Portada » Filosofía » Clasificación de las ideas según Descartes
Son dos estados mentales respecto a la verdad. Se oponen entre sí; en la certeza, se está seguro de que se posee la verdad, mientras que en la duda, el sujeto no sabe si es verdadero o falso su contenido mental.
Dudar es el primer paso para la construcción de su sistema científico unificado. Es consecuencia de las reglas del método que ha establecido. Es la puesta en práctica de la primera regla de su método. Por lo tanto va a rechazar como falso todo aquello en lo que pudiera imaginar la menor duda.
Descartes busca encontrar una primera verdad indubitable, cuya verdad y certeza estén aseguradas por el uso del método científico. La duda tiene por objeto deshacer los propios prejuicios y “certezas” espontáneas, adquiridas en la niñez cuando se confiaban en los sentidos. La duda cartesiana es metódica, su objetivo es encontrar una verdad que resista cualquier argumento escéptico.(En su época había en Francia escépticos que creían imposible el conocimiento). Es universal porque pone en cuestión todos los conocimientos, los del sentido común y los basados en la percepción como los que tienen su origen en la investigación científica, incluida la matemática. El único tipo de creencias que no cuestiona expresamente es el relativo a las verdades religiosas, las considera reveladas: cuestiona la legitimidad de los sentidos y de la razón, pero no trata explícitamente de la legitimidad de la fe y la revelación. Es radical.
Descartes no sólo duda de aquello que tras su examen resulta falso, si nos cabe alguna duda, podemos considerarlo como si realmente fuese falso. Es teórica, no debe extenderse, de momento, mientras se construye la ciencia, a la vida práctica, a la conducta moral, que denomina moral provisional. Descartes duda de: 1Los sentidos nos engañan frecuentemente. Falacia de los sentidos que nos inducen al error. Pensamos que habitualmente no nos engañan, pero sostiene que, si alguna vez lo han hecho, podrían hacerlo siempre. Es improbable, pero no imposible.2Cometemos errores al razonar, incluso en lo más sencillo. Aunque estemos seguros, hay razonamientos en los que podemos equivocarnos. Dudar de nuestras argumentaciones.3Confundimos la vigilia con el sueño. Argumenta que todo podía haber sido un sueño, que no haya nada fuera de nosotros.4Hipótesis de un genio maligna (Meditaciones) muy poderoso que induce al error incluso en lo elemental. El entendimiento humano es, de tal naturaleza, que yerra al intentar conocer, o sea que está mal hecho.Lo contrario de la duda es la certeza.
Pero, por más que la duda pueda ser llevada al extremo, el juicio, “pienso , luego soy” es indudablemente verdadero. La razón de ello radica en que para que un juicio sea falso, tienen que darse la actividad de pensar y un sujeto que la realice. Este es lo que expresa el juicio “pienso, luego soy” que se convierte en primer principio de filosofía y criterio para determinar la certeza de cualquier otro juicio, pues ha de darse con la misma claridad y distinción con que se da aquel.
Descartes pasa a explicitar todo lo que se puede conocer a partir de esa primera verdad. Después del descubrimiento del “cogito”, es que el yo es una sustancia pensante (res cogitans).
Descartes para demostrar que el pensamiento es el único atributo del alma se encuentra ya en Galileo: la ficción mental:“ Puedo fingir mentalmente que no tengo cuerpo, y que no dependo del espacio, pero no puedo fingir que no pienso; por tanto lo que constituye mi esencia es pensar”. Descartes podría fingir que no tenía cuerpo alguno, que no habría mundo, pero no podría suponer que dejara de pensar, pues si dejara de pensar, no existiría, aunque todo lo demás existiera.El hombre es una sustancia pensante. Este concepto en Descartes es ambiguo. En los Principia entiende la sustancia como “ninguna otra cosa si no la que existe de tal manera que no necesita ninguna otra cosa para existir,. Y esta, sólo puede ser Dios, por ser el único auto-suficiente”.También sostiene que el cogito es una sustancia aunque dependa de Dios (lo ha creado y lo mantiene); sustancia es aquello que no necesita de nada para existir, excepto de Dios. Por eso, considera el yo como sustancia.Tenemos, pues, una res cogitans, es un yo, un alma; inmaterial, totalmente distinta al cuerpo, independiente de él. Es inmortal, más cognoscible que el cuerpo. Es totalmente espiritual, cuya esencia es puro pensamiento: (juzgar, razonar, querer, imaginar, sentir,…
La idea de cuerpo es la misma que la de extensión: los cuerpos son realidades extensas. La extensión es la única idea clara y distinta, innata, que tenemos acerca de los cuerpos; las ideas de las cualidades son confusas, y oscuras. En el texto que comentamos, Descartes todavía no ha probado la existencia de los cuerpos, pero puede afirmar, que si existen, son pura extensión., esa es su naturaleza o esencia. Para probar la existencia de los cuerpos, necesita probar previamente la existencia de un Dios bueno que no permite que siempre me engañen los sentidos, haciéndome ver un mundo inexistente.Hay por tanto tres tipos de sustancias: Dios o sustancia infinita; el alma humana o res cogitans; y el cuerpo o res extensa. Tenemos un caso peculiar, el ser humano, que parece que tiene alma y cuerpo. Afirma un dualismo, en la más clásica tradición platónica: el hombre no es una única realidad, sino dos realidades totalmente distintas en sí mismas y en sus propiedades. El hombre es su alma (res cogitans) unido a su cuerpo a través de la glándula pineal localizada en el cerebro. Es una solución absurda; la glándula es material y, por tanto, totalmente distinta al alma e imposible que se una a ella.El dualismo en Descartes es total. Dos sustancia totalmente distintas. Como sustancia pensante, el hombre está dotado de voluntad, es libre y autónomo respecto a la materia; pero su cuerpo es pura extensión regido por las leyes de la mecánica
y totalmente determinado. Señálamos, por último, la crítica que Hobbes y Kant hacen a la tesis de Descartes; le acusan de pasar arbitrariamente del fenómeno psicológico del pensamiento al pensamiento como sustancia: el hecho de que pensemos, no implica que seamos sustancia cuya naturaleza sea pensar.
Para Descartes, el pensamiento es el acto de pensar, del que nos hacemos conscientes en el propio aco de pensar. Pensar y tener conciencia es lo mismo. Pensamiento es aquello que sucede en nosotros de manera que somos inmediatamente conscientes de ello.Otras actividades del alma (dudar, querer, imaginar…) son igualmente pensamientos, puesto que somos conscientes de ellos. Esto se deduce de su idea de res cogitans, que se deduce del cogito, ergo sum. (Este argumento es criticado por autores como Pascal (1662) que nos habla de razones del corazón que la razón no entiende; no somos pura razón, sino que tenemos sentimientos, que son distintos de los pensamientos).Descartes pasa a analizar los contenidos de esa actividad pensante. Los contenidos del pensamiento son las ideas.
Las ideas son puros contenidos de conciencia, que no es necesario que sean representaciones de la realidad, son puros contenidos de pensamiento. Las sensaciones también son ideas, puesto que somos conscientes de ellas y sobre ellas podemos hablar. (Es un concepto impreciso de ideas y será una influencia en el Empirismo inglés, que llama ideas a todo de lo que somos conscientes. Lo que conocemos directamente no son las cosas, sino las ideas. El yo se encuentra encerrado en sus pensamientos, conociendo sólo sus ideas. Si esas ideas responden a la realidad, es algo que habrá que demostrar. El mundo no es dado inmediatamente a nuestra conciencia, sino que debemos demostrar su existencia. Todo habrá que demostrarlo a partir de las ideas, tal como veremos a la existencia de Dios (argumento ontológico).Las ideas tienen distintas dimensiones, siempre con la finalidad de establecer la verdad o certeza frente a la duda o el error. Todas las ideas son igualmente ideas (modo de pensamiento); pero se distinguen por su contenido, por su realidad objetiva: una idea de perfección, otras de cuerpo, otras de caballo…En las Meditaciones introduce los grados de perfección de las ideas: son más perfectas las que representan la sustancia que los accidentes; y más perfecta la de sustancia infinita que la de sustancia finita. Lo más importante es la clasificación de las ideas por su origen:1Facticias son las que nosotros inventamos (centauro, sirena…), son los mundo que nosotros creamos a nuestro arbitrio o en sueños.2Adventicias las que parecen proceder del exterior, las que representan realidades que nos llegan de los sentidos.
No tenemos ninguna garantías de que sean auténticas representaciones, o sea, que se correspondan con las cosas exteriores. La experiencia sensible es sólo ocasión para que la mente reconozca que algunas ideas corresponden con la realidad.3Innatas son las ideas que encontramos en nosotros, ni han sido hechas, ni podemos concebir que proceden del exterior. Ejemplos son la idea de Dios, de perfección, de sustancia, de extensión, etc. Estas ideas son las más importantes. Han sido puestas en nosotros por Dios. Son comunes a todos los hombres y no pueden variar. Son, como dice en los Principia de Filosofía, las llama verdades eternas. Son claras y distintas, a diferencia de las demás ideas que son confusas. Son la base del sistema cartesiano, pues a partir de ellas, se pueden construir todo el conocimiento. Por último, insistimos en una nueva problemática introducida en la filosofía: lo que conocemos directamente son nuestras ideas, nuestros contenidos de conciencia, no el mundo, ni el exterior. ¡Ha nacido el idealismo! Berkeley dirá que no hay mundo en absoluto: solo hay mentes pensantes, puras conciencias espirituales, a la que Dios da unas percepciones sensibles sin que haya mundo real en ningún sentido.