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Evolución a lo largo del pensamiento platónico:
Aquí se deja notar la influencia del intelectualismo moral de Sócrates, según el cual la sabiduría y la virtud están asociadas, de manera que nadie hace el mal intencionadamente. Para Platón también será la sabiduría una de las virtudes más importantes, pues gracias a ella se supera el relativismo de los sofistas. Se mezclan aquí, como en otras ocasiones, un plano práctico y otro teórico: la sabiduría será una virtud que hará “bueno” al gobernante (sólo podrá gobernar aquel que es sabio, es decir, aquel que conoce las Ideas) y además, el sabio es que conoce la verdad, una verdad universal que trasciende el relativismo sofista.
A partir de las tres partes del alma que acabamos de comentar, es fácil entender que para Platón la purificación sea también una de las virtudes esenciales. El virtuoso es capaz de liberarse de las pasiones que le atan y del cuerpo que le incita tan sólo a los placeres materiales. En esta tesis se deja notar la influencia pitagórica, aunque posteriormente (en otros diálogos como el Filebo) Platón defenderá un modelo de vida en el que haya un goce moderado de los placeres.
Aparece en la República, donde la justicia es la virtud más importante. De este modo, para Platón, el hombre justo es aquel en el que se da una armónía o equilibrio entre las 3 partes del alma: es justo aquel cuyo alma racional (siendo prudente) domina a la parte irascible (que será valiente), y ambas orientan al alma concupiscible (que será atemperada). Surge así un modelo ético basado en el autocontrol y en un dominio racional de sí mismo. El hombre que logre estos objetivos será armonioso y justo. Además, Platón establece un paralelismo entre el alma y el Estado: compara al Estado con un ser humano, a través de una metáfora de tipo organicista, rasgo que aparecerá también en otros pensadores políticos. De este modo, la ética nos conduce “naturalmente” a la política: sólo en una sociedad justa será posible educar a hombres justos.
La República nos plantea una utopía política: obra platónica intenta describir la Idea de Estado, y por ello uno de sus temas centrales será la justicia en el Estado. En esta utopía, el gobierno debe caer en manos de los filósofos, de los sabios, tesis defendida por Platón precisamente para evitar la ineptitud que detectaba en muchos de los políticos de su tiempo. Así el modelo platónico es una aristocracia de la virtud y del saber: el poder político no se hereda, sino que se ocupa temporalmente gracias a las virtudes y la sabiduría propias del gobernante. No es su ascendente familiar el que determina su lugar en la sociedad, sino su virtud. Los gobernantes no podrán nunca buscar su interés personal sino que deberán gobernar según el orden de las Ideas. Para evitar la corrupción, los gobernantes (y también los guardianes) renunciarán a la propiedad y la familia. La sociedad platónica aparece dividida en tres clases sociales, que se corresponden con las tres partes del alma y con las tres virtudes específicas de cada una:
Clase social |
Parte del alma |
Virtud moral |
---|---|---|
Gobernantes |
Alma Racional |
Prudencia, sabiduría |
Guardianes |
Alma Irascible |
Fortaleza, valor |
Productores |
Alma Concupiscible |
Templanza |
Se trata, por tanto, de una sociedad jerarquizada: en cada ser humano predomina un tipo de alma concreto que determina a su vez la clase social que le corresponde. Para esto, cada individuo será educado, según sus capacidades, para ocupar un lugar concreto en la sociedad. Por ello, la sociedad platónica es, ante todo, una institución educativa, donde la formación de los individuos (la paideia) ocupa un lugar esencial. Los ciudadanos quedan, de este modo, al servicio de la sociedad.
Asimismo, Platón llegó a describir una evolución en las diferentes formas de gobierno, marcada en todo momento por la degeneración propia de cada sistema. Así, a la aristocracia (gobierno ideal, según Platón) le seguirá la timocracia (gobierno de los guerreros), a esta la oligarquía (gobierno de los ricos), y a esta la democracia (dominio de la masa manipulable), que dará paso a la tiranía, que sería la ruina del Estado. Aunque esta evolución no se comprobara en la historia de Grecia, sí deja ver claramente el escepticismo platónico respecto a la naturaleza humana.
El proyecto político de Platón está formulado en contra del relativismo de los sofistas, aspirando a lograr un modelo intemporal de Estado. El tema político volverá a ser abordado en otro diálogo, las Leyes (éste ya del periodo de vejez), donde Platón expone una cantidad enorme de regulación estricta y rigurosa, tratando de evitar la decadencia del Estado. Todo estaría absolutamente legislado, para impedir que hubiera la más mínima variación. Se trataría una vez más de esa aspiración platónica a construir un Estado que supere el cambio y el devenir.