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Bécquer expone en las primeras rimas su visión de lo poético. Este tema sobra la creación poética supone la primera indagación inteligente sobre el sentido de la poesía lírica en la sociedad contemporánea. En ella se individualizaban tres conceptos: poesía, poema y poeta que tienen en común un proceso donde la inteligencia y la razón juegan un importante papel como mediadores:
-La Poesía: Es inasible. Tiene asegurada su existencia en el mundo de las idea y de la fantasía. Las impresiones poéticas se encuentran en la riqueza de matices de la naturaleza, en el ámbito de lo inexplicable, de la contradicción de los sentimientos y en la fuerza del enamoramiento.
-El Poema: Es el escenario del pacto con la realidad. Es la forma que materializa lo inasible y sentimental de la poesía mediante un esfuerzo lúcido e inteligente.
-El Poeta: Es el mediador. Pone en juego la pasión y el sentimiento por un lado y la inteligencia y la razón lógica por otro lado. El verdadero orgullo del poeta no se limita a sentir la poesía sino que es consciente de la necesidad de escribir en frío, con la fuerza de la razón y con las calculadas presiones de su cincel (lenguaje).
-Proceso de Creación: El poeta es encargado de juntar la vivencia poética,que es independiente, y su propia escritura.
Este proceso no es tarea fácil, pues el escritor no puede escribir mientras siente la emoción de lo poético y, además, la lengua es un medio poco apto para expresar lo sentido.
El concepto amor de Bécquer es, por supuesto, el amor ROMántico: ley suprema del universo, idealizado,una fuerza sublime que todo lo gobierna. El poeta aspira a gozar del amor con una mujer ideal a la que equipara con la misma poesía, pero que en verdad tan sólo existe en su imaginación.
-El amor, esencia del universo: El amor, como la poesía, es para Bécquer una fuerza misteriosa que anima todo el universo. Por ello de él parten y a él convergen como un centro irresistible de atracción todas nuestra ideas y acciones que están en el fondo de cada cosa”. Cuando intenta describir la esencia del amor, difícilmente encuentra las palabras.
-El amor, ideal inalcanzable: El amor y la poesía aparecen en Bécquer como un ideal inalcanzable tras el que correrá sin descanso.
-Elogios de la amada y anhelo de su compañía: Los ojos y la mirada son emblema de la belleza femenina y Bécquer se siente especialmente atraído por ellos, por su irresistible fascinación. En su delirante obsesión, se adentra en el terreno de lo fantástico. Varias de las rimas nos muestran a un Bécquer gozoso y extasiado ante la amada.
-Dos almas fundidas en un solo ser: La manifestación externa del amor es la uníón física de los amantes. Por ello para Bécquer el beso reporesenta la plenitud amorosa. Pero, la fusión de las almas, más que la uníón de los cuerpos, es para Bécquer lo que mejor caracteriza la plenitud amorosa.
⦁ El amor tradicional: Algunas rimas son composiciones populares en las que el tú se identifica no con la amada, sino con un niña que representa a todas las posibles mujeres que tiene su origen en la lírica tradicional.
De la plena identificación Tú-yo en las voluntades de los amantes se pasa ahora en una oposición Yo-Tú dolorosa. El desamor y la separación son consecuencia del orgullo, .
-El fracaso del amor y el dolor de la ruptura o la traición: Una de las principales aportaciones de Bécquer es la contención de los sentimientos y las emociones. Hay dolor cuando evoca la imposibilidad del entendimiento entre los amantes.
-El desengaño y sus efectos: Dos de las consecuencias del fracaso amoroso son un profundo dolor y el deseo de olvidar; pero el poeta siente como su propia vida se apaga. Otra de las consecuencias del desengaño es la pérdida de ilusiones. De ahí la actitud irónica y escéptica de Bécquer en algunas de las rimas de estae campo.
Estas son las rimas de la desolación absoluta. Presentan a un Bécquer angustiado que presagia su muerte temprana. Contribuye a crear la imagen de un poeta desgraciado que muere sin haber alcanzado la gloria./Una y otra vez, su alma se ve oprimida por el presentimiento de la muerte, ya que le obsesiónó desde la infancia. La certidumbre de que su espíritu se separara de la materia es lo que realmente preocupa a nuestro autor y por ello se niega a aceptar que un cadáver no pueda albergar ya la vida ni sentir la tristeza y la soledad del cementerio.