6) MARXISMO La revolución de 1848 fracasó en todos los países y con ellos los ideales que las habían sostenido. La consecuencia más inmediata y de más largo alcance de este fracaso fue una nueva textura del pensamiento que se hizo más realista y práctico que idealista. Unos de los desengañados del 48 fueron Marx y Engels que tras haber escrito su famoso manifiesto comunista en 1848 acabaron abandonando Francia e instalándose en Inglaterra donde Engels se fue a dirigir su fábrica textil y Marx se instaló en Londres donde tras 20 años de trabajo e investigación en el museo británico publicaría su obra más importante, el Capital. Un estudio pormenorizado de sistema económico capitalista y la forma de acabar con él mediante la revolución. La teoría marxista procede de 3 fuentes fundamentales: el liberalismo económico, el revolucionalismo francés y la dialéctica del filósofo alemán Hegel. Fue de fuentes inglesas de donde Marx tomó buena parte de su teoría económica. Así, por ejemplo, tomó la ley de hierro que los liberales habían abandonado pero que Marx tomó en su sentido más literal. Aquella teoría aseguraba que el trabajador medio nunca podría alcanzar más que un nivel mínimo de vida y en consecuencia el sistema económico existente no ofrecía futuro alguno a la clase trabajadora como clase. Marx también tomó de los economistas clásicos, la teoría del valor del trabajo sosteniendo que el valor de todo objeto fabricado por el hombre dependía en última instancia del volumen de trabajo a el incorporado, considerándose el capital como la acumulación del trabajo de fases anteriores. Los economistas ortodoxos habían desechado esta teoría prefiriendo la de que el valor está determinado psicológicamente por la satisfacción de las necesidades de los gustos humanos. A partir de la teoría del trabajo, Marx desarrolló su doctrina de la Plusvalía, que simplificando venía a decir que el trabajador estaba siendo robado porque recibía en salarios una pequeña parte del valor del producto creado por su trabajo. La diferencia era “expropiada” por los capitalistas burgueses. Y como los trabajadores nunca recibían en salarios el equivalente de lo que producían, el capitalismo estaba constantemente amenazado por la superproducción, de ahí que cayese periódicamente en crisis y depresiones y se viese obligado a una constante expansión en busca de nuevos mercados (Imperialismo). Lo que reuníó todas aquellas observaciones en una doctrina unificada y coherente fue la filosofía del materialismo dialéctico. Marx entendía por dialéctico lo mismo que Hegel, es decir que todas las cosas están en movimiento y en evolución, y que todo cambió se produce mediante el choque de elementos antagónicos. La palabra “misma” procedente del griego significa un modo de llegar a una conclusión superior a través de un debate. Por consiguiente toda la historia es un proceso de desarrollo a lo largo del tiempo necesario, lógico y determinista. Eso produjo el revolucionalismo francés. A nadie se le habría ocurrido una teoría tan improbable como derribar el régimen capitalista a través de la revolución si no se hubiera tenido el ejemplo de las revoluciones francesas. Lo que los burgueses habían hecho podían hacerlo también los proletarios. Además Marx vió en la revoluciones burguesas una promesa incumplida porque a la igualdad jurídica no siguió la igualdad social ni económica. Por último aunque la filosofía de Hegel tuvo un papel fundamental en el desarrollo del Marxismo, Marx difería de Hegel en un sentido fundamental mientras Hegel subrayaba la primacía de las “ideas” en el cambio social, Marx considera que la primacía se encuentra en las “condiciones materiales”. Consideraba que el elemento básico de la sociedad es económico. No es por tener ideas por lo que los hombres crean el mundo social en que viven. Por el contrario, su forma de sociedad, especialmente sus instituciones económicas, les predisponen a tener ciertas ideas. Son las “relaciones de producción” (tecnología, invención, recursos naturales, etc) las que determinan qué clase de religiones, filosofías, gobiernos, leyes y valores morales aceptan los hombres. Según Marx las condiciones económicas son las raíces, las ideas son los árboles. De todas estas ideas surge el materialismo, que es la explicación ofrecida por Marx a la evolución histórica. Marx dice que las condiciones materiales dan origen a unas clases económicas. Las condiciones agrarias producen la clase terrateniente o feudal pero con la aparición de la revolución industrial surge la clase comercial o burguesa. Ambas desarrollan una ideología que conviene a sus necesidades. Las religiones, gobiernos, leyes y costumbres predominantes reflejan los conceptos de esas clases. Las dos clases chocan inevitablemente surgiendo las revoluciones burguesas. Con el triunfo de la burguésía y su sistema origina otra clase que es su antítesis, el proletariado, que es el obrero que no posee nada más que sus manos. Pero cuanto más burgués va haciéndose un país, más proletario se va haciendo y más revolucionaria la clase obrera. Conforme avanza el capitalismo y la concentración empresarial, otros burgueses caen en el proletariado. Al final la masa proletaria se impone, simplemente por el número y “expropia a los expropiadores”, aboliendo la propiedad privada de los medios de producción. Así se lleva a cabo la revolución social. El resultado es una sociedad sin clases ya que han desaparecido las diferencias económicas. El Estado y la religión desaparecen también (Marx consideraba la religión como el opio del pueblo, que mantuvo a los trabajadores resignados con la promesa de una vida mejor en el más allá.) Durante un tiempo, hasta que todos los vestigios de los intereses burgueses hayan sido extirpados o hasta que haya sido superado el peligro de una contrarrevolución que pretenda destruir el socialismo, habrá una “dictadura del proletariado”. Después el Estado se extinguirá, porque ya no hay una clase explotadora que lo requiera. Mientras tanto, se impone la lucha. Nunca deben olvidar que el patrono es su enemigo de clase, lo mismo que el sistema social imperante.