Estas conquistas chocaron directamente con Portugal que había iniciado una expansión por las costas africanas en dirección a Asía y temía la competencia castellana. Como parte del Tratado de Alcaçovas, Portugal aceptó finalmente el dominio castellano sobre las islas y entre 1475 y 1496, bajo el reinado de los Reyes Católicos, se procedíó a conquistar el resto del archipiélago (Tenerife, la Palma y Gran Canaria). Las Canarias serían fundamentales para la posterior colonización de América, sirvieron como modelo y campo de experimentación pero también fueron importantes como puerto de aprovisionamiento en la ruta hacia América.

Los deseos expansionistas por el Atlántico de castellanos y portugueses obedecían a varias razones. Sin embargo, hubo otras causas que explican este nuevo afán exploratorio como el deseo de continuar el espíritu de Reconquista, o el desarrollo de nuevos adelantos técnicos (astrolabio, brújula, carabela, cartas de navegación).

En 1492, Colón, un aventurero de oscuro origen, consiguió convencer a los Reyes Católicos (Capitulaciones de Santa Fe) para que financiasen un viaje en busca de una nueva ruta hacia Asía a través del Atlántico y no bordeando África como pretendían los portugueses. Colón estaba equivocado pero tuvo la fortuna de encontrar en el camino un nuevo continente. Sin embargo, en 1507 un geógrafo italiano, Américo Vespucci, afirmó de forma categórica lo que muchos sospechaban: que las tierras descubiertas no eran Asía si no un nuevo continente.

Durante los primeros años del Siglo XVI se prolongaron las expediciones que sentaron las bases para la futura conquista de América:

Yáñez Pinzón llegó a Brasil en 1500.
Núñez de Balboa exploró Panamá y descubríó el Pacífico en 1513 (demostrando de forma práctica que América no era Asía).
Ponce de León arribó a Florida en 1513.
Solís alcanzó el Río de la Plata en 1516.

El descubrimiento de América trajo problemas con Portugal, de ahí que se recurriese al Papa para evitar nuevos conflictos. Esta nueva situación permitíó a los portugueses hacerse con Brasil.

En 1504 fallece Isabel y Fernando es nombrado regente de Castilla. Ambos desembarcan en Castilla en 1505 y pasan a convertirse en los nuevos reyes, retirándose Fernando a Aragón. En 1506 Felipe muere y Juana enloquece, por lo que las Cortes la declaran incapaz y nombran al año siguiente nuevamente a Fernando regente de Castilla, cargo que ocupará hasta su muerte en 1516, momento en que su nieto Carlos (hijo de Juana) se convierte en el nuevo rey de Castilla y Aragón.

2. La sociedad española en el Siglo XIX

2.1. Evolución demográfica

Disminuyó la mortalidad debido a la mejora de la higiene y descendíó la natalidad brevemente. Hubo periódicas crisis de alimentos debido a los bajos rendimientos y la mala distribución. La emigración a América comenzaría a despuntar, así como el éxodo rural hacia la periferia peninsular.
La población crecíó, pero no tanto como para pasar al siguiente nivel demográfico.

2.2. Transformaciones sociales

La sociedad se transformó, sufriendo cambios sus estratos:

• La nobleza:

  perdíó sus privilegios y se convirtió en una burguésía agraria, aunque mantuvo su patrimonio y lo agrandó comprando terrenos desamortizados, por lo que salieron ganando e invirtieron en banca, ferrocarril e industria.

• La Iglesia:

  perdíó poder económico e influencia al alejarse la sociedad de ella.

• La Gran Burguésía:

  se enriquecíó gracias a las desamortizaciones y los negocios ferroviarios, aunque invirtió en especulación.
  Se concentraba en Madrid y Barcelona imitando a la antigua aristocracia en su modo de vida y son partidarios del proteccionismo, aunque no producirán beneficios sustanciales debido a su interés por la especulación.

• Las clases medias:

  este grupo aumentó, siendo partícipes de los liberales y progresistas radicales, optando por una política más democrática y convirtiendo los cafés en centros de reuníón y debate.

• El campesinado:

  que formaba el estrato más grande de la sociedad, tenía malas condiciones de vida y vivía del ganado, de la agricultura y de trabajar para los estratos superiores. Tuvieron pocos cambios, aunque a finales de siglo se ve una tendencia a un éxodo rural hacia la periferia. Muchos trabajadores eran jornaleros, principalmente en Andalucía y Castilla – La Mancha, siendo muy habituales las revueltas en el campo.

• Obreros industriales:

  hacia la mitad del siglo crecieron mucho, sobretodo en Cataluña, ocupando buena parte de las ciudades.

• Marginados:

  como mendigos, vagos, vagabundos y maleantes, que superaron los
  100.000 durante el Siglo XIX.

2.3. El movimiento obrero en España

En la primera mitad del siglo hubo protestas espontáneas de los jornaleros, pero en 1868 se reconoce la libertad de asociación y empiezan a oírse ecos de la AIT y del anarquismo en forma de la maleta de cartón de Fanelli que recorrían España difundiendo los ideales del movimiento obrero.

En 1870 nace la Federación Regional Española dentro de la AIT, y posteriormente empezarían a abundar los sindicatos como UGT (1888)
, evolucionando algunos a partidos políticos, como el PSOE (1879)
, aunque el socialismo crecíó lentamente. Sin embargo el anarquismo se desarrolla a mayor velocidad, dango lugar a tres corrientes:

Corriente anarco-sindicalista:

que se apoyaba en la lucha sindical

Corriente revolucionaria:

incitaba a la insurrección violenta de los campesinos.

Corriente anarco-comunista:

que optaba por la propiedad social de los medios de producción.