa, cifra, álgebra, algoritmo, etc. en el norte se fueron conformando y diferenciando los romances.
Muy pronto, tropas cristianas se reagruparon en ciertos lugares del norte y desde allí iniciaron la Reconquista que finalizó en 1492. Durante estos siete siglos, se constituyeron los diversos reinos peninsulares, donde el latín acabó de diversificarse, dando lugar a hablas ROMánicas diferentes, que fueron, de oeste a este: gallego, astur-leónés, castellano, vasco, navarro-Aragónés y catalán. En el sur y en el centro conviven en una situación de bilingüismo el árabe andalusí y las hablas mozárabes.
Entre los ss.XII y XV, los reinos cristianos aprovechan la debilidad política y militar de Al-Ándalus, para consolidar su avance hacia el sur. Este periodo conocido como Reconquista, culmina con la unificación política de la Península: se unen Castilla y Aragón, y en 1492 desaparecen los últimos restos de Al-Ándalus con la conquista del reino de Granada. El proceso de expansión territorial repercute en la situación lingüística. El mozárabe desaparece poco a poco, desplazado por los romances de los reinos cristianos. Gallego y catalán consolidan su extensión, el castellano ocupa en su origen una parte de Cantabria, del norte de Burgos y de La Rioja, y fue extendíéndose en forma de cuña invertida no sólo hacia el sur en las zonas reconquistadas, sino también por territorios vecinos de los reinos de León y Aragón.
Las primeras manifestaciones literarias que se conservan escritas son del s. XII:
El Cantar del mío Cid y el Auto de los Reyes Magos. Los primeros textos en prosa conservados son del s. XIII:
Se trata de documentos notariales y jurídicos, a los que pronto se sumarían obras de carácter histórico y colecciones de cuentos.
A la fijación del idioma contribuyeron en el s. XIII la Escuela de Traductores de Toledo y Alfonso X el Sabio quien convirtió el castellano en lengua oficial de la Península y fue la lengua de los documentos reales. Este rey contribuye a la nivelación lingüística, a la fijación de la ortografía y al desarrollo de la prosa castellana.
En los siglos XIV y XV, el castellano incorpora numerosos cultismos por la labor de las Universidades, las traducciones y, especialmente, por la influencia del Humanismo. Asimismo, en esta etapa se incorporan galicismos, sobre todo a través del Camino de Santiago, e italianismos, pertenecientes en su mayoría al campo del comercio, el arte y la cultura.
A finales delsiglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, se produce la unificación lingüística, favorecida por la unidad política, las traducciones de los autores clásicos, la publicación, en 1942, de la Gramática de la lengua española, de Antonio de Nebrija, y la difusión de la imprenta. También fueron relevantes los estudios lingüísticos de Juan de Valdés (Diálogo de la lengua, 1535), Francisco Sánchez de las Brozas, El Brocense (La Minerva o Arte de la lengua castellana, 1587) y Sebastián de Covarrubias (Tesoro de la lengua castellana o española, 1611). Con el descubrimiento y la colonización de América, el castellano traspasa las fronteras de la Península.
El auge del castellano clásico coincide con el esplendor de las producciones literarias renacentistas y barrocas en los siglos XVI y XVII. Destacaron los autores: Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. Por eso, esta época es conocida como los Siglos de Oro.
Durante este período termina de consolidarse el sistema fonológico moderno, se avanza en la fijación de los usos y se incorporan numerosos neologismos, tanto cultismos griegos y latinos como préstamos de otras lenguas, entre los que cabe destacar los italianismos y los indigenismos.
Los ss. XVIII y XIX se caracterizan por la preocupación por la norma y el gran desarrollo de los estudios lingüísticos. El afianzamiento definitivo del castellano llegó con la fundación de la Real Academia Española en 1713 por Felipe V, que establecíó las normas del castellano escrito mediante la publicación de tres obras: el Diccionario de autoridades (1726-1739), (Diccionario en seis tomos en donde se incluyen con las definiciones de los términos, textos de autores acreditados que le dieron mayor validez) la Ortografía (1741) y la Gramática (1771). En 1780, una disposición de Carlos III obligó a enseñar dicha Gramática en todas las escuelas del reino.
En este siglo se incorporan al castellano numerosos galicismos, debido, sobre todo, a la consolidación del francés como lengua de las ciencias modernas y de las artes. En esta centuria se manifiesta un gran interés por la corrección lingüística y por la pureza de la lengua.
Desde el Siglo XIX, los cambios políticos, sociales y económicos, así como los progresos científicos y técnicos, han favorecido la incorporación de numerosos neologismos, tanto léxicos como semánticos. Si hasta el Siglo XIX son abundantes los préstamos del francés, desde el Siglo XX se han incrementado notablemente los anglicismos.
Por último, los medios de comunicación y la generalización de la enseñanza han contribuido en las últimas décadas a una mayor uniformidad lingüística del español, lo que no excluye, sin embargo, la vitalidad de las variedades geográficas, especialmente en los niveles fónico y léxico. El sistema gráfico, compartido por toda la comunidad hispanohablante, favorece la unidad de la lengua.
Como datos significativos comentar que hoy hablan el español unos 430 millones de personas. Es la cuarta lengua que más se habla en el mundo después del chino-mandarín, inglés y el hindi. Es lengua oficial en nuestra nacíón, así como en 19 países hispanoamericanos de América Central y América del Sur, a excepción de Brasil. También se habla en ciudades importantes de EE.UU -Miami, Nueva York, San Francisco, Los Ángeles-(40 millones de hablantes); en Filipinas (acerca de 1 millón), en Guinea Ecuatorial, Sáhará y Marruecos (aproximadamente seiscientos mil hablantes) y las comunidades de sefardíes distribuidas entre Turquía, Egipto, Bulgaria, Rumanía, Israel, etc., actualmente el judeo-sefardí está en decadencia.