Portada » Historia » Pucherazo y caciquismo
representación significativa quedando fuera de las posibilidades de alcanzar el poder: republicanos, socialistas, nacionalistas.
Factores que explican este sistema:
El desinterés o desmotivación del pueblo hacia el sistema de partidos y las elecciones, el atraso económico, las relaciones de dependencia entre campesinos y terratenientes y el analfabetismo de parte de la población.
CONCEPTOl:Sistema político de dominación real por parte de una minoría a una mayoría que se concreta a través de las elecciones. No inventado por la Restauración tiene importantes raíces históricas
FUNCIONES
.Se hace el turno de partidos sin tener que recurrir a los pronunciamientos y se evita que la monarquía se identifique con un solo partido.
El caciquismo, por tanto, garantiza y consolida el bipartidismo y el turnismo.
El cacique hace de intermediario entre la administración central y el ámbito local. Les da los votos al partido que interesa y a cambio obtiene los favores de la administración para él y los suyos. El cacique consigue sus votos dando favores, presionando o coaccionando a la gente del pueblo. A partir de 1890 sufragio universal, el caciquismo conoce su mayor expresión.-
FACTORES
Un régimen más formal que real. – Escasos niveles culturales y apatía. – Aislamiento, ruralización y subdesarrollo. – Se da en el medio rural. – Los librepensadores.
LA PRÁCTICA DEL CACIQUISMODos formas, el encasillamiento, colocar un diputado por un distrito y asegurar que sale y también diputados en la oposición; y el pucherazo, imposición del candidato del gobierno utilizando los medios necesarios. El fin justifica los medios. El lema del cacique, «para los enemigos la ley, para los amigos el favor», permitíó el fraude electoral tanto en el sistema de sufragio censitario inicial, como en el posterior sufragio universal.
La referencia es el modelo bipartidista británico, al que se impone una disciplina parlamentaria hasta entonces insólita: el sistema político se basó en el turnismo (turno pacífico, matemático, de dos grupos políticos), conservadores y liberales.
La convocatoria de Cortes para elaborar la nueva Constitución se hizo por sufragio universal, respetando la legalidad vigente, pero fue un mero trámite porque ya se había organizado un sistema de captación de votos. Antes de que comenzaran los debates Cánovas, consideró fundamental establecer unas premisas para poder colocar la monarquía por encima de los partidos políticos, apeló para ello a una «constitución interna» que debía de ser el fundamento de toda Constitución escrita, la Monarquía y Cortes como instituciones anteriores y superiores a todo texto escrito por su tradición en los reinos españoles.
La Constitución establecía una imperfecta división de poderes, al otorgar al monarca la facultad de nombrar al jefe de Gobierno reconocía vagamente las libertades políticas básicas, establecía un Parlamento bicameral, con un Senado formado por senadores por derecho propio y vitalicio, diputados por sufragio censitario aunque luego se impuso el sufragio universal; se asumíó un Estado confesional aunque permitía el ejercicio privado de otras religiones. Fue promulgada el 30 de Junio de 1876 y permanecíó en vigor hasta 1931.
El modelo de Cánovas se inspira en la tradición del parlamentarismo británico de la Inglaterra victoriana y en la monarquía francesa de Luís Felipe de Orleans (1830). Cánovas, para dotarlo de estabilidad, lo sustentó sobre dos apoyos, la soberanía compartida del Rey y las Cortes, y la práctica política del turnismo, (dos partidos oficiales que aceptaran la legalidad constitucional siguiendo el sistema inglés; dos partidos respetuosos con la Constitución que recogiesen las diferentes posturas y pudiesen turnarse en el gobierno ahuyentando la idea de pronunciamientos militares). Para ello se reforzó la coerción política y el centralismo (abolición de los fueros vascos tras la 3ª guerra carlista).
Cuando el monarca retiraba su confianza al gobierno, (previo pacto de los líderes de ambos partidos) encargaba provisionalmente el gobierno al partido contrario, que, para contar con la mayoría en el Parlamento, se apresuraba a convocar elecciones, unas elecciones que debía ganar. El partido de la oposición estaba de acuerdo en «perder» estas elecciones (falsificación, fraude electoral).
Para que el sistema funcionara se preparaban las listas electorales con notables del partido, personalidades, y en las provincias se arbitraban mecanismos para garantizar la victoria. La ley electoral determinaba, además, que en los distritos en que sólo se presentara un candidato, éste quedaba elegido sin necesidad de votación. En otros actuaban los caciques, (en las negociaciones locales entre el gobierno y los gobernadores civiles de provincia intervénía el cacique que era el que podía entregar los votos; creaba su clientela proporcionando trabajo y favoreciendo económica y socialmente a sus clientes, manipulaba votos, etc.).
El resultado era que triunfaba el partido previsto y su victoria llevaba consigo la renovación del Congreso y de numerosos cargos y empleos dependientes del poder (aparece la figura del cesante). A la misma vez se concedía un número razonable de escaños a la oposición para mantenerla dentro del juego político.