Portada » Lengua y literatura » Francisco de Quevedo biografía corta
¡Escribe tu texto aquí!CONTEXTO H, S, C: Todos estos hechos provocaron un descontento general, inestabilidad y angustia. En cierta medida se vuelve a actitudes medievales como el teocentrismo, a creer ciegamente en la fe frente a la razón, y se retoma el pensamiento ascético tradicional que se centra en el desengaño ante la vida y en desvalorización del mundo.
Esta concepción negativa del mundo y de la vida se centra en una serie de ideas-clave:
– El mundo carece de valor, está lleno de peligros y de dolor.
– La vida es inconsistente y está llena de falsas apariencias;
Por ello, “la vida es sueño” y se representa con el símbolo del espejo, nuestra vida no es más que una representación teatral que termina con la muerte.
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La vida es breve, se nos escapa como la arena entre los dedos, y el tiempo lo destruye todo, de ahí el símbolo del reloj y los tópicos ubí sunt?, tempus fugit y carpe diem. Según Gracián vivir es “un ir muriendo cada día”.
TEATRO Barroco
1.
Rechazo de la regla aristotélica de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), que obligaba a desarrollar una única acción, en un solo lugar y en no más de un día. Lope enriquecíó la trama introduciendo acciones paralelas y secundarias, sin límites de tiempo y con continuos cambios de lugar.
2.
Mezcla de lo trágico y lo cómico, como ocurre en la vida misma. Lo mismo sucede con la mezcla de personajes nobles y plebeyos;
Ambas carácterísticas van también en contra de los preceptos clásicos.
3.
División de la obra en tres actos,frente a los cinco de las obras clásicas, que corresponden al planteamiento, nudo y desenlace de la acción. Los actos o jornadas se dividen, a su vez, en escenas.
Las obras se escriben en versos, pero se utilizan distinto tipos de metros y de estrofas adecuándolos al desarrollo de la acción; por ejemplo, el romance para la narración, el soneto para las declaraciones o las redondillas para los diálogos.
Góngora
Luis de Góngora y Argote nacíó en Córdoba en 1561. Estudió en la universidad de Salamanca, ejercíó diversos estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote, pero sin vocación. Aficionado a la cultura y a la vida alegre, su existencia transcurríó ligada a la corte. Se instaló en Madrid a los 56 años, siendo ya famoso, y fue nombrado capellán real de Felipe III; allí convivíó y discutíó con políticos y escritores de su tiempo.
Su carácter seco, arrogante e irónico le granjeó numerosas enemistades como la de Lope de Vega y, sobre todo, la de Quevedo, pero también apasionados amigos que imitaron y alabaron su poesía. Su ritmo de vida, su pasión por el juego y la caída en desgracia de su protector, el duque de Lerma, lo llevaron a la ruina. Retirado a Córdoba, murió en 1627.
Quevedo
Francisco de Quevedo y Villegas nacíó en Madrid en 1580 en el seno de una familia noble muy ligada a la corte. Estudió en Alcalá de Henares y en Valladolid. Su vida transcurríó en ambientes palaciegos, a caballo entre sus ambiciones políticas y su afición a la literatura. Vivíó en Italia como consejero del duque de Osuna, virrey de Nápoles, y fue desterrado de la corte al caer este en desgracia; posteriormente recuperó el favor real, siendo nombrado secretario del rey Felipe IV. Se casó a los 54 años pero su matrimonio fue desgraciado y se separó al poco tiempo. Por motivos poco claros fue encarcelado en San Marcos de León durante cinco años; murió, un año después de su liberación, en 1645, en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).
Fue un cortesano de amplísima cultura que vivíó apasionadamente las vicisitudes de su época: la crisis económica, la decadencia política, la corrupción y las intrigas palaciegas. Su personalidad contradictoria, violenta y mordaz, entre lo grave y lo burlón, tiene como denominador común el pesimismo y el desengaño
Incluye los poemas filosóficos y morales, religiosos y políticos, que expresan el pesimismo de la época y ofrecen una visión desengañada del mundo y de la vida. Encierran los grandes temas barrocos: el paso del tiempo, la brevedad e inconsistencia de la vida, la certeza de la muerte. En sus poemas morales, fustigó los vicios y las costumbres de la época con tono serio y reflexivo. Su angustia vital, aparece en ocasiones, aliviada por la filosofía estoica y por la fe cristiana. En su poesía política, reflexiónó sobre España y la corrupción.
Es la más conocida y popular; como la anterior, es fruto de su desengaño, que ahora se materializa en burlas amargas contra la realidad y la sociedad del momento, a través de la deformación y de la caricaturización. La ironía, la hipérbole, el contraste y el humor llenan sus letrillas y sonetos.
Aunque fue un misántropo y un misógino, escribíó alguno de los más bellos poemas de amor de nuestra literatura; en ellos sigue la tradición del amor cortés y del petrarquismo, considera el amor como un ideal inalcanzable, de enorme fuerza y poder ya que es vencedor de la muerte, pero también fuente de desengaño y desolación.