Portada » Psicología y Sociología » 10 palabras monosemicas con su significado
La relación entre le lenguaje y el significado parece clara, seleccionamos la palabra precisa, y la gente interpretará nuestros significados correctamente. La relación entre lenguaje y significado no es, tan sencilla por dos razones: el lenguaje debe aprenderse y el uso de éste es un acto creativo.
No nacemos con conocimiento del lenguaje. Cada generación dentro de una comunidad de lenguaje lo aprende, de un nuevo modo. Cada generación puede aprender una porción de las palabras que utilizaba la generación anterior, ya que algunas palabras y significados no son útiles para trasmitir su sentido.
Las generaciones más jóvenes inventaran nuevas palabras o asignarán diferentes significados a las palabras que aprendan.
Los cambios ocurren debido a la necesidad de crear palabras para comunicar las percepciones. Si nos encontramos en una situación que ninguna palabra de nuestro vocabulario pudiera describir, existe la posibilidad de que formemos una nueva palabra.
El significado denotativo y connotativo de las palabras
Denotación.
Significado explícito y directo que la gente consiste en darle a la palabra; es el significado que se da en el diccionario.
Primero las definiciones del diccionario reflejan la practica actual y pasada en la comunidad de lenguaje; segundo, utilizan palabras para definir palabras; y tercero, cada autor de un diccionario se compromete con el acto creativo de la comunicación. Las palabras se definen de manera diferente en distintos diccionarios y pueden incluir múltiples significados que cambian con el tiempo.
El significado puede variar ya que dependen del contexto en el que la palabra es utilizada. La posición de una palabra en la frase y las otras palabras alrededor de ella tienen un importante efecto al interpretar correctamente cuál denotación de una palabra es la propuesta.
Son los sentimientos asociados con la palabra. Puede ser aun más importante que nuestro entendimiento del significado.
Las equivocaciones resultan del descuido de los comunicadores al no darse cuenta de que las reacciones subjetivas de las palabras son producto de sus experiencias en la vida.
Una comunidad de lenguaje puede incluir dentro de ella subgrupos de culturas únicas. Los subgrupos desarrollan variaciones en la esencia del lenguaje que les permiten compartir los significados que son únicos de sus experiencias culturales. La gente de diferentes culturas se acerca al mundo desde diferentes perspectivas.
Aparte de los subgrupos se basan en la raza, religión y en el origen nacional, también se experimenta un crecimiento en las culturas de subgrupo y comunidades de lenguaje asociados con la generación, la clase social y los intereses políticos. La sensibilidad al aplicar nuestras habilidades de comunicación no dependen en que alguien sea inmigrante o de un medio étnico diferente.
La claridad del mensaje se mejora al reducir la ambigüedad y la confusión.
3º BLOQUE HABILIDADES DEL ORADOR
HABILIDADES DEL ORADOR
Cuando nos «enfrentamos a un público», exponemos algo más que nuestros conocimientos, nos presentamos a nosotros mismos. Todo lo que somos tiene su influencia en mayor o menor medida y que el público percibe mucho más que el mensaje objetivo que transmitimos.
Podemos aprender estrategias para nuestros mensajes sean más efectivos, para transmitir una imagen más positiva, para ser mejores oradores. La experiencia es un factor condicionante, pero una experiencia autoevaluada y analizada.
El primer paso es conseguir que comunicación con los demás en estas condiciones sea una experiencia agradable, no condicionada por actitudes negativas como nerviosismo.
Las carácterísticas que definen a un buen orador:
Somos creíbles cuando nosotros mismos creemos en nuestros proyectos. Resulta complicado, transmitir esta credibilidad si no la sentimos. Los mensajes de personas que transmiten honestidad son rápidamente aceptados por los públicos.
Es importante transmitir una imagen positiva, vendrá determinado por todos los aspectos visuales de la comunicación. Las posturas cerradas transmiten actitudes inseguras, negativas. Los gestos nos ayudan a transmitir emociones, acompañan el discurso verbal. Saber utilizarlos, evitando tanto la monotonía como la gesticulación, supone dar fuerza a lo que decimos. El contacto visual es fundamental, debemos mirar a las personas a las que hablamos. Las miradas desenfocadas no implican comunicación. A veces el auditorio es amplio y resulta complicado mirar de forma individual, en estos casos hacer barridos visuales o buscar puntos de referencia al principio y al final de la sala puede ser una buena solución.
Nuestra voz y sus carácterísticas están muy vinculadas a la credibilidad. Debemos buscar registros más graves así como adaptar el volumen a la sala y «a sus dimensiones controlarla respiración por su influencia en la emisión correcta de la voz.
Capacidad de transmitir que conocemos el tema acerca del que hablamos. En los primeros minutos de exposición de una persona ante un público se crea, la imagen definitiva que el orador tendrá. El nivel de competencia no va vinculado sólo a las palabras, los gestos. La seguridad que transmitimos a través de todos estos detalles puede dar reflejo de qué sabemos acerca de un tema.
Una buena presentación en público es un discurso estructurado de forma ordenada y coherente. Hay que incidir en los comienzos por la importancia de los primeros minutos en la percepción que de nosotros tendrán los públicos.
Transmitimos inseguridad cuando estamos nerviosos, esta inseguridad se asocia a nuestra falta de competencia en relación a una tarea, aunque nuestras inseguridades puedan probablemente partir de la falta de experiencia. Es fundamental aprender a relajarse. El miedo a hablar en público lo desarrollamos a través de tres elementos básicos: mentales, corporales y de conducta. Estos tres elementos se influyen mutuamente, pensamientos negativos aumentan el ritmo cardiaco y al revés, una actitud psicológica negativa puede dar lugar a conductas de evitación.
Cierto grado de tensión antes de hablar en público es positivo, mantiene despiertas los sentidos. Debemos evitar indicar que estamos nerviosos en el comienzo de un discurso.
Implica mostrar afinidad con el público, saber «leer» sus necesidades, adaptarnos a su estilo de comunicación. Estrategias sencillas que nos pueden ayudar a mejorar nuestra vinculación con el público:
Sirve para mantener viva la comunicación si queremos propiciar la interacción con personas de nuestro público. Son un tipo de preguntas abiertas que se utilizan mucho cuando tenemos un público poco «hablador.
Es un elemento de persuasión más fuerte de lo que parece. Solemos asentir cuándo estamos de acuerdo y nos sentimos positivos, pero si lo hacemos intencionadamente provocaremos de igual modo una actitud positiva en nosotros y en nuestro ‘interlocutor. Mantiene viva la conversación, es un gesto que invita a continuar.
Invitan al interlocutor a continuar con su intervención.
Podemos utilizar un bolígrafo que señale la presentación en caso de tenerla, y moverlo hacia ella. Debemos apagar las transparencias cuando no lo estamos utilizando, no haciendo de ello un inconveniente.
Dos personas que se sienten afectivamente sincronizadas terminan adoptando gestos similares. Nos sentimos cómodos si nos vemos reflejados, si se hace de forma inconsciente significa que tenemos confianza, si lo provocamos tendremos más aceptación.
Mantener un ritmo similar al interlocutor en relación a la entonación, inflexión de la voz. La velocidad a la que habla una persona muestra la velocidad a la que su cerebro es capaz de analizar la información, nunca debemos hablar más rápido que nuestro interlocutor, se sentirá saturado. Una excesiva lentitud tiende a provocar la desconexión.
El uso del humor es un arma de doble filo, puede ser muy beneficioso bien utilizado y nefasto en caso de que no sea adecuado. Es preferible utilizarlo sólo de forma puntual y cuando aporte algo al mensaje.
El humor nos relaja y nos hace conectar a nivel emocional con el público. Nos resultan divertidas y mantenemos más la atención. Debe usarse siempre como una herramienta más para conseguir el objetivo del discurso. Hay que dosificarlo, ver sus efectos en públicos específicos. Los momentos de humor deben ser muy cortos, que no tengan como consecuencia que el público se pierda y olvide el tema central.
Flexibilidad en los discursos, cada grupo tiene unas necesidades concretas, un buen orador debe saber previamente a quién se va a dirigir y qué motivos tiene para escucharnos.
Los buenos discursos no aburren. Una persona motivada refleja esta actitud en las personas que la escuchan.
Transmitimos las emociones que sentimos cuando creemos en nosotros, los demás también lo perciben así. La confianza en uno mismo se transmite a nivel verbal y no verbal, mejora con las experiencias previas positivas. Cuando yo confío en lo que digo, los demás me creerán.
Cuando iniciamos un conflicto el público tomará postura a nivel emocional a favor de una u otra persona.
Las respuestas agresivas suelen ser consideradas muy inapropiadas. Se suele ver en ellas un reflejo de nuestra inseguridad ante un «ataque» al que no podemos hacer frente de forma racional. En ocasiones una actitud pasiva ante un conflicto se puede interpretar como la incapacidad de dar respuesta.
Ante un comportamiento conflictivo en una charla en público lo adecuado es:
-No demostrar nerviosismo, permanecer relajados. Intentar no dar reflejo de síntomas físicos de inseguridad, levantar el volumen de la voz.
-No atacar nunca, responder acerca del comportamiento de la otra persona, no hablar de sus carácterísticas personales.
-Hay que actuar con seguridad y en caso de necesidad incluso ser tajante, pero nunca agresivos.
-Dejar hablar a nuestro interlocutor, no cortarlo, le sirve para relajarse y nos da tiempo a pensar.
-Mostrar respeto y atención, darle la razón en algún punto, si es posible, o indicar «lo lógico de su intervención.
-Pedir que la misma persona ofrezca alternativas, soluciones.
-No humillar.
– Un «mal» remedio es el cambio de tema, evitación, cortar la comunicación, pero no suele dar buenos resultados.