Portada » Historia » Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial. Modernización de las infraestructuras. El impacto del ferrocarril. Esquema
hacia el año 1800 España tenía alrededor de 11 millones de habitantes. En 1900 había rebasado los 18 millones.
Un fenómeno carácterístico de este siglo, perceptible fue el desplazamiento de población rural hacia las ciudades, lo que explica la expansión urbana. A principios de siglo sólo Madrid, Barcelona y ValenCía, rebasaban los 100.000 habitantes. En cambio, a finales de siglo, varias ciudades presentaban padrones entre los 100.000 y los 200.000 habitantes.
Los conflictos bélicos frenaron el crecimiento demográfico
El cólera, invadíó la Península en cuatro ocasiones provocando 800.000 víctimas. A finales de siglo tomaría su relevo la gripe, aunque no conviene olvidar la virulencia del paludismo en ciertas zonas rurales y de la tuberculosis en los centros urbanos.
Los fallos de las condiciones sanitarias se reflejaban en la muerte de un alto número de niños.
Muchos españoles buscaron fortuna en Cuba, y también en Argentina
Los primeros decenios del siglo fueron de estancamiento.
La fase expansiva se inició hacia 1840 y vino propulsada por la desamortización. Los nuevos dueños de los bienes subastados tenían más interés en obtener rentabilidad de su propiedad que la Iglesia. La llamada crisis finisecular, ocasionada, por la revolución de los transportes que facilitó la llegada a Europa de alimentos y materias primas a bajos precios.
Los cereales constituían el primer sector básico, pero los años de cosecha escasa obligaban a importaciones masivas. El viñedo se convirtió en otro sector expansivo. Algunos vinos, especialmente el jerez, tuvieron gran aceptación en el mercado británico. El olivo, desde siempre arraigado en Jaén se extendíó a Aragón y Cataluña afectadas por la crisis de la seda. El aumento del área cultivada afectó a la ganadería, que vio reducirse pastos y producción.
España se introdujo el uso de maquinaria y se mejoró la fertilidad del suelo mediante abonos y fertilizantes. De esta forma, la agricultura española fue capaz de abastecer a una población en expansión,
Se ha hablado de fracaso de la Revolución Industrial en España, lo cual implica que hubo intentos frustrados. Así, los procesos de la industrialización comenzaron con sesenta años de retraso.
A pesar de estos inconvenientes el equipamiento industrial a partir de 1850 señaló un crecimiento continuo, que se intensificó a partir de 1870.
Dos sectores emblemáticos caracterizaron la Revolúción Industrial:
textil y siderúrgico. El primero tuvo su centro en Cataluña; el segundo, en el País Vasco.
El algodón, más barato y más dúctil. En 1833, una fábrica de Barcelona, introdujo en sus talleres la máquina de vapor.
Desde 1861 tuvo lugar en Cataluña una etapa de escasez de materia prima provocada por la guerra de Secesión de Estados Unidos. Pero la industria catalana se recuperó. Barcelona se erigía en capital del algodón. Sabadell y Tarrasa se convirtieron en los centros de la industria lanera.
Vizcaya.
Un grupo de financieros bilbaínos fundó un alto horno en Bolueta. Con la fusión de tres grandes empresas nacíó en 1902 la sociedad Altos Hornos de Vizcaya, la firma más importante del sector.
La primera línea, entre Barcelona y Mataró (28 kms), se inauguró en 1848. La segunda uníó Madrid con Aranjuez en 1851. Se trataba de trayectos cortos que apenas influían en la economía del país.
con la llegada de los progresistas al gobierno se promulgaría la Ley de ferrocarriles de 1855, que promovíó la construcción de tramos largos, con el propósito de unir las grandes ciudades y el interior con la costa.
Durante 1856-1866 se construyó gran parte de la red, impulsada por el apoyo gubernamental y la entrada de capital extranjero a partir de 1875, se completó la trama peninsular.
Un error nefasto el ancho de vía (1,67 m) que era superior al europeo y resultó muy negativo para las comunicaciones españolas con Europa.
Las consecuencias del ferrocarril fueron notables. Acortó distancias y abarató costes. El abastecimiento de las ciudades fue más fluido.
Durante la Restauración se difundíó, entre las clases pudientes, la moda del veraneo en la costa.
La salida o la llegada del tren se convirtió en tema de poemas, pinturas y artículos de prensa, testimonios que acreditan el protagonismo del nuevo medio de transporte.
En definitiva podemos considerar que en los albores de 1900, España es un país moderno con una red de ferrocarriles que enlazaba las ciudades más habitadas, entre ellas Madrid y Barcelona que rebasaban el medio millón de personas, con mercados, teatros de opera, edificios para la Administración pública, pero también podría ser considerado un país atrasado, en comparación con las naciones mas adelantadas como Inglaterra, Francia y Alemania, al presentar una industria más rezagada, una red de comunicaciones menos densa, peores niveles de salud y tasas de analfabetismo más elevadas.
En definitiva podemos considerar que en los albores de 1900, España es un país moderno con una red de ferrocarriles que enlazaba las ciudades más habitadas, entre ellas Madrid y Barcelona que rebasaban el medio millón de personas, con mercados, teatros de opera, edificios para la Administración pública, pero también podría ser considerado un país atrasado, en comparación con las naciones mas adelantadas como Inglaterra, Francia y Alemania, al presentar una industria más rezagada, una red de comunicaciones menos densa, peores niveles de salud y tasas de analfabetismo más elevadas.