Portada » Filosofía » Ejemplos de ideas innatas adventicias y ficticias
En el proceso de la duda metódica, Descartes encuentra la primera evidencia incuestionable que es: que yo pienso. Ningún genio maligno puede hacerme dudar de esto, pues no puede engañarme si yo no existo. Por lo tanto, del yo pienso deduce la existencia de su yo. Aquí es donde Descartes hace su famosa frase de: pienso, luego existo (cogito, ergo sum).
El cogito ergo sum (pienso, soy, existo) era esa verdad, el principio último que necesitaba para fundamentar toda la filosofía y con ella, todo el sistema del saber. Mientras pensaba que no podía estar seguro de nada, de una cosa sí que podía estarlo: de que él estaba dudando. Descartes se reconoce en esta medida o en este punto como res cogitans, es decir, sustancia pensante, que piensa y existe y que para existir NO depende del cuerpo ni de los sentidos, puesto que por el momento nada sale de ellos. Descartes no sabe nada aun de si existe el mundo material, incluido su propio cuerpo. En cambio, puede estar seguro de que es, existe y piensa. De ello, concluye que es puro pensamiento. Pero, se pregunta: ¿Qué soy, en tanto que pensamiento? Pues lo dicho, una mente pensante que duda, intuye, entiende, afirma, niega, pero que también quiere, imagina y siente y que NO presupone la existencia de ningún cuerpo.
El cogito es una verdad que se capta de inmediato, es una evidencia que la razón aprehende de forma intuitiva.
El solipsismo es este problema al que llega Descartes: solo puedo demostrar que mi mente existe, pero ¿cómo puedo demostrar que existen las otras mentes? Es decir, vale, estoy en este mundo.
Ningún genio maligno puede hacerme dudar y no puede engañarme si yo no existo.
Es decir, puede ser que no tenga cuerpo. A lo mejor, mi cuerpo es una ilusión, pero el pensamiento es distinto. Y, en ese momento, Descartes está dando más importancia a la mente que a la materia. Y da más importancia a MI mente que a las otras. Por eso, se dice que Descartes es el padre del subjetivismo. Entonces, que la existencia, es decir, Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna porque es subjetivista, basa su teoría en el sujeto y además el sujeto propio. Entonces, que la existencia, es decir, él intenta que el fundamento de su filosofía sea el sujeto. Y por esto Descartes es tan estudiado.
Estamos en la situación de que solo parece existir el yo, por tanto Descartes se propone examinar dentro de sí mismo y examinar sus ideas. Descartes distingue 3 tipos de ideas: Las ideas innatas, las ideas adventicias y las ideas ficticias.
Para Descartes, las ideas son (definición): Los contenidos de la mente que se refieren a cosas, que son sus imágenes o representaciones.
son las que provienen de la experiencia.
son las que provienen de la imaginación, inventadas por el sujeto (hadas, sirenas, centauros…).
son aquellas que provienen de la propia mente, es decir, no pueden provenir de la experiencia, si no que son producto exclusivo del funcionamiento de la razón. Ej.: la idea del yo, las concepciones lógicas o las ideas de cosas materiales.
Para Descartes, toda idea requiere de una causa, ya se encuentre esta en el propio yo o en objetos externos realmente existentes y aquí se preguntara si hay alguna idea que apunte a la existencia de algún objeto como su causa que sea diferente del yo. Se preguntará, por lo tanto, si la propia mente ha sido capaz o no de producir todas las ideas. De no ser así, si consiguiera demostrarse que existe alguna idea de la que la mente no pudiera ser la causa, entonces se podría concluir que el yo no está solo en el mundo. Es decir, Descartes dice: si mi mente no es capaz de crear todas las ideas que tengo, podría ser que yo no estuviera solo con mi mente. En este punto, Descartes se apoya en algunas nociones de la filosofía escolástica, concretamente en la doctrina sobre la causalidad, de procedencia aristotélica.
Aristóteles: nada puede provenir de la nada y la causa contiene tanta realidad como si efecto. Entonces Descartes se preguntará, si la realidad objetiva de alguna de sus ideas excede la realidad formal contenida en su mente humana (nosotros somos una sustancia finita) y que por lo tanto, su origen no puede estar en él, en su mente. Y se responderá que sí, que existe una idea de esas carácterísticas, que es evidentemente la idea de Dios. Según el argumento de Descartes anterior, él no ha podido ser la causa de la idea de Dios pero él constata que posee esta idea cuando mira en su interior, si esto es así, Dios mismo es la causa de mi idea y por tanto, ha de existir.
En el proceso del conocimiento, Descartes da importancia casi exclusiva a las ideas innatas. Porque para él, los sentidos tienen una fiabilidad escasa. Por lo tanto, la idea de Dios pasa a ser el fundamento del conocimiento humano, es decir, la garantía de que no nos equivocamos. No es correcto, porque Descartes intenta basarse en el subjetivismo, y acaba diciendo que Dios es la causa del sujeto. Síntesis: De la existencia y el propio yo, Descartes irá deduciendo las otras realidades: la substancia infinita (Dios) y la substancia extensa (el mundo). Esto lo hace porque ya que la sustancia pensante es limitada por la capacidad de cometer errores, Descartes comprende la necesidad de la existencia de Dios, sin limitaciones de ningún tipo. Para esto, recurre al argumento explicado anteriormente de la causalidad y a otro argumento, el argumento ontológico, desarrollado ya por Anselmo, Descartes lo reutiliza.
Argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury:
Si dudo, es que no soy perfecto. Si yo no soy perfecto, está idea de perfección que hallo en mi mente, tiene que proceder de alguien que diferente de mí y más perfecto. Tiene que proceder de alguien que sea Dios. Por lo tanto, tiene que existir un ser más perfecto que yo, y este ser es Dios. Así pues, la existencia de Dios garantiza la verdad de las ideas claras y distintas.