Portada » Lengua y literatura » Los personajes de max estrella y don latino en luces de bohemia
MAX ESTRELLA: resulta un personaje riquísimo, pues puede analizarse su papel en el libro desde diferentes perspectivas.
1.- Es un bohemio muy conocido en la noche madrileña de principios de siglo, Alejandro Sawa, en cuya vida, e incluso obra, se basa el autor para crear su personaje.
2.- También, en diversos momentos de la obra, se caracteriza al personaje como una encarnación de personajes históricos o literarios. En el terreno de lo “mítico”, nos recuerda al poeta ciego Homero,
3.- Desde una perspectiva social está representando simbólicamente al intelectual contemporáneo, específicamente bohemio, con todas sus contradicciones; ese intelectual que se acerca al pueblo-proletariado convirtiéndose en altavoz de sus reivindicaciones. Naturalmente, esto mismo es lo que hace Valle, con lo que se está presentando a él mismo mediante ese doble literario. Queda claro esto cuando es Max quien explica lo que es el “esperpento”, la creación de Valle-Inclán, como su propio proyecto.
4.- Finalmente, el nombre resulta (como en otros personajes), simbólico, trágica e irónicamente simbólico: “Max Estella”. No es “más estrella”, ni siquiera es una estrella. Es un fracasado escritor, un “Mala Estrella”, como se le llama en algún momento. También es Máximo Estrella cuando tiene dinero.
DON LATINO: el acompañante del protagonista en sus “aventuras”.
Es uno de los pocos personajes del libro para el que no se encuentra en la realidad de la bohemia de principios de siglo un “doble”. Podría ser cualquiera de los modernistas con los que convivía Sawa, pero ninguno en concreto tan cercano al protagonista. Sawa solía ir acompañado de un perro, curiosamente, en una ocasión aparece D. Latino llamado “perro” en el libro (o caracterizando como can). En cambio, para Alonso Zamora Vicente, éste personaje fundamental debe entenderse como un desdoblamiento de la personalidad del protagonista. Si Max representa la parte más noble, Don Latino es lo que su vida hubo también de desengaño y de sablazo. El nombre de Don Latino de Hispalis parece venir de ligar el lugar en que nació
Por otra parte, lo mismo que en el caso del protagonista, Don Latino reúne también varias personalidades simbólico-míticas: la de Virgilio guiando a Dante-Max por los infiernos madrileños; quizás la de un Sancho Panza aprovechado de aquel idealista poeta, su dueño; la del Lazarillo guiando y engañando a su ciego amo…
La figura del criado gracioso típica de comedia española del Siglo de Oro.
De los personajes de Luces… dijo Valle: «Son enanos o patizambos que juegan una tragedia.» Para la mayoría de ellos, la expresión es justa, y ello corresponde a que el autor los mira «desde arriba». Algunos de estos personajes escapan a la condición de peleles y cobran una considerable talla humana. Así, ante todo, Max Estrella; pero también el obrero catalán o la madre del niño muerto (y algún otro, al menos por un momento).
Max Estrella es un personaje complejo y espléndido. Dista de ser un personaje noble, pero alcanza momentos de indudable grandeza. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la indignidad. Junto a su orgullo, tiene amarga conciencia de su mediocridad. Su resentimiento de fracasado es unas veces ridículo, otras patético. Sus réplicas vivísimas son, unas veces, de una mordacidad acerada y, otras, de singular profundidad. Destaca su creciente furia contra la sociedad. Y a la par, su sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos o la ternura que muestra ante la muchachita prostituida. Sin duda, es un personaje en quien Valle volcó muchos rasgos de su propia personalidad. Se trata de un personaje bastante contradictorio
Don Latino, en cambio, es un gran fantoche. Ese «perro» que acompaña a Max es «la contrafigura de Sawa», una caricatura de la bohemia y, a la vez, un tipo miserable por su deslealtad y su encanallamiento, tal como se ve, sobre todo, en las últimas escenas.
Los demás fantoches del esperpento forman diversos grupos. Especialmente mordaz es la caricatura de los «burgueses» (el librero Zaratustra, el tabernero Pica Lagartos, algunos «defensores del orden» de la escena I) o la de los policías (el capitán Pitito, Serafín el Bonito, los «guindillas»…), junto a los que ha de ponerse la caricatura del Ministro. No menos ridiculizados quedan los pedantes como Don Gay, el periodista Don Filiberto, Basilio Soulinake, etc., pero especialmente los «epígonos del Modernismo». Esperpentizados quedan también personajes populares: la Pisa-Bien (con matices de simpatía), el «Rey de Portugal», la portera, las prostitutas (aunque la ternura apunta en el caso de la Lunares, casi una niña) o los sepultureros, parodia de los de Hamlet.
Muchos más son los personajes que aparecen, a veces de manera fugacísima. Los que intervienen en la impresionante escena XI, por ejemplo, son como un coro en torno a la madre.
Caso especial serían las figuras de Rubén Darío y Bradomín, contrapunto de vida y literatura refinadas dentro del esperpento.
La técnica de caracterización de los personajes es magistral. Aparte sus actos, se basa — ante todo— en su habla (en seguida insistiremos sobre ello); pero, además, merecen especial atención las acotaciones, en las que —con pinceladas rápidas e insuperables— se dibuja a los personajes o se comentan sus actitudes. (De los rasgos esperpénticos que se dan en las acotaciones hablamos poco después.)
Por otra parte, lo mismo que en el caso del protagonista, Don Latino reúne también varias personalidades simbólico-míticas: la de Virgilio guiando a Dante-Max por los infiernos madrileños; quizás la de un Sancho Panza aprovechado de aquel idealista poeta, su dueño; la del Lazarillo guiando y engañando a su ciego amo…
De los personajes de Luces… dijo Valle: «Son enanos o patizambos que juegan una tragedia.» Para la mayoría de ellos, la expresión es justa, y ello corresponde a que el autor los mira «desde arriba». Algunos de estos personajes escapan a la condición de peleles y cobran una considerable talla humana. Así, ante todo, Max Estrella; pero también el obrero catalán o la madre del niño muerto (y algún otro, al menos por un momento).
Max Estrella es un personaje complejo y espléndido. Dista de ser un personaje noble, pero alcanza momentos de indudable grandeza. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la indignidad. Junto a su orgullo, tiene amarga conciencia de su mediocridad. Su resentimiento de fracasado es unas veces ridículo, otras patético. Sus réplicas vivísimas son, unas veces, de una mordacidad acerada y, otras, de singular profundidad. Destaca su creciente furia contra la sociedad. Y a la par, su sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos o la ternura que muestra ante la muchachita prostituida. Sin duda, es un personaje en quien Valle volcó muchos rasgos de su propia personalidad. Se trata de un personaje bastante contradictorio
Don Latino, en cambio, es un gran fantoche. Ese «perro» que acompaña a Max es «la contrafigura de Sawa», una caricatura de la bohemia y, a la vez, un tipo miserable por su deslealtad y su encanallamiento, tal como se ve, sobre todo, en las últimas escenas.
.
La figura de Valle-Inclán ha sido siempre difícil de encasillar en las diversas corrientes de la
literatura finisecular española. pronto se le relacionó con la llamada Generación del 98 –preocupada por regenerar España, sobre todo después del Desastre del 98–. Una solución a la dicotomía Modernismo-98 es emplear el término Modernismo en sentido epocal, como la manifestación artística de la época de la Modernidad o de la Crisis de Fin de Siglo. Todos los artistas de fin de siglo comparten las mismas coordenadas estéticas, sociales
En definitiva, los artistas de Fin de Siglo comparten una misma actitud y un mismo lenguaje. La diferencia que podemos establecer entre los autores españoles de Fin de siglo estriba en la
preocupación por los problemas de España. Los autores del Modernismo que muestran en sus
obras esta preocupación por la realidad española y la necesidad de regenerar el país podemos
clasificarlos con la etiqueta de Generación del 98. Los escritores que predominantemente
muestran esta preocupación en sus obras fueron Unamuno, Baroja y Azorín.
obras de Valle-Inclán: Luces de bohemia. Lo haremos en diferentes niveles:
a) En la evolución de la obra de Valle-Inclán. Las obras de juventud (en general hasta 1920)
son plenamente «modernistas», en el sentido de esteticistas y alejadas de la realidad social. A
partir de 1920 y, especialmente, desde la primera publicación de Luces de bohemia en ese año,
Valle-Inclán aborda en sus obras la problemática social y política españolas. En Luces de
bohemia, como veremos, hay numerosas referencias a hechos históricos de las primeras décadas del siglo XX
b) En el género del esperpento. Luces de bohemia es la primera obra calificada por el autor
como esperpento. El mismo Valle-Inclán se encarga de explicar este nuevo género. Lo hace en
la escena XII del drama, en una famosa conversación entre Max y Don Latino;
lo cual provoca la deshumanización de las criaturas. El esperpento es un estilo o lenguaje
distorsionador que acaba conformando de la mano de Valle-Inclán un género teatral. Pero,
además, el esperpento es, sobre todo, una cuestión de perspectiva. El esperpento sirve, en definitiva, para poner de
manifiesto los problemas de España. España necesita cambiar, regenerarse. Esta postura es la que defienden los miembros de la
Generación del 98.
c) En los personajes del drama. Luces de bohemia es un drama itinerante. Valle-Inclán
aprovecha el paseo –un verdadero descenso a los infiernos– de Max y Don Latino por las calles
de Madrid para presentarnos a una variopinta galería de personajes. La mayoría de ellos
pertenece a las clases populares e incluso al subproletariado y mundo marginal madrileño.
d) En los temas. Además del periplo nocturno y la muerte de Max, el drama desarrolla otros
temas subyacentes. Los principales son: a) la crítica al poder; b) el problema de España; c) la
miseria y los problemas sociales; d) la muerte y la religión; e) la Bohemia y el Modernismo
e) En el personaje de Max Estrella. Max es un personaje que cambia con los acontecimientos:
durante su descenso a los infiernos va abandonando su postura egocéntrica (su problema
personal) a medida que va conociendo la realidad esperpéntica del país (problema social o
nacional). En efecto, los problemas personales de Max se agravan cuando se queda sin trabajo;
necesita dinero: Observamos una evolución del yo
al nosotros. Una
evolución parecida podemos observar en la obra de Valle-Inclán: del Modernismo esteticista y
decadente a la estética crítica del esperpento asociada con la Generación del 98.
f) En el lenguaje. Luces de bohemia es un prodigio lingüístico. En la obra convive el registro
culto –y cultista–, repleto de latinismos y referencias mitológicas, con el lenguaje de la calle y
del mundo marginal. Además, en su proceso esperpentizador, Valle-Inclán experimenta
constantemente con el lenguaje, creando neologismos o fusionando expresiones, proponiendo interesantes engendros híbridos
En fin, como hemos ido viendo a lo largo de este ensayo, Modernismo y
Generación del 98 son conceptos complementarios y pueden convivir en una misma obra y un
mismo autor enriqueciendo a ambos.
El mismo Valle-Inclán se encarga de explicar este nuevo género. Lo hace en
la escena XII del drama, en una famosa conversación entre Max y Don Latino;
lo cual provoca la deshumanización de las criaturas. El esperpento es un estilo o lenguaje
distorsionador que acaba conformando de la mano de Valle-Inclán un género teatral. Pero,
además, el esperpento es, sobre todo, una cuestión de perspectiva. El esperpento sirve, en definitiva, para poner de manifiesto los problemas de España. España necesita cambiar, regenerarse. Esta postura es la que defienden los miembros de la Generación del 98.
c) En los personajes del drama. Luces de bohemia es un drama itinerante. Valle-Inclán
aprovecha el paseo –un verdadero descenso a los infiernos– de Max y Don Latino por las calles
de Madrid para presentarnos a una variopinta galería de personajes. La mayoría de ellos
pertenece a las clases populares e incluso al subproletariado y mundo marginal madrileño.
d) En los temas. Además del periplo nocturno y la muerte de Max, el drama desarrolla otros
temas subyacentes. Los principales son: a) la crítica al poder; b) el problema de España; c) la
miseria y los problemas sociales; d) la muerte y la religión; e) la Bohemia y el Modernismo
e) En el personaje de Max Estrella. Max es un personaje que cambia con los acontecimientos:
durante su descenso a los infiernos va abandonando su postura egocéntrica (su problema
personal) a medida que va conociendo la realidad esperpéntica del país (problema social o
nacional). En efecto, los problemas personales de Max se agravan cuando se queda sin trabajo;
necesita dinero: Observamos una evolución del yo al nosotros. f) En el lenguaje