Portada » Filosofía » Estructura social que propone Platón
El tiempo histórico, desde la creación del mundo hasta el juicio final, se expone aquí de forma lineal por contraposición con la temporalidad circular griega. En esta obra monumental, se nos dice que la vida moral del ser humano no es separable de su vida comunitaria, porque el principio constitutivo de lo social es el sentimiento íntimo y personal del amor, es él quien une o divide a los hombres: cada uno de ellos se sentirá vinculado a aquellos que amen lo mismo que él ama.
El amor a Dios establece una comunidad universal entre todos los hombres que los poseen. El sentido de la historia personal o colectiva gira en torno a aquello que se ama. Es el amor, principio de intimidad, el que decide tal sentido: El pueblo desprende que:
Un pueblo se legitima como sociedad por aquello que ama, que lo unifica en torno a objetivos comunes, sean estos espirituales o materiales. Distinción entre las dos ciudades: La de Dios y la terrenal. La ciudad terrenal quiere vivir según la carne y la ciudad de Dios vivir según el espíritu, cada una en su paz propia. La ciudad de Dios la forman todos aquellos que aman a Dios y la terrenal anteponen el amor propio y todas sus secuelas al amor de Dios.
La ciudad de Dios busca la gloria de Dios y establece unos vínculos con sus ciudadanos no de un modo autoritario, sino basándose en la claridad.
Los ciudadanos de ambas ciudades viven en el seno de las mismas sociedades históricas. A la ciudad de Dios pertenecen todos los justos, los que viven los que vivieron y los que vivirán.
La ciudad de Dios es el modelo de toda sociedad, porque solo en ella pueden reinar la justicia, el orden y la paz verdadera.
Sin embargo la ciudad terrenal es anterior y primera.
La ciudad de Dios no tiene en este mundo su natural culminación, sino que concluirá en la posesión de Dios, por eso San Agustín la llamo «viajero en el mundo´´.
San Agustín propició la obediencia a las leyes justas del estado, buscó con empeño apostólico la sumisión del derecho civil a las leyes y mandatos de la iglesia. Aunque aparente defensor de la sociedad civil, piensa que los males que surgen de ella impiden que sea un ámbito de paz duradera. Estos males tienen su origen en la naturaleza caída del hombre.
La condición de toda paz es el orden, demanda una ordenación de valores, un orden en dos direcciones: la de los seres humanos con respecto a sus elementos constitutivos (ética) y la de unos hombres con respecto a otros (política). La paz social no será posible a través del dominio del hombre sobre el hombre.
El ejercicio real del orden es la justicia.
La virtud debe revestir al hombre haciendo que reconozca y dé a cada uno los suyo o sea que respete el orden. No hay justicia humana perfecta, mientras el amor de Dios no sustituya al egoísmo será imposible por convicción y solo podrán realizarse por coacción legal. He aquí el fallo de la ciudad terrena, la verdadera filosofía de la historia será la que encamine al Estado hacia un idea ético que exija un progreso en el orden jurídico.
Platón afirma un dualismo antropológico desde el momento en que representa el ser humano como un compuesto de dos partes diferenciadas y unidas de manera accidental. La parte corporal es la que nos pone en contacto con el mundo visible, con lo sensible. Y el alma (la psiqué)
que tiene una naturaleza espiritual y actúa como el aliento que da la vida al cuerpo, tiene origen no material, es responsable de todo conocimiento, es el principio de vida humana, siendo además inmortal y estando en el mundo de las ideas.
Cuando habla de la naturaleza del alma, echa mano de nuevo a un mito: El mito del carro alado, que se expone en el Fedro.
El ser humano se define por su alma, y el alma realiza distintas funciones, ya que está compuesta de distintas fuerzas en las que para que cada una de estas fuerzas realice su función propia debe guiarse por un principio
La sociedad ideal platónica debe ser una monarquía aristocrática y debe basarse en la justicia en sí, como idea rectora de la vida en común. Se establece así el fundamento metafísico de su teoría política que muestra los principios normativos para el gobierno de los hombres. Así existe una relación entre la organización del alma y la organización de la sociedad ideal en las que hay distintas funciones que deben tener una organización y deben ser desarrolladas por las personas que están capacitadas para ello según su naturaleza para que los hombres vivan en armónía. Así se divide la sociedad:
Platón distingue tres clases sociales, y en cada grupo predomina una parte del alma: los gobernantes, aman el saber por encima de todo, han accedido al conocimiento de la verdad y pueden dirigir la ciudad y hacer leyes. Predomina la parte inteligible y su virtud, la sabiduría. Platón coloca la filosofía en el centro de la polis. Los guardianes, que defienden la ciudad. Predomina la parte irascible del alma y su excelencia, la valentía o fortaleza. El resto de la población son los trabajadores y comerciantes.
Predomina la parte concupiscible, por lo que su virtud es la templanza o moderación.
La paideia o educación va dirigida fundamentalmente al alma para suscitar el conocimiento y aprendizaje. Es un factor esencial en la organización social, que posibilita el desarrollo de las cualidades de cada uno, para lo que Platón presupone una educación diferente para cada clase. La educación más importante es la de los gobernantes, la cual debe ser tanto física, como intelectual. Platón propone una programación educativa, que abarca la educación física, educación científica, educación filosófica y formación moral.
El factor que unifica la organización social es la justicia que se refleja en el cumplimiento de cada clase social la función específica que le corresponde. La finalidad de la vida es cooperar para el bienestar general en el que cada uno alcance su propia felicidad, la cual está vinculada con la armónía (justicia) en la ciudad.
El pensamiento de Platón continúa en Político o Las Leyes.