Portada » Lengua y literatura » García Lorca y el teatro anterior a 1936
A)
Teatro que triunfa, continuador del de la segunda mitad del XIX (drama posromántico de Echegaray, “alta comedia”, teatro costumbrista…). Sigue estas líneas:
A1.Una comedia burguesa, con Benavente y sus seguidores, con atisbos de crítica social. Los temas y personajes de la comedia burguesa se corresponden con los de las clases medias y altas de la sociedad de entonces y con los conflictos típicos de esos grupos sociales: amores insatisfechos, infidelidades, hipocresía, murmuraciones…
Benavente consiguió un teatro a la medida de la burguésía de la época, que lo convirtió en el autor más representado; ideológicamente, se limita a criticar de manera superficial las hipocresías y convencionalismos burgueses, pero sin traspasar lo admisible y lo considerado de buen tono. Entre sus obras destacan Los intereses creados, Señora ama y La malquerida.
A2.Un teatro en verso, neorromántico y con aportaciones formales del Modernismo, de orientación ideológica tradicionalista. Se trata de un teatro de pura evasión, sin relación inmediata con la realidad, que recupera temas históricos y legendarios. Destacan Eduardo Marquina,Francisco Villaespesa y los hermanos Machado.
A3.Un teatro cómico, con un costumbrismo muy tradicional (se emparenta con el llamado “género chico”, parecido a la zarzuela). Retrata tipos y ambientes castizos, costumbristas, con toques humorísticos y planteamientos falseados de la realidad. Entre sus autores, aparecen:
los hermanos Álvarez Quintero (que muestran una Andalucía tópica y falsa);
Carlos Arniches (el mejor, con gran habilidad en el diálogo y en la construcción de tipos en sus Sainetes o La señorita de Trevélez); por último, aparece un género llamado “astracán” (comedias descabelladas, llenas de chistes, de juegos de palabras), creado por Pedro Muñoz Seca
B)
Teatro que pretende innovar, o con nuevas formas o con nuevos enfoques ideológicos. Aquí se hallan:
B1.En primer lugar, algunos noventayochistas (Unamuno, Azorín)
Y Jacinto Grau.
Además, y por encima de todos, VALLE-INCLÁN.
Estas tentativas se vieron condenadas al fracaso. Unamuno pretendía hacer teatro para presentar los conflictos humanos que le obsesionaban; son dramas de ideas, con escasa aportación dramática. Azorín construye sus obras en torno a lo irreal y lo simbólico. Jacinto Grau construye un teatro denso, muy ambicioso, con lenguaje lleno de calidades líricas.
Sin embargo, es VALLE-INCLÁN el gran renovador de los lenguajes teatrales. Fue muchos más allá de lo que permitían las convenciones escénicas de su tiempo, empleando numerosos escenarios y con influencias cinematográficas. Las acotaciones de sus obras son verdaderas obras de arte literario.
La originalidad del teatro de Valle no tiene parangón en nuestra literatura y sus intentos de renovación dan como fruto el descubrimiento de nuevos caminos expresivos. El expresionismo de sus argumentos lo lleva al desarrollo del esperpento, profusamente representado por algunas de sus mejores obras. No es fácil la clasificación del teatro de Valle a causa de su variedad y complejidad. Su obra teatral suele agruparse en tres ciclos:
a)
La acción transcurre en una Galicia mítica, intemporal: Comedias bárbaras, Divinas palabras.
b)
Obras situadas en un espacio más ‘ridículo’, propio del Siglo XVIII: jardines, rosas, cisnes: La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiza o La cabeza del dragón.
c)
Luces de Bohemia (1920) y la trilogía “Martes de carnaval” (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán).
B2.Más tarde, nuevos impulsos renovadores de la mano de las vanguardias y de la Generación del 27.
Caracterizado por tres aspectos: depuración del “teatro poético”; incorporación de las formas de vanguardia y propósito de acercar el teatro al pueblo. Entre los que lo cultivaron se encuentran Pedro Salinas, Rafael Alberti, Alejandro Casona (La dama del alba) y, por encima de todos, GARCÍA Lorca.
El teatro lorquiano gira en torno al conflicto entre la realidad y el deseo. En sus obras aparecen combinados el verso y la prosa, y se va abriendo progresivamente a los conflictos colectivos, al teatro de tipo social, que debe ser acercado al pueblo. Pretende un “teatro total”, en plena comunicación con el público.
El teatro de Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano durante el Siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida.
Al comienzo de su carrera también había escrito dos dramas modernistas, El maleficio de la mariposa y Mariana Pineda.
Entre sus farsas destacan La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín.
Las tragedias rurales.
Se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad, y el tema de la oposición y enfrentamiento entre deseo de libertad y fuerzas represivas es constante. Son Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, que la crítica suele considerar la obra fundamental de Lorca.